capítulo 04

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Si, si, linda platica de anatomía, sus ojos se perdieron entre tantas líneas que contorneaban cada músculo del cuerpo del alfa... se sintió como un estúpido adolescente puberto hormonal queriendo que tremendo semental se avalanze sobre él y lo empotre en la cama hasta hacerlo olvidar el peor de sus pecados, se sintió tan estúpido por qué quizás de sólo pensarlo su zona inferior ya estaba lubricada y deseosa de que esas fantasías plasmadas en su cabeza se plasmaran en ese momento en la cama con ellos dos como protagonistas, no lo negaría, el cargo de conciencia no existía para él, por lo que para nada le importaría cojer con un alfa que ya tiene pareja.

Eijiro sonriendo al percatarse de la mirada que le lanzaba el cenizo, volvió a vestirse con la camisa apreciando la tenue decepción plasmada en el rostro del omega -no le seré infiel a mi novia- una bofetada dolía menos, Eijiro abrochó nuevamente los botones 'deberías vestirte antes que pesques un resfriado- salió de la habitación no sin antes darle una breve mirada al cenizo mientras le giñaba un ojo sin perder esa sonrisa la cual se ensanchó al apreciar de primera fila el rosa carmín expandiéndose por los pómulos hasta las orejas del cenizo, cabe mencionar que le echó una ojeada rápida a ese esbelto cuerpo desnudo de reloj de arena para finalmente marcharse.

En una sola palabra "insoportable" que pasó con el adolescente miedoso, inseguro, callado, que se enrojecía por cualquier chiste o broma subida de tono, enojado, claro, por supuesto que lo estaba, se vio tan patético, tan necesitado de una verga... solo de recordarlo riendo, burlándose de él en su cara, claramente diciéndole con esos iris rojos Escarlata que deje de ser tan creído por que jamás lo tendrá... mierda, ni que fuera el único alfa con ese cuerpazo, creído egocéntrico , tampoco es que fuese para tanto... bueno el poder de la mente humana es increíble, quizás si se repetía a sí mismo una y otra que no necesitaba a ese alfa se lo terminaría creyendo.

Vació más té de valeriana en la taza, suspiró tomando un buen sorbo de la infusión, tenía tantos pensamientos revueltos atravesando su mente como un enjambre de mariposas, más no podía darse la libertad de enojarse, dejarse llevar por sus pensamientos o sentimientos negativos estaba consciente de que ello afectaría a su bebé y era lo que menos quería.

-no seas engreído como él-

Tocó su vientre, soltó aire dejando caer su cabeza y espalda en el espaldar de la silla reclinable... leía algunas líneas de palabras del último capítulo de su libro, tenía que continuarlo, levantó su cabeza mirando el techo, ninguna idea, nada, bloqueo mental, algo que no le sucedió antes, el tick nervioso apareció en su pierna, mordió la punta de su bolígrafo, leyó nuevamente el último párrafo donde se había quedado... pero nada, se sintió vacío, su inspiración sólo desapareció de un momento a otro, se preguntaba si tendría que ver con lo sucedido la noche anterior y nuevamente los recuerdos intervinieron con los pensamientos coherentes...

Cómo se sentiría tocar esos firmes pectorales, pasear sus dedos por el abdomen bien trabajado, enredar sus piernas en la cadera o pasear sus manos por esos hombros anchos y arañar su espalda... oler de cerca ese rico aroma que desprendía, mientras él tocaba toda su desnudez con esas grandes y gruesas...

No, negó rápidamente con la cabeza queriendo eliminar esos pensamientos impuros de su mente, estaba hecho un total desastre mental, no comprendía el por qué de su actuar, el por qué tanta necesidad de tenerlo, el por qué su cuerpo se emocionó tanto con sólo verlo y el hecho de que en ese preciso momento quería que estuviera a su lado, volvió a negar con su cabeza, no, no podía o más bien no quería sentirse así, vulnerable, desprotegido, los pensamientos de que sólo él podría llenar ese vacío y miedo enterrado profundo en su pecho lo aterraba de sobre manera.

El timbre de la casa sonó devolviéndole a la realidad, salió de su estudio, sus ánimos decayeron al suelo no quería visitas en ese preciso momento, caminó sin prisa, más parecía un alma en pena vagando por un castillo abandonado, abrió la puerta y sus ánimos recayeron aún más...

-Katsuki te lo he repetido un millón de veces- se adentró a casa del cenizo casi como si fuese esta de su propiedad, Bakugo rodó los ojos azotando la puerta para luego cruzarse de brazos -necesitas darme una copia de la llaves de tu casa, no puedo estar golpeando o tocando el timbre mientras escribes, te desconcentras... te traje una hamburguesa y una gaseosa conociéndote no has desayunado todavía- colocado en la mesa de la sala la bolsa de papel con manchas de grasa producto de la comida chatarra depositada dentro, no se molestó en preguntar, sólo continuó invadiendo la propiedad.

El omega siguió con la mirada a su editor de libros hasta que este se perdió de su vista al entrar a su amado estudio, soltó una bocanada de aire, se sentó en el sofá más cercano que encontró, esperando el momento, sólo era cuestión de segundos, no lo negaría, deseaba tener tapones en los oídos, quedarse sordo también era una opción viable en ese momento.

-¡Katsuki!- El grito resonó en todo el pasillo seguido de pisadas rápidas acercándose entrando nuevamente a la sala -el capítulo sigue incompleto, que mierda hiciste en estos dos días que te dejé sólo, dijiste que lo acabarías si te dejaba y apenas escribiste cuatro páginas, me aseguraste que tu embarazo no sería un inconveniente para el libro y que lo escribirías a tiempo, quedaremos mal si esto no se publica a tiempo, tu editorial quedará mal, tu reputación como escritor recaerá, actualmente este libro es el más leído y solicitado en Japón, un atraso y se acabó.-

-... tengo una semana antes del preestreno, terminaré, siempre lo hago... ahora Tae lárgate de mi casa-

Su tono era calmado, no tenía por qué pelear... más bien no quería pelear, sin importar todo lo que soltara el otro, no se molestaría en mandarlo a la mierda o decirle unas cuantas verdades, el otro gruñó mostrando una expresión indignada en su rostro que no se molestó en ocultar.

-espero que así sea- soltó como veneno cada palabra, sus botas de plataforma de dos centímetros resonaban por el suelo con cada pisada que daba _punta tacón, punta tacón_ aquellas palabras llegaron a su mente, lo había escuchado en algún lugar más no recordaba dónde, quizás en....

¡plas!

todo eso mientras se medio conocían en el bar del hotel ambos con una copa de vino en la mano... más tarde, salvaje, exigente, rudo, demandante mientras lo follaba en varias posiciones en esa cama que rechinaba, quizás se aflojaron uno, dos, tal vez cinco tornillos esa noche; sin embargo, estaba seguro que la follada duró más que su mente en recordarlo luego de que regresó a Japón... intercambiaron números más nunca llegó a contestar ninguna de sus llamadas o mensajes.

El olor molesto de la hamburguesa y papas fritas lo volvió a su cruda realidad, se levantó del sofá, agarró la bolsa con su pulgar e índice, no, no miraría dentro, si quería evitar vomitar en ella no miraría el contenido, el olor era asqueroso, no se imaginaba como estaría allí dentro, todo mezclado, pan mojado con el exceso de grasa, lechuga, cebolla y tomate secos, carne de vaca o quien sabe de donde saquen esa carne ¿la gente no se pone a pensar en ello al comer hamburguesas? ¿De dónde sale esa carne?, ¿están 100% seguros que es res?... papas fritas que en lugar de crocantes están húmedas y secas en el interior... que asco.

Quitó la tapa del bote de basura, sin remordimiento ni titubear tiró la bolsa con la comida rápida dentro al igual que la gaseosa.

-Todo esto es ridículo-

-... lo sé, mira que tirar a la basura esa perfecta hamburguesa-

Malditos nervios de embarazo, brincó en su lugar apretando su suéter a la altura de su pecho... no estaba en condiciones de tener emociones fuertes; Sin embargo, desde el día anterior todo alteraba sus nervios de una u otra manera.

-... qué haces aquí- recobró compostura regresando su mirada a la nueva invasora, estaba cansada de que sus conocidos se dieran la libertad de entrar a su hogar sin pedir permiso. -Sabes estoy considerando seriamente quitarte la copia de llaves que te di-

-sólo vine a verte cariño, ¿vamos sabes que día es hoy?, no me digas que lo olvidaste-

Tomó de las caderas al cenizo jalando hasta que la espalda del omega chocó con los pronunciados pechos de la alfa quien no perdió el tiempo comenzando a recorrer con sus dedos por debajo del suéter tocando la fina piel.

-que tal si continuamos en la cama- Susurró lamiendo detrás del oído del rubio.

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