Siempre te amaré

Broken

Bright

En algún lugar escuche, que aquel que se enamora primero, es la persona que más sufre. Al principio te cuesta creer en esas palabras, pero cuando lo compruebas por ti mismo, todo empieza a cambiar; y para mi buena o mala suerte, lo había comprobado dos veces.

Primero con Pam y ahora con... Win.

Comienzo a creer que soy de esos desafortunados que por más que busquen, jamás encuentran el amor, viven y mueren solos, justo como me sucederá a mí.

— ¿Bright? ¿Otra vez por aquí? — me pregunta el portero del bar gay en el que estuve hace poco.

— Hola, Joss.— es lo único que digo tratando de sonreír, pero fallando en el intento y seguro que él se ha dado cuenta, porque al instante me deja entrar. Ya ni siquiera tengo necesidad de mostrar mi pase. No sé si eso sea algo realmente bueno o malo.

Suelto un suspiro y antes de deprimirme más de lo que debería, me dirijo hacia la barra para pedir mi acostumbrada bebida. Al llegar, el joven que llevo conociendo desde hace bastante tiempo, con una simple mirada, sabe por qué estoy ahí y lo que necesito, así que me lo sirve de inmediato y enseguida se vuelve a concentrar en su trabajo.

Estoy perdido, me siento como esos idiotas de los que solía burlarme cada vez que alguna de sus novias, rompían con ellos; y, sin embargo, creo que no es lo mismo, esto es peor, mucho peor. Cada vez que pienso en él, es como si de repente alguien llegara de la nada y me golpeara en el estómago hasta el punto de sacarme todo el aire, siento como si mi pecho fuera envuelto poco a poco por un calor desconocido pero que ahora, en lugar de sentirse bien, es como si me quemara dolorosamente por dentro.

No voy a negar que lo amo, y no voy a negar que a su lado he pasado, quizás, los mejores momentos de mi vida. Pero, supongo que todo sin excepción alguna, debe tener un final. El problema es que no todos lo podemos aceptar tan fácilmente y a mí me ha costado bastante poder dejar de pensar en él.

— Sonríe.— escucho que me dicen y al girar mi rostro hacia la dichosa voz, una luz blanca me ciega por completo, escucho una risita y debo parpadear varias veces para recuperarme del flash de la cámara.

— ¿Qué ha sido eso? — le pregunto al mismo chico con el que tuve relaciones hace poco, aquel que acepto que lo llamara de otra forma con tal de complacerme y hacerme olvidar por un momento hasta de mi existencia.

— Una fotografía, no pude evitarlo.— me responde con una sonrisa, pero decido ignorarlo, no suelo ser de los que repiten sus aventuras sexuales con la misma persona, a menos que se trate de una relación estable, pero claro, hace mucho que la única relación estable que tenia se desvaneció de un día para otro.

— En serio Bright, pareces la persona más miserable que jamás hay visto en mi vida.— dice mientras se sienta a mi lado. Y trato de no responder, porque de alguna manera sé, que nada bueno saldrá de esto.

— Quizás es porque en serio me siento de esa manera.— aun así, respondo.

— No me digas.— dice con un tono algo sarcástico, pero después vuelve a soltar una risita.

— ¿Has intentado buscar ayuda? Porque si tú no das el primer paso, nunca podrás superarlo.— suelto un suspiro ante sus palabras y mejor decido concentrarme en mi bebida que, milagrosamente, no he terminado.

— Bright.— lo ignoro.

— Bright, Bright, Bright.— no sé qué es lo que intenta repitiendo mi nombre una y otra vez, pero será mejor no darle importancia.