Recuerdos

90 11 40
                                    

—Aguja escarlata.

Un destello rojo de cosmos salió da la uña de la amazona atacando a Hyoga pero este logro bloquear su ataque gracias a su escudo pero resibiendo daño.

—Nada mal.

—Lo mismo digo maestra.

—Tu defensa es impecable, pero tu ataque es lento.

Ambos se lanzaron a atacar al contrario, Milo uso sus cuchillas de la armadura pero Hyoga se agachó para que no lo cortaran dándole una patada en su estómago a Milo pero que logro esquivarlo tomando su pierna y lanzarlo contra la pared quedando estampado.

—¡Aguja escarlata!

Ahora cuatro agujas escarlatas se habían clavado en el pecho de Hyoga creando grietas en su armadura.

—Aah agh— El dolor que sentía por su ataque era insufrible, como agujas clavandose en su cuerpo cada ves más profundo esparciendo su veneno.

—¿Te rindes Hyoga?

Este levantó la mirada con ojos de determinación.

—Jamás.

Milo se acercava a Hyoga detenidose de manera abrupta sintiendo su cuerpo inmóvil, viendo hacia abajo un aro de hielo atrapandola.

—Sabes que tratar de congelarme es como un sueño imposible— Decía Milo de manera fría.

—No confundas los sueños con lo imposible— Hyoga se puso de pie de nuevo —Tu más que nadie debe saber que los sueños no son imposibles, siempre que te esfuerzes por ellos.

Milo se libero del aro de hielo quedando de nuevo frente a frente con Hyoga.

—Entonces, ¡que esperas ataca!

Milo trataba de insinuar la continuación de la pelea sacando una sonrisa por parte del contrario comenzando a elevar su cosmos superando su límite.

—¡Polvo de diamantes!—Hyoga tomo impulso para atacar de frente.

—¡Aguja escarlata!

Sus cosmos brillaron chocando entre sí. Hyoga paso a Milo, la aguja lo había atravesado quedando inmóvil y sus heridas sangraban, manchando el piso con sus gotas de sangre.

—Te felicito, hiciste que usará 14 de las agujas y aun estas vivo, pero tu error fue atacarme de frente— Milo caminaba hacia Hyoga qué le daba la espalda —El único ataque qué hiciste no me a conge.

Antes de terminar Milo sintió su cuerpo inmóvil, notando qué su armadura estaba congelada.

—Imposible solo me dio un...

Milo abrió los ojos recordando. En el tiempo que ella lanzó un solo ataque Hyoga le dio varios en sus puntos vitales congelando la.

—Estoy orgullosa de ti.

La amazona se pudo mover con demasiada difícutad para llegar a Hyoga qué le dio en un punto de su cuerpo para detener el sangrado y el veneno no esparciera más por su cuerpo.

—Si no hubiera sido por mi armadura ya estaría muerta. Camus te entreno bien.

—Gracias.

Milo cargando a Hyoga para llevarlo afuera del templo y viera el paisaje mientras se recomponía. Recordando cuando el ruso era un niño y a su otro alumno. 

—Es mejor que ver glaciares no.

Milo bajo a Hyoga sentándose a un lado de él, en la orilla del camino qué conectaba el templo de libra con el de Scorpio. Teniendo una vista del pueblo sintiendo el viento en su cabello y escuchando ruidos del mismo pueblo.

Saint Seiya Legends Donde viven las historias. Descúbrelo ahora