:: Día 3 :: Contacto ::

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El cuerpo humano es una maravilla por si sola, esta formado por diferentes sistemas qué dependen del uno al otro, si todo esta en las condiciones adecuadas todo se comunicara y funcionará de maravilla sin embargo si algo falla por más minúsculo qué sea todo se puede ir a la mierda, macrosistemas conectados a microsistemas buscando su autorregulación esperando alcanzar el equilibrio. Todo conectado entre si pero no solo en lo físico y material sino también en lo simbólico, ahí es donde nace lo complicado del ser humano y su debilidad, oler el perfume que usaba mamá te traerá a la memoria la primera vez o el recuerdo más simbólico de ese aroma, si tuviste suerte un abrazo de mamá podrás sentirlo aun si no esta sucediendo por que el cuerpo humano es la maravilla más grande pero la mente humana es un misterio.

Izuku no necesitaba, aunque si lo deseaba, de poder sentir las yemas de los dedos de Katsuki en su piel dejando suaves caricias cuando aún dormía y él le observaba, le bastaba con ver las marcas en su cintura para poder electrizar todo su cuerpo recordando la noche anterior, no necesitaba de volver a sentir sus labios uniéndose para poder saborear de nuevo a Katsuki, no, su mente era poderosa qué con tan solo un recuerdo podía evocar las sensaciones recorriendolo, una vez más, todo lo que el contacto y sus efectos de Katsuki sobre él.

Pero aunque era algo fácil de hacer, era una arma de doble filo, ya no era suficiente recordar y pedir a sus nervios qué se sincronizaran para enviar la justa carga eléctrica entre ellos para replicar la sensación en su piel, no es suficiente, menos cuando su Kacchan es solo para él, teniendo acceso a esas sensaciones cada vez que llega a casa, los recuerdos no son suficientes, necesita de él como si fuera un adicto deseoso de enterrar la aguja en su piel ansioso por el efecto en su organismo, quizás este mal compararlo de esa manera pero así se siente, tal vez hacer el amor todas las noches en varias ocasiones no es la mejor forma de apaciguar sus adictivas necesidades, lo necesitaba y no bastaba con solo recordar, lo necesitaba.


Katsuki llego un poco más tarde de lo habitual, un par de villanos queriéndose lucir en su puto turno, obviamente no lo permitió y con un par de explosiones adicionales a las necesarias, les hizo ver si jodido error, no en su turno. El departamento no cambio una vez que la verdad salió a la luz, él ya lo veía como su hogar y desde tiempo atrás sus pertenencias fueron llegando poco a poco apropiándose del espacio en perfecta sintonía, le gustaba llegar, le gustaba el aroma de limón y jengibre.

Sabía que era tarde y su pecoso debería estar durmiendo pero no, seguramente estaba en cama esperando por él, dejo sus cosas en la entrada mientras retiraba su calzado, se dirigió a la cocina donde una buena porción de alimentos esperaba por él, calentó y comió rápido, entro a su habitación para toparse con un bultito en medio de la cama, solo podía ver un poco de la mata de cabello verde se asomaba, sonrió pero aun faltaba para reunirse, tomo su pijama y tomo una ducha, estaba emocionado, sabia que pasaría pues su pecoso exigía ciertas atenciones antes de dormir y él como buen alfa jamás se las negaría.


Kacchan – Tan solo había tocado la cama y ya era solicitado pero esa noche Izuku quería algo más, claro que amaba hacer el amor con su pareja, después de todo y ya con los medios más tranquilos dejando de acosarlos, el disfrutar de su privacidad era necesario pero necesitaba más, no es como si se hubiera cansado o aburrido, nunca podría pasar pero esa noche tenia una desesperada necesidad qué sabia su Kacchan complaceria.

No hubo palabras de por medio, solo se podían escuchar suspiros, no eran los habituales ni estaban sumados los gemidos y peticiones entrecortadas de placer, esta vez ambos alfas se estaban reconociendo de una forma diferente muy alejada al imperioso y salvaje deseo que caracteriza a su casta, esa noche no.


Pese a su trabajo Katsuki tenia piel suave, Izuku lo sabia bien, con delicadeza trazo en la piel contraria con la punta de sus dedos como si de un pincel se tratara, noto el poco largo de las uñas subiendo a los nudillos de cada dedo, acaricio la palma delineando las líneas qué se marcaban naturalmente formando una M, subió un poco más contorneando las muñecas contrarias deteniendose en la cicatriz qué su mordida había dejado, la piel rugosa pero con una diferente suavidad, Katsuki era suyo, esa era la marca, acaricio un poco más que en otras zonas provocando un brinquito en su pareja, subió su mirada notando el rostro fino, elevó su mano para acariciar la rubia ceja de Katsuki, los ojos cerrados y la respiración agitada qué escapaba de la pequeña abertura en los labios del contrario le dejaban en claro que ambos lo estaban disfrutando, con una mano continuo acariciando la cicatriz de la muñeca y con la otra se dedico a memorizar con su tacto cada rasgo del precioso rostro del cenizo pero este juego era de dos, el pulgar de Katsuki contorneo sus labios de forma inesperada, cerro los ojos ante la caricia, ese cosquilleo qué aparecía al ser tocado y permanecía provocándolo a exigir más, hoy no, hoy quería recorrer cada parte de la piel contraria.

Suspiros y después algunos besos se sumaron a la ecuación, Katsuki beso las cicatrices qué provocó en el pasado a su peliverde en forma de disculpa que provocaron suaves jadeos pero también conoció nuevas, después preguntaría la historia detrás de ellas por ahora solo buscaba aliviar el dolor que pudieron haber provocado, las beso y acaricio con lentitud, tratando de imprimirse en cada una de ellas para que cuando Izuku las tocara no recordará el pasado en ellas sino esos besos y caricias.

Era avasallador, poder acariciar y besar a su pareja reconociendo su cuerpo al tiempo que recibía el mismo placer, un placer lento pero no menos satisfactorio qué llevaba la lujuria, estaban al límite, cada rose suave y delicado acumularon tanto deseo que su cuerpo no podía más, no hubo penetracion y ni siquiera tocaron sus miembros, todo se limitó al resto del cuerpo, labios suaves dejando caricias breves y un poco húmedas, manos recorriendo y dedos tal como pinceles pintando en el lienzo contrario, dejando su marca invisible.

Izuku nunca había sido tocado de tal manera, Katsuki nunca se había sentido tan amado de tal manera, ninguno de los dos había hecho el amor de esa manera pero aun así, sin ser el contacto convencional estaban llegando al clímax de un arrasador orgasmo, su cuerpo hipersensible pudo identificar cada pequeña descarga eléctrica qué recorrió cada parte de su cuerpo, cada parte qué fue tocada por el amor de su vida, sus labios se unieron instintivamente en una danza sin intenciones de someter, se movían en completa sincronía en un movimiento lento, las manos se enlazado y redujeron al máximo la distancia, su piel colisiono sin dobles intenciones percibiendo los espasmos pos orgánicos, el beso continuo dando pequeños espacios para recuperar el aire, Katsuki libero las manos contrarias para enredarse en la cintura del pecoso mientras qué el otro hacia lo mismo, no hubo más caricias qué el beso lento qué dejaba escapar suspiros y sonrisas, un té amo silencioso acaricio sus labios en un breve momento en que la distancia apareció y desapareció para seguir con uno nuevo, no sabia cuanto tiempo transcurrió pero siguieron hasta que la propia paz de su alma y corazón les dejaron caer en un profundo sueño.


Esa noche Katsuki confirmo qué Izuku era su destino y único camino, sin él nada importaría.


Esa noche Izuku supo que pertenecía totalmente e irrevocablemente a Katsuki, su alma lo buscaría en esta y en todas las vidas qué les tocara vivir.

Mi alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora