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—¡Fugaaa! —Exclama uno de mis compañeros de intercambio, qué al igual que yo por fin ha terminado su guardia.
Yo solo Suelto una ligera risa mientras tomo mis cosas para seguirle hasta la salida, a veces me pregunto de donde saca tanta energía para sobrevivir a este tormento.
—Vamonos a pistear. —Dice cuando ya estamos de camino al estacionamiento.
—Paso, a comparación tuya... —Inevitablemente suelto un bostezo qué me delata por completo —Yo si tengo ganas de descansar.
Julian solo rueda los ojos ante mi rechazo y pasa su brazo por mis hombros.
—Pero no fuera tu noviecita, porque ahí si corres. —Se burla simulando un ligero golpe en mi rostro.
—Que no es mi novia. —Ruedo los ojos alejandolo de mi cuando ya hemos llegado a mi auto —Y más te vale no estar chingando si quieres que te lleve a tu casa.
Amenazó, por lo que el solo levanta sus manos a la altura de sus hombros rendido ante mis palabras.
Segundos después de que yo subo al vehículo el también lo hace, lo veo arrojar sus cosas a la parte de atras y luego ponerse el cinturón de seguridad.
Una vez echo eso, puedo encender el auto y arrancar directo a mi primer destino: la casa de Julian, qué si bien esta más retirada qué la mía, de madrugada el trayecto es más fácil pues el tráfico disminuye a cero.
Sin embargo algo capta no solo mi atención, sino también la de mi compañero, pues hace qué la canción que venía cantando a todo pulmón se detenga cuando cierta llamada esta entrando.
—¿Quién es? —Le pregunto pues yo solo escucho el tono de llamada por las bocinas ya qué el trae mi teléfono para poner la música.
Mi carro podía ser viejo y no estar actualizado, pero nada que una bocina Bluetooth no solucione.
—Becky G, dice. —Dice burlón, yo solo lo ignoro rodando los ojos.
—Respóndele. —El me mira con una ceja arqueada ante mi orden —Que respondas, verga.
Julian hace caso aceptando la llamada de mi amiga que ahora suena a través de la bocina.
—¿Qué se te atoro ahora? —Pregunto con normalidad y antes de dejarle hablar.
—______. —Dice mi nombre, aunque apenas y es audible por el ruido de fondo.
—¿Qué paso? ¿Estas bien? —Pregunto comenzando a alterarme por no recibir su típica respuesta sarcástica o grosera a mi broma.
—Si, yo estoy bien, pero Alexis... —Se detiene unos segundos antes de seguir —No creo que este bien.
—¿Por qué? ¿Te hizo o dijo algo? —Aún con su positiva diciendo que estaba bien, sigo estando preocupado.
