No puedo mentir más

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POV. Heeseung

EJ terminó con Jimin y en cuanto Seoyeon se vio sola, comenzó a apartarse de mi con una decepción infinita llameando en sus ojos. Iba a volver al refugio del bosque, pero yo no lo iba a permitir.

Los alaridos de K continuaban resonando en mis oídos.

La agarré por la espalda, me deslicé por su cuello como si fuera a hacerle una caricia... y le arranqué la cabeza.

- Aguanta K – lo llevaba en brazos mientras caminaba el trecho que me separaba del claro donde estaba Seokjin. Le necesitaba con urgencia. EJ se había quedado en la cima, esperando que los restos de Seoyeon y Jimin desaparecieran con el fuego y después se encargaría de llevar a Sooha a casa.

K tiritaba entre mis brazos. Sus quejidos eran ahora débiles, pero sabía que sentía un dolor atroz. El sudor empapaba su cuerpo y yo me iba desesperando más y más.

Para colmo, había otra complicación. Los Vulturis habían decidido intervenir justo en ese momento. Tuve que permanecer escondido entre la maleza, sujetando a K e implorando a cualquier divinidad que me estuviera escuchando que por favor el olor del licántropo camuflara el mío.

Contemplé la escena. Quedaban tres minutos para que aparecieran.

Mi familia permanecía en un holgado semicírculo alrededor de una hoguera donde, aunque se veían pocas llamas, la humareda púrpura era densa, casi negra y flotaba encima de la reluciente hierba. El más cercano a esa neblina era Jay. Estaba de espaldas a mí, con los hombros tensos y los brazos ligeramente extendidos, aunque todos sabían que yo estaba entre los matorrales. Cerca había algo más. Otro vampiro. Era una chica menor que Sooha, con el pelo oscuro y complexión menuda. Apretaba contra el cuerpo las piernas, enlazadas por los brazos, hasta ovillarse en una bola junto a las llamas.

- ¿Qué has hecho Seokjin?... – musité al ver que había dejado que la chica se rindiera. Analicé a mis hermanos. Todos estaban bien, salvo Jay, al que habían mordido y le escocía el veneno. Eso le pasaba por pretender estar en todas partes al mismo tiempo.

Y entonces los vi. Con Bahiyyih a la cabeza. En un impulso automático, tapé con suavidad la boca de K, aunque ya se había desmayado por el dolor.

- Hola, Bahiyyih – saludó Seokjin cortés.

Su mirada recorrió a todos los miembros de mi familia y se detuvo en la neófita.

- No lo comprendo... – dijo.

- Se ha rendido – explicó Seokjin.

- ¿Rendido?

- Le di esa opción.

- No hay opciones para quienes quebrantan las reglas – zanjó ella, tajante.

- Está en sus manos. No vi necesario aniquilarla en cuanto se mostró voluntariamente dispuesta a dejar de atacarnos. Nadie le ha enseñado las reglas.

- Eso es irrelevante.

- Como desees.

Ella le miró con interés.

- Heechul deseaba que llegáramos tan al oeste para verte, Seokjin. Te envía saludos.

- Les agradecería que le transmitieran a él los míos – mi padre siempre tan cordial.

- Por supuesto – ella sonrió, pero la maldad de Bahiyyih era palpable en el ambiente. Entonces contempló la pira de vampiros muertos – Parece que hoy han hecho nuestro trabajo... bueno, casi todo – añadió mirando a la neófita – Solo por curiosidad profesional, ¿cuántos eran? Ocasionaron una buena oleada de destrucción en Chuncheon.

Novilunio || K/HeeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora