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DISCLAMER: ¡Holiiiii!!!! Como ayer los disclamers fueron eternos, hoy serán más cortitos :P (En realidad es porque sino no me da tiempo a preparar el capítulo hasta mañana....) 

Así que sólo diré que tras la mudanza... se viene el comienzo del hogar Mills-Swan o Swan-Mills :P ¡A ver qué nos depara este escenario! Espero que os guste muchísimo y nos leemos 🥰🥰


Se mira los pies. Aún puede hacerlo. En un par de meses, cuando su tripa se haya multiplicado, no podrá hacerlo. Y, si continúa sentada 16 de las 24 horas que tiene el día, puede que deje de vérselos mucho antes.

"Os echaré de menos, amigos." Musita moviéndolos al ritmo de sus palabras, y se sorprende al escuchar su voz resonando con una humedad que roza el llanto.

"¿A quién estás despidiendo?"

"¡Ah!" chilla girándose hacia la inesperada voz. "¿De dónde sales tú?"

Regina levanta su mano y le muestra las llaves a modo de disculpa. "Acabo de llegar, creí que habrías escuchado la puerta de la calle."

"¿No ibas a estar en el Ayuntamiento hasta las 4?" Responde incorporándose hasta sentarse en el sofá.

"Me escapé un rato. Pensé que te gustaría tener compañía para comer."

"¿Y que así no me levante ni para ir a la cocina?" Farfulla con recelo.

"No." Musita y, aunque lo intenta camuflar, su voz suena decepcionada. "Para que no pasaras toda la mañana sola."

"Perdona..." responde Emma arrepintiéndose en cuanto ve los ojos miel bajar la mirada. "Te lo agradezco muchísimo y sería un placer almorzar contigo." Sonríe atribulada. Los ojos de Regina la buscan y, al instante, sonríe con ella. Sin enfado, sin rencor. En momentos así Emma no está segura de merecerse a una amiga como ella. Y menos cuando se acerca, estrecha su mano y pregunta:

"¿Está siendo muy duro?"

Toma aire con dramatismo y lo suelta junto a su lamento. "¿Recuerdas todo lo que me quejé? Pues es todavía peor de lo que pensaba."

"Lo siento." Murmura apretando su mano con una delicadeza que reconforta igual que diez abrazos.

"No es culpa tuya." Responde encogiéndose de hombros. "Y ya haces muchísimo por mí. No sé qué haría con Hope si no fuera por ti. Mi pobre niña estaría cogiendo el petate y abandonado a la muermo de su madre."

"Me encanta nuestro día a día. Volver a tener la casa llena de vida y disfrutar de tanto tiempo con Hope." La forma en que le brillan los ojos acompaña la felicidad en sus palabras. "Y tú tampoco estás mal." Añade con un movimiento distendido de su mano.

Emma se lleva las manos al pecho y gime igual que si hubiera recibido una puñalada directa al corazón. El efecto es inmediato y la risa traviesa de Regina llena el salón.

La salvadora se pregunta, por un instante, si es tan solo consciente de lo que acaba de describir. Porque a ella le suena a la definición ideal de un hogar. Uno feliz y lleno de amor. Y de burlas cariñosas. Es decir, el hogar perfecto.

Ni siquiera siente pánico al pensarlo. De repente tiene una familia, su familia. Y su eterno y maldito miedo no se atreve a hacer presencia. Quizás porque todo ha ocurrido tan sosegado y natural, que no ha tenido tiempo de activar sus alarmas ni sus escudos. Quizás porque es perfecto y no hay señales que le obliguen a estar en alerta.

O, quizás, porque los miedos de Emma están centrados en que su secreto no salga a la luz y su familia casi perfecta no se desvanezca.

Esa familia en la Henry tiene dos madres y Hope casi también. Aunque una de las madres no sepa que lo es, y la otra madre esté locamente enamorada de la primera.

Y así, sin más... (FIC SWANQUEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora