Siempre te amaré

Always love You

Bright

El brazo por el cual me tenía sujeto Win, había comenzado a dolerme y con cada paso que dábamos hacia no sé dónde, ejercía una nueva presión. Ya me había cansado de ser prácticamente arrastrado por él, así que comencé a poner resistencia para que dejáramos de avanzar, pero sus dedos enterrándose en mi piel hasta hacerme daño, fueron respuesta suficiente para que me diera cuenta que él no iba a ceder.

— Win, es suficiente. Escuchare todo lo que tengas que decir, pero por favor suéltame, me estas lastimando.— le dije tratando de no levantar la voz para no alertar a las personas a nuestro alrededor, sabía perfectamente que eso no le agradaría del todo a Win.

— Win, ¿Me estas escuchando? — insistí al darme cuenta que no se detendría.

— ¡Maldita seas Win! — esta vez si le grite llamando la atención de algunas personas que pasaban cerca de nosotros y la verdad es que funciono, dado que el me soltó al instante. La respiración de ambos estaba agitada, creo que la de él mas por lo molesto que estaba, aunque aún no terminaba de entender, porque se había enojado.

— Lo siento.— escuché que decía y solté un suspiro.

— Como sea, solo dime lo que tengas que decir y terminemos de una buena vez con esto.— le dije tratando de que no me temblara la voz, pero por mas que hubiera querido retrasar este momento, al final no tendría escapatoria.

— No me digas que quieres terminar.— me dijo mientras volteaba a verme con una mirada triste y desvié la mía para no tener que verlo, o de otra manera, me resultaría más difícil dejarlo ir.

— No tengo otra cosa que decir.— murmuré.

— Espero que cambies de opinión después de lo que voy a decirte, pero antes vayamos a otro lugar mas privado.— negué la instante con la cabeza.

— Dime lo que quieras aquí. No voy a ir contigo a quien sabe dónde.— Win soltó un suspiro.

— Por favor Bright, no voy a hacer nada.—

— Aceptare ir a alguna cafetería, tómalo o déjalo.— volvió a suspirar frustrado y se pasó una mano por el cabello, mis ojos siguieron el movimiento y pude sentir un cosquilleo en mis palmas, deseaba tocarlo.

— Bien, creo que hay una cerca, vamos.— por un momento llegue a creer que me extendería su mano para que la tomara, pero no fue así, no sé en qué demonios estaba pensando, mi mente estaba jugando cruelmente conmigo. Lo seguí obedientemente, por un momento tuve deseos de salir corriendo, pero, entre más rápido se solucionará esto, mejor. Además, ya nada importaba, solo quería dejar de sentirme miserable.

Conforme íbamos avanzando, sentí que me hacía cada vez más pequeño, tuve miedo y mi estomago se revolvió hasta el punto de sentir nauseas terribles y recordé aquella ocasión en la que fui yo quien lo cito en una cafetería para poder hablar con él, de eso hacía ya más de cuatro años.

— No quiero.— susurre por lo bajo de tal forma que nadie más me escuchara, ni siquiera él. Era absurdo que, aun siendo un adulto, sintiera temor por lo que sea que estuviera a punto de suceder, pero antes había escuchado a alguien decir que, conforme vas creciendo, tus miedos también crecen contigo. Bueno, ahora lo estaba confirmando.

— Llegamos, pasa tu primero.— me dijo Win y le hice caso al instante, no espere a que fuera él quien escogiera la mesa, me apresure a llegar a una cerca de la ventana y entre poca gente por cualquier arrebato que pudiera tener alguno de los dos. Sentí que me seguía de cerca y cuando nos sentamos él lo hizo frente a mí, de esa manera ninguno de los dos se perdería las expresiones hechas por el otro.