C O N V E R S A C I Ó N P T. U N O
No tengo la más mínima idea de lo que acaba de suceder. La verdad, para ser honesto, es que estoy totalmente confundido por lo que acabo de presenciar. Cuando todas esas misteriosas esferas se fusionaron en un único punto, sucedió algo que desafió toda lógica. Fue como si el universo mismo se expandiera y contrajera en un abrir y cerrar de ojos. En ese preciso instante, un destello de luz, un destello que resulta imposible de poner en palabras, se manifestó ante mí.Es decir, mientras la enorme explosión se desencadenaba, tuve la certeza absoluta de haber captado algo más en medio del caos. Había algo más, algo que me dejó atónito y perplejo. Como si el velo que oculta los misterios del universo se hubiera rasgado solo por un instante.
Entre las sombras efímeras de ese destello, creí vislumbrar la figura de unos niños, con su apariencia fugaz pero definida. Había una niña en particular que destacaba, aunque no sabría decir si su apariencia era más misteriosa o tétrica. Su mirada parecía ocultar secretos profundos, y su vestimenta tenía un aire de lo antiguo y lo enigmático. A su lado, un gato gris de ojos centelleantes la acompañaba, como si también fuera parte de este extraño cuadro que se desvaneció tan rápidamente como apareció.
Una vez más, nos encontramos en esta situación. Pareció una eternidad desde la última vez, pero extrañamente, el tiempo parece haberse comprimido en un instante para regresarnos a este maldito sitio. La sensación es desconcertante, y todo lo que está sucediendo resulta inquietantemente extraño.
─Creo que puedo escuchar tus pensamientos. ─Susurró una voz misteriosa, y sentí un escalofrío recorriendo mi espina dorsal, si acaso eso fuera posible. La inquietante sorpresa me invadió, pues había creído que este lugar era un refugio solitario, habitado únicamente por mí y las malditas esferas brillantes que me rodeaban.
─Cuando llegué a este sitio, tú ya estabas aquí. ─Añadió la voz enigmática, revelando un detalle que me hizo cuestionar la realidad de mi soledad. Mis ojos se posaron en la esfera que había aparecido frente a mí antes que las demás, como si fuera el epicentro de esta enigmática situación.
─Eres el evento número dos. ─Le solté, con un dejo de asombro, tratando de comprender la extraña situación en la que nos encontrábamos. Ahora, parece que podemos conversar un poco, ¿no? Al menos eso indica que existimos de alguna manera y que todo esto es real.
─Creo que sí, aunque tampoco estoy muy seguro. Esto es todo tan loco. Aparecí de la nada, y tú estabas aquí, en este vacío gigante que parece que no existe, pero al mismo tiempo... ahí está. Es como un enigma, difícil de poner en palabras. ─Él comentó, su voz revelando la misma incertidumbre que yo sentía. Parece que ambos compartimos la sensación de estar atrapados en un espacio que no debería ser, pero aquí estamos. Sus palabras resonaron en el vacío, llenando momentáneamente el silencio que nos rodeaba, un silencio que parecía abrazar el misterio que envolvía nuestro inusual encuentro.
─Coincido contigo, lo que sea que seamos. ─Admití, mientras observaba a lo que se suponía que era mi interlocutor con atención, pausando brevemente para reflexionar. ─La idea de estar en un lugar que no existe de verdad es súper retorcida y enredada. Pero ahora que podemos comunicarnos o algo así, quizás podamos desentrañar qué demonios está pasando aquí. ─Añadí, mis pensamientos dando vueltas en mi mente.
─Pues mira, según lo que percibo, somos como avatares de personas random. Cuando alguna de esas personas muere, nos mandan de vuelta aquí, al punto cero. ─La voz, que era distinta a las nuestras, declaró con seguridad. Parecía ser una nueva adición a nuestro extraño contexto. Debe ser el tercer evento.
─¿Tercer Evento? ─inquirí con curiosidad.
─Parece que sí, amigo. ─Respondió el recién llegado con un tono sarcástico, como si todo esto fuera una broma, una especie de chiste cósmico que le habían jugado. ─Acabo de volver de una escena muy rara, donde era una niña cantante de ópera en un lugar que ni Freud entendería. —Añadió, mientras su luminosidad se intensificaba en brillo, demostrando la extrañeza de su experiencia reciente.
─No te rías. Yo regresé de un bar de dudosa reputación donde un tipo abusaba de mí, ¡y para colmo, yo era un hombre! ─se presentó el cuarto evento, su voz llevaba un tono de disgusto que era imposible de ignorar. ─¿Sabes lo terrible que se siente? —seguía quejándose, compartiendo un detalle que parecía haber sido una experiencia bastante traumática.
─¿Moriste? ─pregunté intrigado, sintiendo la necesidad de ahondar en sus extrañas experiencias.
─Pues lo supongo. ─Respondió con duda. —Al menos eso parece, porque aquí estoy de vuelta en este sitio bizarro.
Yo era un niño, otra una niña, y ahora este tipo era un adulto. Las palabras del segundo evento cobraban sentido: éramos como versiones al azar de personas, atrapadas en un ciclo infinito de vida y muerte, siempre volviendo a este espacio absurdo.
En ese instante crucial, surgieron el quinto, sexto y séptimo evento, irrumpiendo en nuestras vidas de manera inesperada. Nos comunicaron que también habían sido individuos en algún momento, viviendo sus propias vidas en un mundo desconocido, hasta que la muerte los sorprendió de forma súbita. Como nosotros, regresaron instantáneamente a este abismo inexplicable. La perplejidad inunda nuestras mentes, y los recuerdos de nuestras antiguas identidades se desvanecen rápidamente una vez que los mencionamos. Además, lo que podemos rememorar es escaso, como si solo pudiéramos atesorar los momentos previos a nuestro fallecimiento. La confusión se cierne sobre nosotros en este enigma existencial.
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GÉNESIS © 『𝙀𝙙𝙞𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤』
Science FictionInicio, apocalipsis, renacimiento. Somos siete quienes tenemos consciencia de todo lo que está ocurriendo desde el comienzo. Quizá es algo de lo que nunca debimos saber, está en riesgo toda la humanidad en las diferentes líneas temporales posibles...