DxD, Mi Sistema de Villanos

Capítulo 1: Preludio al pasaje

En medio de la noche, bajo un cielo que no mostraba ni el brillo de las estrellas ni la luz de la luna, un viento racheado levantó arena e hizo bailar nubes oscuras y pesadas, que parecían cubrir el mundo entero. Una figura solitaria emergió temblorosa, atravesando el paisaje salvaje de esa frontera forestal. De repente, la silueta vaciló y, con una pérdida de equilibrio, se derrumbó en el suelo.

Un rayo atravesó el cielo, revelando las características del hombre caído. La luz plateada se reflejaba en su piel pálida. Tenía unos treinta años, completamente calvo como si la calvicie hubiera devorado incluso el más mínimo de sus cabellos. Sin embargo, sus densas cejas enmarcaban ojos rojos estrechos e intensos, que recordaban al enigmático ave fénix. Una cicatriz marcaba su rostro, comenzando por el rabillo del ojo y descendiendo hasta su barbilla, dándole una apariencia aún más feroz.

Con esfuerzo, el hombre trató de levantarse, con marcas rojas corriendo hacia abajo y saturando su ropa. Se apoyó, vacilando, contra un árbol robusto y declaró con voz firme y sarcástica: "Entonces, ¿el Grupo Fénix ahora prefiere esconderse y solo mostrar sus intenciones en el último momento?"

Apenas había terminado de pronunciar estas palabras cuando siete figuras emergieron de las sombras, formando un círculo a su alrededor, como depredadores listos para matar a sus presas. La situación parecía desesperada.

Una voz enigmática, que combinaba tonos masculinos y femeninos, resonó a través del bosque, enviando escalofríos por la columna vertebral de cualquiera que la escuchara: "Félix, deja de resistirte. Ya has cometido demasiados errores".

Riendo amargamente, Félix replicó: "¿Detenerse? ¿Después de todo lo que pasó? Tú, mejor que nadie, sabes lo que se decidió allí".

Una de las sombras, que parecía ser la líder, habló con un toque de compasión en su voz: "Si te rindes ahora, Félix, prometo interceder por ti ante nuestros superiores".

Pero Félix, apoyándose contra el árbol, aunque parecía debilitado, exudaba una energía imponente. "Por favor, ahórrame tu lástima. Si crees que simplemente voy a entregarme, estás equivocado".

El líder, que se hacía llamar Ariel, replicó en un tono más incisivo: "¿Realmente tienes la intención de levantarte contra toda una nación?"

Félix, con los ojos inflamados, respondió: "¿Y qué hay de malo en buscar venganza por Little Fifteen? Le quité la vida a ese ministro corrupto, ¿y qué? Little Fifteen dio todo por esta nación, y ¿qué recibió a cambio? No permitiré que su sacrificio sea en vano". Al invocar el nombre de Little Fifteen, una mezcla de afecto y angustia cruza la mirada de Félix, revelando una historia más profunda de lo que las palabras podrían expresar.

Al observar a Félix, que mostraba la furia y el dolor de una criatura salvaje herida, Ariel dudó momentáneamente. Sus manos temblaron y sus labios se tensaron en una línea delgada. Con determinación, ella hizo un movimiento para avanzar contra él.

De repente, el cielo retumbó, anunciando una tormenta que se había estado acumulando durante horas. La lluvia cayó, espesando la dramática escena. El Grupo Fénix era una organización envuelta en misterio, compuesta por miembros con habilidades excepcionales, incluidos aquellos que poseían dones sobrenaturales. Félix se destacó entre ellos. Dominó una antigua técnica marcial, convirtiéndose en el miembro más poderoso del grupo. En circunstancias normales, Ariel y sus seis compañeros del Grupo Dragón nunca podrían vencer a Félix. Sin embargo, después de ser perseguido durante tres meses tanto por el Grupo Fénix como por asesinos de un reino oscuro, y enfrentar numerosas batallas, Félix resultó gravemente herido.

Félix se enfrentó al grupo que avanzaba con determinación resuelta. Los recuerdos del pasado comenzaron a pasar por su mente. Estas siete personas habían sido reclutadas por la organización cuando eran niños. Después de someterse a un arduo entrenamiento, se convirtieron en parte del Grupo Fénix. Little Fifteen, la única mujer en el grupo era una maestra del asesinato y las técnicas informáticas. Detrás de su delicada y elegante fachada, se escondía un asesino despiadado. Su trágica muerte en una misión en Avaí, debido a una emboscada resultante de información filtrada, desencadenó la ira de Félix. En venganza, masacró a cientos en el país C, incluidos civiles inocentes, casi instigando una guerra.

Resignado, Félix pensó: "Si la nación desea mi fin, preferiría encontrarme con la muerte a manos de mis hermanos. Pequeño quince, pronto estaremos juntos de nuevo". Frente al ataque combinado del grupo, Félix, en un gesto final de resistencia, se dejó golpear indefenso.

El impacto fue violento. Félix fue arrojado al aire, su cuerpo arrojando sangre. Sin embargo, en su rostro había una sonrisa serena.

Y luego, una descarga eléctrica de proporciones monumentales descendió de las nubes cargadas, golpeando a Félix en el aire. Fue vaporizado instantáneamente, desapareciendo sin dejar rastro.

Con una mirada vacía, Ariel recogió un trozo de tela que caía lentamente del cielo. Era imposible discernir si las gotas que corrían por su rostro eran lágrimas o simplemente la lluvia inclemente.