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Escucho la risa de Becky resonar en mi teléfono cuando escucha mi desgracia de esta semana, yo ruedo los ojos cuando ella lo hace aunque claramente no me ve.
—Burlate de mi Beatriz, burlate —Le digo terminando de untarle mermelada a mi tostada —Ya te quiero ver cuando también se te atore la pata en una coladera.
—Ni qué estuviera tan pendeja como tú. —Responde en defensa, aunque yo lo veo como ataque a mi persona. —Oye...
—¿Hmm? —murmuró dándole un bocado a mi tostada, no mames me quedo bien buena, soy el máster en la cocina, debería poner mi propio resta... —¿Cómo sigue tu hermana?
Pregunta de golpe, impidiendo qué de te otro bocado y también haciendo que mi hambre desaparezca.
—Bien... —Respondo vagamente —Mi mamá me marco ayer y dijo que esta mejor —Doy una ligera sonrisa que ella no ve. —¿Y tu tóxico?
Pregunto para desviar el tema.
Becky sabe que no soy alguien que hable mucho sobre sus problemas familiares, pero aún así pregunta y la entiendo, después de todo ella también conoce a mi hermana desde que nació y es natural que se preocupe por ella.
Pero parece que tiene chisme nuevo para mi, pues en cuanto escucha que menciono a su novio la escucho soltar un suspiro pesado.
—No lo he visto desde ayer. —Menciona completamente frustrada.
—Mejor ¿Pa que quieres a ese wey cerca? — Respondo jugando con el cuchillo qué use para la mermelada.
—Tu callate, prometiste ayudarme a averiguar si Alexis me ponía los cuernos ¿Qué haz averiguado?
—...
Me quedo en silencio absoluto.
En mi defensa, no había encontrado como más convivir con su novio y sacarle información sin verme sospechoso.
Desde la vez que ambos habían venido a mi departamento yo no había vuelto a ver al de gorro más que esporádicamente cuando este estaba con Becky.
Y de eso ya iba un mes y medio aproximadamente.
—También tengo una vida aparte Becky G —Es lo único que se me ocurre decir para que no me mate.
Pero parece tener el efecto contrario cuando la escucho bufar por el apodo.
—Ya te he dicho que no me llames así —Se queja por lo que yo suelto una risa. —Hablo enserió ______, tienes que ayudarme con Alexis...
Y así es como empieza su letanía de porque necesita mi ayuda para no perder al hombre de sus sueños y bla bla bla
Conozco su discurso de memoria, pero igual me quedo escuchando hasta que algo más capta mi atención, el sonido de timbre qué me obliga a ponerme de pie y caminar rumbo a la puerta.
