Terminaba de ponerse su chaleco, con el dibujo de la estrella de 4 picos y el símbolo del clan Uchiha en su interior tan representativas de la policía de Konoha. Puso su Tantou enfundado detrás de su hombro derecho, soltando un suspiro.
Salió de su casa mirando a las demás personas de su clan, que no se dedicaban a la vida de un Shinobi, dirigirse al Santuario Nakano para poder refugiarse en caso de que lo peor ocurriera. Se acercó a su primo, quien miraba a su madre irse con un inconsciente Sasuke en brazos.
—No dejó de molestar, ¿cierto? —intentó sonreír, logrando más una mueca.
—¿Estás listo? —su voz sonó carente de emociones. Volvió a suspirar, mirando la seria cara de su primo, cambiando lentamente la misma expresión mientras más dejaba ir su vieja convicción y la reemplazaba por la inevitable tarea que tenía delante.
—Si. —desaparecieron de un momento a otro, yéndose en diferentes direcciones.
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Desde hace algunas horas se escuchaban explosiones desde todas partes, incluso algunos gritos.
Hinata, junto a su pequeña hermana y algunas sirvientas de la segunda rama, habían sido evacuadas a una zona alejada y secreta en la mansión Hyuuga; les habían dicho que tenían que ocultarse allí por su seguridad y si las sirvientas tenían que dar sus vidas para proteger a ambas niñas, lo harían sin dudar.
Natsu cargaba a Hanabi en brazos, mientras a ésta la habían tenido que dormir para que dejara de llorar, Hinata sólo tenía un pensamiento en su cabeza.
—"Kami-sama, por favor, que Shisui-kun esté a salvo."
Se detuvieron al llegar a lo que parecía ser un cuarto asegurado recubierto con chakra.
—Hinata-sama, entre aquí, por favor —abrieron la puerta, a lo que la menor obedeció asustada, sin dejar de ver el humo que se observaba a lo lejos.
—Na-Natsu-san, da-dame a Hanabi —le extendió los brazos.
—lo siento, Hinata-sama, tengo que ocultar a Hanabi-sama en otro lugar, por seguridad —"por si alguna de ustedes llega a morir, la otra podrá seguir siendo la heredera", era el obvio pensamiento detrás de sus acciones, sintiéndose culpable ante eso y más al ver la cara de tristeza de la niña.
—O-oh. E-entonces, cuí-cuídala mucho —la miró suplicante.
—Con mi vida, Hinata-sama. Chio, Haruhi, síganme. Hisana, Mayuri, quédense a resguardar a Hinata-sama.
—Si —se quedaron afuera, mientras las otras se iban corriendo—. Hinata-sama, nos quedaremos aquí, por favor, no haga ningún ruido.
—E-está bien —se sentó en el centro del cuarto, mirando como cerraban la puerta, quedándose en silencio, abrazándose a si misma al sentirse temblar.
—"Shisui-kun".
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Sus ojos siguieron cada movimiento de la persona delante de él, adelantándose a lo que haría y pudiendo encajar el kunai en su pecho, justo donde se encontraba el corazón, dejándolo caer al suelo.
Miró el cadáver del hombre, encontrando su mirada puesta en la suya. Esos ojos que poco a poco perdían la vida, de color blanco, lo miraban con resentimiento.
—Ella... te ama... confía en... ti. ¿Por qué?
—Lo siento, Ko-san. Si por mi fuera, no lo haría, pero... —cerró los parpados, escondiendo sus orbes de color rojo y el dolor que había en ellos—. No puedo evitarlo... no pude hacerlo. Espero que me perdones.
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Tan delicada como una flor
RomanceEl clan Uchiha y el clan Hyuuga, los dos clanes más importantes e imponentes de la Villa de Konoha, una amistad entre los dos prodigios del Sharingan y la dulce heredera del Byakugan, ¿llegará a cambiar el destino que ya se conoce? ShisuiHina. Semi...