21 desconexión

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Pov Lynn

Mackenzie seguía hablando con Ana, era fácil de saber ya que prácticamente estaba a mi lado y con el móvil en mi dirección, ese dolor, ese sueño. Todos aquellos sentimientos que no pude darles nombre en su momento volvieron, pero ahora era diferente, podía darles un nombre.

Celos, celos de no estar yo hablando con Mackenzie, celos de no ser yo quien hacia una sonrisa en su rostro, celos de no ser su prioridad ahora mismo

Esos celos se mezclaban con dolor, ella había venido para estar hablando con Anna? Enserio? Esto era algo que no entendía, pero mi dolor se fue cuando dos jóvenes entraron a la habitación e ignorando completamente a Mackenzie me abrazaron, Amily y Betty mis dos mejores amigas saltaron a mi cama aún sabiendo que se meterian en problemas

-Han venido! -dije con una sonrisa

-En cuanto sobornamos a lola empezó a hablar como loro - dijo Betty sonriendo

-Tu hermana es muy interesada, pero bueno debes contarnos que tal, cuéntenos capi -dijo Ami sonriendo

-En tres meses me voy a la Universidad, ya que las clases empiezan más tarde, y no hay mucho que contar- me guarde el tema de Mackenzie, la cual me estaba clavando la mirada de la muerte.

-Entonces en cuanto salgas haremos como éramos pequeñas, la semana de la amistad, tengo películas nuevas y mis padres no están - dijo ami mientras me agarraba la mano

En ese momento una sonrisa estaba pintada en mi rostro, no era por que me agarrara la mano, era de los recuerdos que tenía irme una semana a casa de amily es lo mejor que hacíamos en verano.

Pero en cuanto la suave mano de mi amiga rozó mi piel, Mackenzie no tardó en levantarse e irse, la verdad ya no la iba a parar, por obvias razones, tengo a mis mejores amigas aquí y tampoco es que este en el mejor de los estados. Estuve horas hablando con mis amigas hasta que una enfermera vino para darme la noticia que me daban el alta, por lo que tarde poco en agarrar mis cosas y junto a mis amigas disfrutar del resto del día juntas, fuimos a las canchas, hicimos cosas que echabamos de menos hacer.

Pero mi mente aún estaba preocupada por cierta castaña quien no había dado señales de vida, la intente llamar pero su teléfono estaba apagado, esto me recordaba al pasado y mi cabeza empezó a sobre pensar, se que no debería hacerlo pero pensar que Anna y ella tenían algo, o que le había pasado algo. Eso estaba en mi cabeza mientras por fuera estaba riéndome.

Algunos dirán que soy una falsa por estar riéndome mientras que por dentro mi propia cabeza me está castigando, pero no quiero darles preocupaciones, cada una ya tiene sus problemas y no quiero que mis pensamientos ni mi vida amorosa les aburra, porque tampoco se si lo de Mackenzie se le considera vida amorosa, ya que sólo nos hemos dicho que nos gustamos, pero se comporta muy extraño conmigo.

Será que he echo algo mal? Será mi culpa?

Esas preguntas llegaron a mi cerebro hasta que colapse, las lágrimas salían de mis ojos, sentía como me ardían las mejillas, estaba adolorida, mi cuerpo estaba inestable por lo que me tuve que sentar, mis amigas no tardaron  en llegar a mi y se sentaron a mi lado, estábamos en silencio, pero incluso en ese silencio nos entendíamos, sabían que no estaba bien, necesitaba estar tranquila por lo que me llevaron a casa.

Me despedi de ellas y subí a mi habitación, mi familia estaban descansando, lo primero que hice fue mirar a la ventana de Mackenzie quien parecía estar dentro de aquella habitación, la luz encendida, solo que había una diferencia la cortina bajada, era translúcido por lo que pude ver la sombra de Mackenzie, parecía estar des vistiendose, por lo que aparte la mirada y me tumbe en mi cama, pero un inesperado mensaje llegó a mi teléfono, cuando lo agarre vi que era Mackenzie.

En el mensaje solo había una orden, que fuera a la ventana. Yo estaba confundida, pero a la vez curiosa, y bueno la curiosidad mató al gato cierto? Pues esta vez el gato fue recompensado. Una Mackenzie sin camiseta mirándome fijamente con la persiana subida era lo que me esperaba, ella con un gesto firme me dijo que fuera a su casa ahora.

Y como buena mandada que soy y obediente fui a su casa, me abrió la puerta Mackenzie, pero con una bata, la cual se quitó en cuanto termino de cerrar la puerta la cual estaba detrás de mí, no pude ni dar un paso cuando sus labios atraparon los míos, sus manos recorrieron mi cadera para aferrarse fuerte a ella, esto me sorprendió, pero me deje llevar, sabía que era Mackenzie ella no me haría daño. Aunque que ignoramos que hace menos de una hora estaba llorando por ella, eso es agua pasada.

En ese momento ya no podía recordar lo que había pasado antes de llegar a su casa, solo podía pensar en no separarme de ese beso, por primera vez podia besarla como tanto tiempo llevaba deseando, aunque se nos salió de control pues las hormonas se nos revolucionaron y agarre a Mackenzie en mis brazos mientras el beso seguía con su intensidad mientras sabíamos las escaleras, Mackenzie al saber lo que hiba a hacer sus piernas se agarraron a mi cadera y sus manos acariciaban mi cara.

La tumbe en la cama y mis ojos recorrieron su cuerpo, ella no llevaba camiseta por lo que decidí igualar el marcador, me quite la camiseta mientras ella mi miraba con una sonrisa, tenía los ojos puestos en cada movimiento que yo hacia, el beso volvió, aunque algunos de sus besos bajaron a mi cuello.

Esos besos hacían que mi piel ardiera más, quería más de sus besos, eran como pequeñas descargas de adrenalina para mi cuello, mordió mi labio al ver cómo mi piel se reizaba con cada beso y cada caricia, ella sabia que esto me estaba encantando y no se lo niego porque es verdad, si ya estar con ella era increíble para mi, ni os imagineis estar así. Seguíamos con los besos, no nos queríamos alejar una de otra

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Quieren que siga el siguiente capítulo así o voy a otro tema

mi mayor rival - Lynn loud jrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora