En la penumbra de un corazón herido,
Reside el eco de un amor rechazado, perdido.
Un latido quebrantado, un suspiro en la oscuridad,
Donde el rechazo cruel dejó su huella en la realidad.
Como un pájaro con alas rotas, intentando volar,
Así me sentí cuando tu rechazo llegó a mi hogar.
Tus palabras frías, como dagas en mi pecho,
Dejaron cicatrices, un dolor que no despecho.
El amor que ofrecí con sinceridad y pasión,
Fue despreciado, lanzado al abismo de la confusión.
El rechazo se alzó como un muro impenetrable,
Separando nuestras almas en un mar inhospitable.
El eco de tu negativa resuena en mis oídos,
Como un triste adagio de amor no correspondido.
Mis lágrimas son versos en un poema sin final,
Un canto melancólico de un amor que nunca pudo brillar.
Pero en la tristeza yace la fuerza de la resiliencia,
Aprenderé a sanar esta herida con paciencia.
Aunque el rechazo duela como un oscuro abismo,
En mi propio amor hallaré un renacimiento, un solsticio.
Así, en la sombra del rechazo, encontraré mi luz,
Un nuevo camino, un renacimiento, una cruz.
El corazón herido, aún late con esperanza,
Porque el amor propio siempre es la mejor bonanza.
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-Guille Burns
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Melodías del Alma: Poemas de Amor y Desdicha
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