DxD, Mi Sistema de Villanos

Capítulo 60: El deseo de Lacospo y el ascenso de Eva

Con una oleada de entusiasmo, Lacospo avanzó hacia Lala, con los ojos bien cerrados y la boca abierta, como la de una rana. —¡He venido por ti, Lala-tan! ¡Vamos a casarnos!" —exclamó con una voz que podía estremecer a cualquiera—.

Lala, con aire de desdén, respondió, bajando el párpado izquierdo mientras sacaba la lengua: —En tus sueños, Lacospo. Contrató a un asesino para eliminar a Light. ¡Eres lo peor!".

Lacospo parecía genuinamente conmocionado por la acusación. Sus ojos, ya naturalmente saltones, parecían a punto de salirse de sus órbitas, y su boca se abrió tanto que parecía que podía tragar algo del tamaño de una lata de cerveza. "¡¿Lo peor?!" Tartamudeó.

"¡Exactamente!" —replicó Lala, señalándole con un dedo acusador—. "¡Nunca me casaría con alguien tan tonto como tú!"

Lacospo, claramente frustrado, señaló a Light, "¡Esto es tu culpa, Light Yagami! ¡Has seducido a Lala-tan!

Volviéndose hacia Eva, a quien se refería como "Golden Darkness", la regañó: "¿¡Qué has estado haciendo todo este tiempo!? ¡Ya debería haber estado fuera de escena!"

Eva, con expresión seria, respondió: "Lacospo, tu timing es impecable. Tenemos que hablar. La información que me diste sobre Light Yagami no coincide con lo que he observado. ¿Estabas tratando de engañarme?"

Lacospo, claramente incómodo y empezando a sudar, respondió a la defensiva: "¡Light Yagami estaba manipulando a Lala-tan!" Luego arremetió contra Eva: "¡Dices ser la mejor asesina de la Vía Láctea, pero fracasaste en tu misión y ahora tratas de echarme la culpa a mí!"

Lala, adoptando una postura decidida, intervino: "¡Eva-chan! ¡No lo escuches!"

Eva lanzó una mirada penetrante a Lacospo. La había engañado. La información que le proporcionó no coincidía con la que ella había presenciado. Incluso como asesina, Eva era selectiva en sus objetivos, y solo eliminaba a los que se consideraban malévolos. Al darse cuenta de que Light Yagami no se alineaba con el perfil que se le presentaba, una ola de frustración e irritación se apoderó de ella.

"W... ¿¡Qué pasa con esa mirada!?" La mirada intensa y penetrante hizo que Lacospo retrocediera, moviendo los pies instintivamente. "¡Soy tu maestro!" —exclamó con voz cargada de autoridad—.

Eva permaneció en silencio, sus ojos observando la escena que tenía ante sí.

Lacospo se sintió ridiculizado, el calor le subió a la cara mientras se le formaban gotas de sudor en la frente. "¡Si no me obedeces, tendré que castigarte! ¡¡Sal adelante, Gama-tan!!" Invocó.

De repente, un aura dorada envolvió a Lacospo. Lo levantaron brevemente y, poco después, una enorme rana descendió, colocándose debajo de él. La rana, de color verde intenso con labios prominentes que recordaban a los de Lacospo, pero en un tono más verde, aterrizó en el suelo, el aura dorada se disipó a su alrededor.

La luz, que observaba desde la distancia, reflejó internamente: "Una rana gigante con 100 de fortuna. No está mal.

Había muchas razones para que una rana de esta magnitud poseyera tal fortuna. Incluso Lacospo, con sus 350 Fortune, fue prueba de ello.

"¡Gyahhh!" La rana emitió un ruido estridente, llamando la atención de todos.

Eva frunció el ceño, claramente disgustada con la presencia de la criatura.

"¡¿Ese es el Arroirogaama?!" Peke, saliendo de la chistera de Lala, exclamó sorprendido.

—¿Lo sabes, Peke? —inquirió Lala, con el interés brillando en sus ojos.