El Santuario

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Saori, Seiya, Shiryu, Ikki, Hyoga y Shun fueron juntos al un aeropuerto privado, para crear el portal que los llevaría al Santuario.

—Bien, como antes.

Dijo Shiryu mientras los 5 ponian sus armaduras en el suelo para abrir el portal que los llevaría al Santuario.

—Señorita Saori cuídese por favor.

—No te preocupes Tadsumi estaré bien, los chicos y yo nos cuidaremos.

Diciendo esto los 6 pasaron el portal que los transporto directo al Santuario, un poco más serca a la casa de Aries.

—Muy bien, ya estamos aquí, tengan cuidado— Dijo Shiryu observando el lugar un tanto destrozada por la última batalla qué se dio.

—¡Ey! ya no me siento débil—Comentó Saori ya que estaba feliz porque se había mantenido en pie todo el tiempo.

—Siiiii!— Seiya se había emocionado porque ya no tendría que cargarla y los demás ya no se burlarian de él, pero resibiendo un codazo de Shun.
—Auch—

Todos fueron directo a la casa de Aries, pero lo que nunca planearon o pensaron fue que Mü no siempre se encontraba en la casa.

—¿Maestro Mü se encuentra aquí?— Se hizo un eco por lo basia que estaba la casa.

—¿Cuantos maestros tienes Shiryu?— Le preguntó Seiya con una cara de sorpresa.

—Mas que tu, eso es seguro—

Las luces de la casa se apagaron reduciendo su vista haciendo que los chicos levantar la guardia y protegieran a Saori

—No deberían de estar aquí.

Una voz tenebrosa se hizo presente

—¿Quién eres y que haces en esta casa?— Preguntó Hyoga.

—La verdadera pregunta es que hacen ustedes aquí, mientras mi maestro no está.

La persona misteriosa les empezó a tirar piedras, pilares y cristales filosos debido a que la casa estaba algo destruida por el gigante de piedra de la batalla anterior.

Los chicos saltaron esquivando los objetos que les lanzaban, nadie podía ponerse su armadura, no servirían de nada estando tan dañadas, algo que los frustró pero sabían que  tenían que mantener la calma y proteger a Saori.

—¡Oye! no somos enemigos solo venimos a hablar con Mü— Grito Seiya para estar apuntó de ser golpeados por un pilar pero Seiya la destruyó con su puño.

—Esta persona solo quiere proteger el templo, sería inútil atacar— Dijo Shiryu.

—¿Como demonios nos puede lanzar esto y no lo podemos ver?— Se pregunto Hyoga.

—La persona no tiene un cosmos grande, así que no podría tener la fuerza física para lanzar los pilares— Menciono Ikki.

—Escuche de esto una vez— Unos cristales estaban apuntó de atacarlos pero Shun hizo un campo de fuerza con tu cosmos protegiéndolos a todos —Creo que la persona tiene telequinesis.

—¡No les permitire pasar este templo mientras mi maestro se encuentra ausente!

—¿Telequinesis? ¿maestro Mü?...
Espera ¡Kiki soy yo, Shiryu!

Los pilares y cristales dejaron de atacarlos mientras la luz volvió al templo y de una esquina salia un pequeño niño de cabello naranja de no más de 10 años.

—¡Shiryu!— El pequeño se dirigió a este para abrazarlo —¿Por que no lo dijiste antes? Casi los lastimó.

—¿Como estas Kiki?— Dijo mientras sacaba una sonrisa al no haber visto en un tiempo.

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