Todo lo que conlleva un te amo

Capítulo 8

Rafael

Es la primera vez que le enseño mis recuerdos a alguien. Nunca lo había hecho por miedo a que llegaran a juzgarme, o simplemente porque les mostraba a las personas la parte desinteresada de mí. Es una sensación rara y tampoco estoy del todo seguro que después de ver todo esto, Kendra decida quedarse, pero como ya le dije, no quiero mentirle...

No sé qué o cómo se siente entrar en la cabeza de alguien, pero yo lo siento como una montaña rusa de sentimientos. Primero le muestro los más tempranos, lo poco que recuerdo de la primera separación de mis padres. Es una pequeña escena donde mi madre está con Doni en brazos dándole el biberón y yo a su lado. Al terminar con ese, le muestro todo lo que le conté de forma rápida. No sabía que al dejar que alguien mire tus recuerdos, los revives de manera tan real... Llegando a uno en especial, donde yo acababa de llegar del colegio y lo primero que vi fue a mi padre desquitarse con mis hermanos. Dejé todo lo que tenía en las manos y corrí hacia ellos metiéndome en medio. Mi padre me apartaba a empujones, yo le suplicaba llorando que parase, levantándome una y otra vez rogándole que se desahogase conmigo y no con ellos.

--Eres patético. Llorar, suplicar o rogar, ¿De qué te sirve si no eres capaz de soportar ni un solo golpe?—esas fueron sus palabras antes de dejarme tirado en el suelo por horas...

Esas mismas palabras son las que me rompieron, pero a la vez me enseñaron que tenía que dejar de esperar que esto acabara y empezar a actuar. Ahora vemos todas las veces que me pelé en el colegio por la impotencia. Antes de que mi madre se marchara empecé a ser una persona fría y ajena a todo lo que me rodeaba. Me enfrenté varias veces a mi padre, y este al ver que ya no me rendía, se marchó. Poco después, ocurrió lo de los reptadores y los dones. Terminamos en una comunidad, cuando yo tenía doce años, Leo once, Doni nueve y Mikey cinco... Ahí descubrimos nuestros dones y, por cada día que pasaba, por más tiempo que invertía en entrenar, mi ira era más fuerte. Cada cierto tiempo cambiábamos de comunidad, al principio porque no quería llegar perder el control con gente inocente. Después porque la poca esperanza que tenía en el amor se esfumó tan rápido que decidí no volver a intentarlo jamás; y desde entonces solo he estado con mujeres en situaciones de una noche. Todo eso, son los recuerdos que le enseño a Kendra.

--Kendra...—pienso y mi mente empieza a mostrar todos los recuerdos con ella. Como nos conocimos. La noche del lago junto con todo lo que pensé. La situación que provocó la falta de comunicación de Mikey. Y todo lo relacionado con ella... Me avergüenza que lo vea porque, bueno, es todo lo que llegué y estoy sintiendo por ella. Lo que no me esperaba era que viera el sueño que tuve a los pocos días de conocerla, así que, de la impresión, salió de mi cabeza.

La miro mientras vuelve en sí misma. La noto sonrojada y a la vez con los ojos llorosos. Cuando está bien, me mira y se aferra a mí, con un abrazo cálido.

--Eres la persona más fuerte que conozco. Todo lo que he visto ha sido una parte de ti que siguió adelante a pesar de todo lo malo que le estaba pasando—me susurra—puede que no hayas acabado como te gustaría, pero aquí estas y eso es lo que importa.

--Pero no sé controlar mi enfado y no quiero terminar con todo lo que has creado... Ni contigo...—sollozo.

--Eso no pasará. Yo te ayudaré a controlarla—su voz se llenó de fuerza, sonando creíble. Me mira—y además, tendrías que superar mis emociones y eso es muuuy difícil—termina diciendo con una pequeña sonrisa.

--Mira que eres—la abrazo fuerte y escondo la cabeza entre su cuello y su hombro—eres la mejor, ¿lo sabias?

--Alguna vez me lo dijeron, pero nunca me lo creí—hace una pausa para separarme y poder mirarme directamente a los ojos con una sonrisa sincera y bonita—hasta que me lo acabas de decir y por segunda vez.