DISCLAMER: ¡FELIZ SEMANA!!! 🥰🥰 Llevamos tal ritmo de publicación que se me olvidó deciros que ya hemos superado el ecuador de la historia pero hace mucho mucho mucho! 😂😂 Con este nos quedan apenas 7 capítulos así que ya nos vamos acercando al final... parece que fue ayer cuando empezamos con esta historia y ya nos queda poco más de una semana 🥹🥹🥹🥹 ¡Tardo mil años en escribirlas y luego, al compartirla con vosotrxs, se me pasa en un suspiro y me parece que son breves como pestañeo!
Dicho esto, en el grupito de Telegram he propuesto que elijan el próximo One shot que escribiré. Basicamente, lxs miembrxs pueden proponer todas las ideas que quieran y votaremos por ellas. La más votada será la ganadora :) Aunque, si alguna no sale como la más votada, pero me gusta, también la prepararé 😋 Así que, si os animáis, escribidme y os paso el link!
Dicho esto, me callo y os dejo con el nuevo capítulo. ¡¡Espero que os guste muchísimo!!! Nos leemos 🥰
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Los cristales del escaparate del centro de maternidad son translúcidos y reflejan todo lo que se encuentra frente a ellos. Algo que no pasa desapercibido para Regina, que se mira en ellos igual que ha hecho en cada espejo y superficie reflectante con la que se han cruzado.
"Estás preciosa." Insiste Emma mirándola divertida.
"Se puede estar preciosa y ridícula al mismo tiempo." Recalca colocándose una camiseta de tirantes que ya está perfectamente acomodada.
"¡Regina, por dios!" exclama riendo. "Son solo mallas de deporte y una camiseta básica."
"Sigo creyendo que hubiera bastado con unos pantalones de pinza anchos y una blusa amplia."
"¿En serio? ¿Para tirarte al suelo y hacer ejercicio?"
"La elegancia no está reñida con la comodidad, podría haber funcionado."
"Pagaría por verlo."
Regina deja de mirarse al espejo solo para observarla con el morro torcido. "Si me hubieras dejado salir con mi ropa lo habrías visto gratis."
"Confía en mí, gruñona. Estás perfecta."
"Ya..." suspira mirándose una vez más, mientras Emma se debate entre avisarla de que posiblemente dentro estén viendo cómo se atusa o dejarlo estar. "Y tampoco sé muy bien qué hacemos en un curso de preparación al parto... Si al menos lo impartieras tú, podría entenderlo."
Ahí está. La clave de todos los nervios de Regina. El verdadero motivo de su preocupación. Aunque lo de vestir de forma deportiva tampoco sea muy de su agrado.
Emma se encoge de hombros, tranquila. "Me apetecía refrescar conocimientos. Y nunca he tenido ocasión de ir a uno de estos. En la cárcel no eran muy dados a ello y tampoco abundan en el Bosque Encantado."
No es del todo mentira. Tiene curiosidad por ver qué les depara el curso. Pero agradece que Regina no tenga su súper poder para oler las mentiras o estaría percibiendo cierto aroma a medias tintas.
"Ya..." murmura con un pequeño gruñido quejoso, pero muy aplacado por la ternura que está segura de que ha despertado en ella. "Bueno, vamos a ello." Pide resignándose ante el reflejo que le devuelve el escaparate.
"Vamos." Responde Emma cogiendo su mano antes de entrar. Observa como se alza la ceja de Regina en respuesta, aunque al mismo tiempo entrelaza sus dedos con los de Emma. "También me apetecía." Se explica divertida, arrastrándola hacia el interior del centro.
"Sheriff, alcaldesa, buenas tardes." Sonríe desde recepción una chica de unos veintitantos. "¿En qué puedo ayudaros?"
"Estamos inscritas en el curso de preparación al parto" responde Emma por las dos. "¿Ha comenzado ya?"
"Llegáis justo a tiempo. Quedan un par de minutos, pero el resto de alumnos ya ha entrado. Es la primera puerta a la derecha."
"Perfecto, gracias." Contesta Emma antes de encaminarse hacia el pasillo.
"Me ha reconocido a pesar de las mallas." Farfulla Regina y la Salvadora no tiene claro si para su novia eso es una buena o una mala señal.
"¿Creías que funcionarían como las gafas de Clark Kent?"
"Lo estaba deseando..."
"Regina..." Murmura Emma parándose frente a la puerta que les han indicado. "Deja que está noche te explique con detalle lo mucho que me gusta cómo te quedan esas mallas." Ronronea dejando un beso vago y lento sobre sus labios.
"Qué juego más sucio." Gime Regina con los ojos cerrados. Emma ríe encantada pero antes de poder abrir la puerta, Regina tira de ella deteniéndola. "Pero te tomo la palabra." Añade apretando su mano mientras humedece sus propios labios.
"Vamos..." suspira Emma con una voz más ronca de lo que el gustaría, asumiendo el digno empate en esta repentina batalla.
Al entrar en la sala, varias cabezas se giran hacia ellas. Casi todas de parejas sentadas en el suelo sobre esterillas de yoga, rodeados de pelotas enormes y rodillos de ejercicios. Únicamente hay una mujer sola, sentada sobre un pequeño taburete, junto a una pizarra y un modelo a tamaño real de lo que parece un aparato reproductor femenino.
"¡Bienvenidas! Tomad asiento." Exclama esa mujer con una enorme sonrisa.
"Hola, gracias." Responden las dos automáticamente buscando con la mirada la última esterilla libre, junto a la pared del fondo.
"¡Bueno, pues podemos empezar, parejas!" Anuncia la misma mujer con voz cantaría y alegre, mientras Emma se sienta apoyada en la pared y Regina a su vera. "Mi nombre es Ashley y voy a acompañaros durante estas semanas de curso. Lo primero de todo, enhorabuena por la nueva vida que estáis a punto de traer al mundo. Aquí os vamos a acompañar y explicar todo lo que podéis esperar para los próximos meses y, especialmente, durante el parto..."
Cuando la instructora comienza a hablar, los ojos de Emma se fugan discretos hacia Regina. Su novia, de rodillas, tiene toda su atención volcada en Ashley y ni siquiera repara en su mirada. Emma sonríe encantada.
Tras un par de conversaciones, consiguió convencerla de que no necesitaba remedios mágicos para sus casi inexistentes molestias. Pero eso solo provocó que su novia tuviera más tiempo para pensar en el parto. A pesar de la discreción de Regina, Emma la había pillado más de una vez leyendo artículos en su móvil sobre partos, embarazos y cómo acompañar. Y, con el paso de los días, casi podía ver las neuronas de Regina corriendo de hemisferio a hemisferio echando humo e intentando averiguar qué es lo que la Salvadora necesitaría o cómo podría ayudar.
Pero estaba segura de que, si le hubiera propuesto ir a ese curso sin la excusa de que era ella quien tenía interés, Regina jamás habría aceptado. Por orgullo, o vergüenza o nervios. Pero se habría negado en redondo. Sin embargo, al convertirse en señuelo, la alcaldesa había aceptado sin reparos. Excepto por la ropa de deporte. Y Emma estaba segura de que esto no era más que un pretexto para ocultar su inquietud.
La Salvadora se recoloca sobre la esterilla que comparte con Regina y trata de escuchar la presentación de Ashley. Está desgranando los diferentes aspectos que tratarán a lo largo del curso y suena interesante. Pero su atención se fuga irremediablemente hacia la alcaldesa. Casi ni pestañea. Y cuando Emma cree que no puede estar más feliz y satisfecha, su novia saca una libreta y un bolígrafo de su bolso y a ella le cuesta reprimir un gritito de contento.
Continuará...
DISCLAMER 2: ¡Espero que os haya gustado muchísimo!!! Y, en honor de las malas noticias de que sólo quedan 7 capítulos, ¿lo dejamos en 85 votos? ¡Nos vemos enseguida! 😊😊
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Y así, sin más... (FIC SWANQUEEN)
RomanceDespués de estar al borde de la muerte (de nuevo) y ser salvada por Regina (de nuevo otra vez), Emma descubre que está embarazada, aunque técnicamente es imposible. Su primer instinto es buscar ayuda de la persona en quien más confía y que más sabe...