Capítulo 3

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Rafael

Desde esa noche, no puedo sacarme esos ojos marrones de la cabeza. Aparecen cuando me duermo. Cada vez que cierro los ojos están ahí. Han pasado ya tres días desde que llegamos aquí. Esta casa no está tan mal, es bastante espaciosa. Lo malo es que solo tiene tres camas y, como no voy a compartir una con uno de mis hermanos, duermo en el sofá. Ya hemos arreglado la puerta que rompí. Ahí mi hermano, Leonardo, encontró algo muy interesante. Y digo interesante porque, realmente despertó un interés poco visto en mi hermano. Él y Mikey están rarísimos, lo de Leo lo entiendo, pero lo de Mikey no. Y menos cuando no nos cuenta nada.

--Levántate, ¡¡vago!!--me dice Leo, tirándome un cojín a la cabeza.

--Ay- ¡¡Qué sí!!--que pesado. Me levanto y voy a la cocina a desayunar.

--Toma--me da una taza de café

--Gracias--cojo la taza y empiezo a beberme el café. Los cafés de mi hermano están buenísimos

--Hay que despertar a los otros dos, que dentro de un rato hemos quedado con la hermana de Kendra

--¿Aún no se despertaron? Y por qué me despiertas a mí--reprocho con indignación.

--Hermano mío tenías que ser. Vamos a despertarlos

Dejamos las tazas en la encimera y entramos a su habitación. Ellos son los que tienen dos de las tres camas. Sin hacer ruido, nos ponemos delante de las camas. Leo y yo nos miramos y la de tres, gritamos. Mis hermanos del susto saltaron de la cama cayendo al suelo.

--Serás.... Au....--se queja Mickey desde el suelo.

Leo y yo no paramos de reír y más cuando nos damos cuenta de que Doni se volvió a dormir. Él si que es vago, no yo. Me acerco a mi hermano, cogiéndolo de los pies y arrastrándolo por el suelo me lo llevo hasta la cocina. Cojo un vaso de agua fría y se lo echo encima.

--¿¡Qué se supone que haces!?--grita levantándose de golpe

--Despiértate que llegamos tarde.

Donatello se levanta del suelo, me mira mal y se va al baño a secarse. Más tarde, ya cuando mis hermanos están listos, salimos y vamos con Kayla. Ella nos espera en la puerta del pequeño edificio de la entrada.

--Por fin llegáis--dice al vernos.

--Lo sentimos—se disculpa Leo.

--Bueno, no importa. Venid que os enseño un poco esto.

Entramos dentro del pequeño edificio que solo tiene tres plantas. Nos enseñó todas las salas: la de vigilancia, la de organización y la de entrenamiento. Estas tres estaban en la misma planta, la primera. La segunda planta se parece a un hospital. Tiene unas siete habitaciones bastante bien equipadas. Subimos a la tercera, esta está dividida en dos salas enormes. Una es donde guardan todo: los medicamentos, las armas, algunos ordenadores y más cosas.

--La otra sala es el despacho de mi hermana, no hay mucha cosa

--¿Podemos entrar?--pregunta Mikey

Leo, Doni y yo lo miramos. ¿Por qué quiere entrar a ver? ¿Qué le dio? Kayla le dijo que no, porque si entramos sin el permiso de Kendra, lo más seguro es que se enfade. Yo la entiendo, a mí tampoco me gustaría que todos lo que vienen aquí entren y toqueteen mis cosas. Mikey se quedó apenado, mira que está raro. Termina de enseñarnos todo y salimos del edificio. Fuera se escucha el griterío de la gente.

--¿Qué pasa?--pregunta Leo

--Dos opiniones: la primera, hay una pelea o la segunda, mi hermana está entrando con Naya

Todo lo que conlleva un te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora