Capítulo 2

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RAFAEL

La verdad, no sé qué hago aquí. Yo iba normal dando un paseo viendo el lugar donde creo que mis hermanos se quieren quedar y vi a Kendra caerse y me dio curiosidad saber que le pasaba. El chiste es que acabamos en un lago, ella casi desnuda bañándose y yo esperándola, y a decir verdad no entiendo por qué me quedo. Cuando se mete al agua, la miro un momento—Era mejor para mí que llevaras más ropa encima—dije no muy alto. La verdad es que no quiero bañarme, no me apetece, pero tampoco es que quiera quedarme aquí esperándola.

Le pregunto si va a tardar mucho, pero no me escucha. Me siento en el borde y me quito los zapatos, metiendo los pies en el agua. Empiezo a divagar, hablando solo y en voz alta sobre el sitio este. Es bonito y, de noche, hay que reconocer que tiene un toque romántico--un tanto extraño dado que ella y yo ni nos conocemos—. Pasa ya un buen rato desde que desapareció en el agua y no subió ni una sola vez. Me está empezando a asustar un poco. Espero un poco más, pero como no pasa nada me asusto de verdad. Me levanto y la llamo a gritos, a los minutos sale. Me siento aliviado y me siento de nuevo. Viene a junto mía y se sienta a mi lado.

--Mira—sonríe, mientras me muestra algo.

--¿Qué es?--miro a ver que se supone que es.

--Es una especie de perla, pero es azul no blanca.

Cojo la perla y la miro. Ella me mira y también a la perla. Si es azul, azul celeste.

--Es bonita, es la primera vez que veo una azul—digo devolviéndosela.

--Yo también, por eso me llamó la atención--me mira—no sé si quedármela, ¿tú qué harías?

--Yo me la quedaría, la verdad y la pondría en un collar o algo.

--Si, quedaría bien de collar. Pues me la quedo—se levanta y la va a guardar.

--¿Ya no te duele el pie?--le pregunto, un poco atónito.

--Ostras, pues la verdad es que no—se mira las manos—y las manos tampoco, mira

Vuelve a junto mía y me enseña sus manos. Me quedo flipando ¿Cómo se le curaron?

--Si te sirve de consuelo, no es la primera vez que me pasa. Lo digo por la cara que estás poniendo, más que nada.

--¿Cómo que no es la primera vez?... --pregunto atónito del todo.

--Suena raro, pero si. O sea, no es la primera vez que me rompo las manos como ahora, vengo aquí, me baño y salgo con las manos curadas. Lo que pasa es que no me doy cuenta hasta que llego a mi casa—se ríe.

Yo estoy flipando un poco, bastante. ¿Desde cuándo te rompes algo, te bañas y se te cura? Le cojo las manos y las miro, un tanto asustado. Están curadas del todo...

--Rafael, no es por mal, pero es un poco raro que estes analizándome las manos ¿sabes?

--Solo es raro si tú lo ves raro, pero ya paro—le suelto las manos.

--Me apunto eso—me sonríe.

La miro. Tiene una sonrisa muy bonita, ojalá me hubiera recibido así y no con el puñetazo, pero es que a veces me las busco. Ahora que lo pienso quiero preguntarle sobre antes, pero no sé ni cómo y ni si debería.

--Kendra, ¿puedo preguntarte algo?--al final si le voy a preguntar

--Si, dime—dice acomodándose.

--No sé si debería preguntar, bueno lo primero, me disculpo por lo de antes; y ¿por qué te molesta tanto que te llamen "niña"? Ya se que no es que sea un mote agradable, pero te enfadaste de más...

Todo lo que conlleva un te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora