ෆ ❝O24 | 𝑬𝒏𝒗𝒊𝒅𝒊𝒂❞

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La mayoría de la familia Cullen regresó su mirada hacia Edward que se encontraba enfrente del piano de la sala, él estaba tocando una melodía y de repente confundió las teclas, consiguiendo que se escuchara una melodía un tanto desafinada.

—¿Ya se te entumieron los dedos de tanto tocar? —pregunta Emmett desde el sofá, confundido por esa reacción de su hermano.

—¿Pasó algo, hijo? —pregunta Cassie igual de confundida que todos los demás.

—No es nada, simplemente sentí algo que... —Edward baja poco a poco el tono de su voz teniendo el ceño fruncido y cierra los ojos—. Tuve una extraña sensación en el pecho que me hizo desconcentrar.

—Tal vez deberías dejar descansar un poco al piano —recomienda Carlisle con tranquilidad—. Estuviste tocando desde la tarde, ya practicaste lo suficiente por hoy.

—Además los niños están durmiendo, no queremos que se despierten —recuerda Rosalie—. No cuando ahora cuesta más trabajo dormir a Isaac y a Matthew.

Edward suelta un largo suspiro y decide terminar su sesión de piano de ese día, ya era casi la media noche y podía matar el tiempo haciendo otra cosa que no fuera tan ruidoso para los pequeños de la familia.

—Alice, deja de mover su pierna de esa manera que me poner nervioso —pide Edward tras levantarse del asiento enfrente al piano.

—No puedo, no después de la noticia que dieron hoy en la televisión —admite Alice, dándose cuenta de que había hablado de más.

El lector de mentes frunce el ceño tras ver las expresiones que tomó su familia luego de que Alice dijera esas palabras.

—¿De qué noticia hablas? —pregunta Edward, caminando para sentarse junto a la vampiresa de corte pixie que negaba rápidamente.

—Que discreta eres, pequeña duendecillo —susurra Emmett con sarcasmo, ganándose una mala mirada por parte de Jasper que se había mantenido en silencio hasta el momento.

—¿Me van a decir? —pregunta Edward intentando entrar a los pensamientos de los presentes, pero estos los bloquearon—. ¿Es tan malo que ni siquiera me dejan leer sus pensamientos para saber lo que ocurre?

—No es como si pudiéramos hacer algo para arreglarlo —comenta Rosalie con amargura, cruzándose de brazos y soltando un corto suspiro.

—¿Entonces...? —pregunta Edward, queriendo que alguien le dijera la verdad.

—Hoy en las noticias dijeron que en la prisión de Seattle hubo una fuga de uno de los reclusos —explica Layla por fin, consiguiendo que su cuñada regresara su mirada hacia ella.

ෆ³𝑬𝒙𝒄𝒆𝒑𝒕𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍 𝑳𝒐𝒗𝒆 - 𝑬.𝑪®ෆDonde viven las historias. Descúbrelo ahora