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Roier despertó con un fuerte dolor de cabeza, lo cuál le extrañó, no recordaba haber bebido tanto para estar así. Con dificultad, se sentó en la cama mientras sostenía su cabeza con una mano. ¿Qué hora era? Tanteó la mesita de noche hasta dar con su teléfono y lo encendió.

7:20 am.

—Mierda, voy a llegar tarde.- retiró las sábanas sobre su cuerpo y rápidamente se levantó.

Fue ahí donde se dió cuenta.

Un dolor punzante se hizo presente en la parte baja de su espalda, y los recuerdos de la noche anterior llegaron de golpe a su mente como si de agua helada se tratase.

Una copa, otra más, y otra, y otra más.

Natalan lo había hecho de nuevo.

Se volvió a sentar en la cama mientras el dolor pasaba y se maldecía internamente. No era la primera vez que caía en los juegos de su ex, y eso era lo que más le molestaba.

—Eres un pendejo, Roier.– susurró, y como si lo hubiese invocado, la notificación de un mensaje del pelinegro apareció en la pantalla del celular.

Dudó en revisarlo, pero como todas las veces anteriores, la curiosidad siempre podía con él.

"Buenos días, princesa.
Lamento haberme ido sin despedirme, pero que sepas que me la pasé muy bien contigo anoche. Deberíamos repetirlo, ya sabes... cómo en los viejos tiempos. ;)"

—Cómo en los viejos tiempos, mi culo.

Dejó el celular de nuevo sobre la mesita de noche y, con un poco menos de esfuerzo, volvió a levantarse para caminar al baño y darse una ducha rápida.

[...]

"Estás bien pendejo, mien."

Ya sé, Mariana, no tienes que repetirlo.

Roier bufó mientras volteaba a ver hacia la ventana del autobús, admirando el triste paisaje de los matorrales secos de aquella vieja carretera.

"Es que no lo entiendo, siempre que lo vez vuelves a caer ante sus estúpidas frases y palabras bonitas. ¡Y encima cogen!"

—Te juro que no sé que me pasó esta vez, solo recuerdo que me llevó a otro bar, me invitó un trago y...

"Y cogieron."

—Deja de recordármelo, Mariana, solo me haces sentir peor.

"Es que no puedo creerlo de veras. ¿Y ahora que harás? ¿Regresarás con él? De nuevo."

—¡N-No! Digo, no... Me prometí no volver a perdonarlo después de lo que me hizo.

"Eso mismo dijiste la última vez. Y la anterior a esa. Y antes de esa también. Y la–"

—Ok, Mariana, tengo que colgar. Te llamó más tarde.

Llamada terminada...

Soltó un profundo suspiro mientras guardaba su teléfono. Por más que odiara admitirlo, su amigo tenía razón. Natalan lo había engañado tantas veces, lo había lastimado de tantas formas, pero siempre encontraba un motivo para ser perdonado.

Lo odiaba. Odiaba que, a pesar de todo eso, en el fondo de su corazón sentía que él mayor aún podía cambiar y ser alguien mejor. Después de todo, Natalan había sido su primera vez en casi todo y, tristemente, extrañaba todos esos buenos momentos que pasó a su lado.

Come with me | GUAPODUO (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora