48: "Heridas".

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Sofía se sentía estupida, sentía que había nacido sin un propósito y solo para sufrir.

Recordó cómo sus rodillas estaban lastimadas al estar casi todo el tiempo limpiando los pisos en donde vivía, trabajando como sirviente. Había aprendido que no era una persona que mereciera nada en la vida, pues esta siempre se molestaba en mostrarle que no valía nada.

Su amo Erick era una persona complicada. Siempre estaba malhumorado y ella nunca parecía ser suficiente para él... Él hacía todo lo que necesitaba con ella, calmaba sus deseos primarios, se alimentaba de ella cuando quería y luego la dejaba, hasta que nuevamente iba a por ella y repetía esa dos fases cuando la requería.

Su cerebro sabía que era normal este tipo de comportamientos provenientes de los amos, no esperaba flores ni que él se enamorara de ella, pero cuando estabas en ese tipo de escuelas, te llenan la mente de historias de cómo alcanzar que tu amo sienta cosas por ti para que en un futuro, la estadía en cualquier casa de vampiro no sea tan difícil. Enseñaban tácticas de seducción y todo lo que tenía que ver con higiene personal a la hora de entregarse a sus amos. El truco era mostrarse sumisa... sumisa y limpia, dispuesta a todo lo que ellos quisieran hacer.

Sofía no entendía en ese momento porqué eran tratadas como muñecas, no existía la posibilidad de mostrar pensamientos propios o comportamientos inaceptables. Pero era todo lo que sabía hacer y todo lo que le habían enseñado.

Su amo los últimos meses que estuvo con ella, logró mostrarse más receptivo. Se le veía tan ensimismado en sus pensamientos que, en su mayoría no la trataba con tanta sequedad. El cerebro de Sofía detectó esto como bueno y se sintió cómoda ante el cambio.

Conformándose con las migajas de que este le prestara un poco más de atención y la dejaba dormir con él de vez en cuando.

Sofia se estaba sintiendo más en sus aguas y decía que todo estaba mejorando, que nunca se había sentido más feliz de ser algo más para su amo, de pasar más tiempo con ella y tener conversaciones más fluidas.

Esta se acostumbró rápido a los cambios.

Pero ella luego se dio cuenta de que se mostraba más receptivo en cuanto a ella porqué estaba tratando de adaptarse a algo nuevo, algo que la sorprendió un día luego de que su amo hubiera ido a las afueras de la ciudad para obtener algo que él quería.

Era una chica, una nueva donante.

Sofía sintió su corazón caerse hasta el piso al verla, era la muchacha más bonita que había visto y tenía una actitud tosca, su personalidad no era a lo que se esperaba de una donante.

Su amo no sabía algo... y probablemente nunca le importaría, pero ella se había enamorado de él y él parecía enamorado de aquella muchacha.

Al ver bien su rostro, logró reconocerla. Nunca se le había acercado en el instituto, pero siempre la recordaba como alguien que estaba todos los días metida en problemas y que estaba varios cursos abajo de ella. La pequeña rubia siempre estaba en contra de ir a las clases y se mostraba fiera con cualquiera que la cuestionaba sin razones lógicas. Tenía de esas personalidades casi únicas sin importarle qué pensaran los demás.

Desde allí todo se vino abajo para ella, intentaba seguir con lo acostumbrado pero su amo ya ni se aparecía en su habitación, la ignoraba y casi nunca le dirigía una sola palabra.

No entendía qué había hecho mal y se sintió inútil, con el corazón roto. Ahora lo veía siempre con ella, ella siempre lo evitaba y este andaba como un perrito detrás de ella, tratando de siempre cumplirle cada capricho que esta dejaba entrever.

Donante Personal (CONTINUACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora