Y así, sin más... (FIC SWANQUEEN)

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DISCLAMER: ¡No me da tiempo casi a actualizar de lo rápido que vais con los votos!!! 😍😍 Aquí va un nuevo capítulo 😊 Pero antes, ¡sólo dos cosas! Primera, estamos a 47 votos del próximo One Shot, la 2º parte del de "¿Llamabas?". (Me sigue haciendo mucha gracia el ultraje de que mis one shot (O-N-E S-H-O-T) no paren de tener varios shot 😂).

La segunda es que he pensado que, como estamos tan cerca de los 1000 seguidores, algo que me parece surrealista!!!, podemos celebrarlo con un nuevo fic cuando lleguemos a esta cifra. ¿Qué os parece?

Ya sí, me callo y empezamos con el capítulo y... solo diré que empezamos por todo lo alto y listxs para... subir aún más 😏😜 ¡A ver que os parece! Nos leemos 🥰🥰

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"¡Oh, dios...!" Sus dedos se cierran contra la sábana, con fuerza. Hasta que los nudillos se quedan blancos. Hasta que sus brazos se tensan como arcos. "¡Oh, dios, sí...!" repite entre dientes.

Regina recompensa sus inconexas palabras con un mordisco nada piadoso a la altura de su ingle y Emma se arquea en favor de su boca mientras farfulla su nombre tratando con todas sus fuerzas de no gritarlo.

Los largos dedos de Regina continúan perdidos entre sus pliegues. Empapados, ardiendo, tocando allí donde saben que se les necesita. Y con urgencia. Pero no tienen prisa. Y es esa forma de recrearse, de llevar el ritmo cada vez más lejos pero sin correr, lo que está conduciendo a Emma hasta un punto que roza la demencia. Y es delicioso.

Sus caderas bailan a su son y, aunque su vientre le impide ver con detalle el rostro de su novia, está segura de que los ojos miel la miran con una mezcla de hambre y orgullo. Entre sus piernas, pero con Emma a sus pies. Derretida, literalmente. Dispuesta a todo lo que Regina quiera, a cualquier cosa. Con tal de que continúe...

"Así, justo ahí." Gime mordiendo su labio, desesperada, cerrando sus ojos cuando su cuerpo cede ante una nueva oleada de crispante placer.

"Como desees." Ronronea sobre su centro, premeditadamente. Sabiendo que la vibración de su voz golpeará justo en ese punto, contra ella, hasta hacer que se retuerza.

Pero no se detiene ahí. Sus dedos se empapan en ella y abren el camino para que unos húmedos segundos después sea su lengua la que se hunda en los pliegues sin compasión.

"¡Regina!" gime cerrando sus manos con tal intensidad que teme por la integridad de las sábanas.

Pero es incapaz de pensar, de razonar, de sentir nada que no sean las uñas de Regina, clavándose contra sus muslos. Abriéndola para ella. Sus labios, devorando su centro sin compasión. Su lengua, recorriendo cada milímetro de su clítoris en una danza tan sensual, tan cruel, tan hambrienta, que podría desmayarse. Joder, que si podría.

Y Regina, volcada en arrancarla de su propio cuerpo, en llevarla tan lejos como sea rabiosamente posible, en hacer arder cada nervio de su ser, parece dispuesta a alargar su tortura hasta lo inhumano. Al menos hasta que la respiración de Emma se vuelve renqueante, rápida, convulsa, y su alcaldesa acepta su silenciosa y desesperada súplica.

Sostiene sus caderas rodeando sus piernas y reteniéndolas con sus manos, hunde su boca contra ella y devora a conciencia su punto más sensible. Dos lametones, firmes, largos y tan intencionados, que no hace falta más. Cuando sus labios se cierran en una dulce y buscada presión, no hay vuelta atrás.

Eleva sus caderas, gime su nombre sin aire en los pulmones y se clava contra la boca de Regina antes de echar a volar. Tan alto que todo su cuerpo vibra y, al caer de vuelta a esa maravillosa cama, se estremece hasta quedarse sin una gota de fuerzas.