ෆ ❝O12 | 𝑶𝒍𝒗𝒊𝒅𝒂𝒓❞

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—Alice, no quiero hablar ahora —dice Edward sin regresar su mirada hacia la puerta de su habitación, en donde sabía que se encontraba su hermana menor.

—¡Yo sí quiero hablar y me vas a escuchar! —asegura Alice estando nerviosa y quedando a la par del castaño.

—No fue mi culpa, yo no lo decidí —responde Edward antes de escuchar los reclamos de la vampiresa de corte pixie—. Amelia tomó esa decisión, así que puedes ahorrarte tus palabras y darle a ella ese sermón que quieres darme.

—¡¿Por qué los dos son tan tercos?! —pregunta Alice frustrada, ignorando las palabras de Edward que soltó un largo suspiro—. ¡Es que ustedes de verdad me dan dolor de cabeza y ni siquiera puedo sentir dolor! ¡¿Qué tiene que pasar para que entiendan que son el uno para el otro?!

—Alice, yo estoy consciente de lo que siento por Amelia, de verdad la amo —afirma Edward regresando su mirada hacia la chica—. Pero aunque yo le pertenezca a ella, no puedo obligarla a estar conmigo.

—Y lo entiendo, lo que me frustra es que ninguno de los dos haga algo coherente para poder arreglar sus deferencias —explica Alice—. Sé que tú tienes la iniciativa y que Amelia tiene las ganas de hablar contigo algunas veces... ¡Pero coger a lo desgraciado no arreglará nada! ¡Solo ponen más distancia!

—¡Alice Cullen! —los dos hermanos detienen su conversación tras escuchar el grito de su madre que se encontraba en la sala de la casa.

—¡Lo siento mamá! —se disculpan ambos vampiros al mismo tiempo temiendo un regaño por parte de Cassie.

—Si mamá nos regaña será por tú culpa —advierte Edward alejándose de Alice para caminar hacia su librero.

—Acepto la culpa, pero necesito que me escuches —explica Alice siguiendo al chico ya que no quería terminar la conversación todavía.

—Alice, sabes que te quiero, pero no voy a seguir rogándole a Amelia para que hablemos —afirma Edward regresando su mirada hacia su hermana menor—. Ella ya tomó su decisión, entonces lo único que haré es respetar eso.

La castaña hace una pequeña rabieta en su lugar ya que nada estaba saliendo como ella había pensando, se notaba que Edward y Amelia eran el uno para el otro porque ambos son muy orgullosos.

—¿No se supone que tú percibes las mentiras que dice Amelia? —pregunta Alice incrédula mientras se cruzaba de brazos—. ¡Es más que obvio que ella esta mintiendo!

—Alice, solo dime lo que viste o déjame leer tus pensamientos —pide Edward con tranquilidad sentándose en el sofá-cama de su habitación—. Eres muy mala mintiendo y todo este sermón es la introducción a una visión tuya, algo me estás ocultando.

ෆ³𝑬𝒙𝒄𝒆𝒑𝒕𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍 𝑳𝒐𝒗𝒆 - 𝑬.𝑪®ෆDonde viven las historias. Descúbrelo ahora