Capítulo 9

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Eileen

El sol caía por el horizonte a medida que las horas transcurrían. El clima agradable fue la causa por la que Selene decidió invertir la tarde relajándose en el jardín, disfrutando lo que eran sus últimas horas como mujer libre y sin compromisos. Había insistido en que disfrutara junto a ella, sobornándome con una taza de café con leche y unas galletas que no rechacé. La brisa era tenue, arrastrando el olor de las flores frescas y el césped recién cortado del jardín.

Bebí el último trago del café ya frío y el personal se llevó la taza junto al resto de la vajilla.

Selene suspiró entonces, comprobando la hora. La conversación que hasta el momento había sido trivial se convirtió en un golpe con la realidad.

—No puedo creer que me haya comprometido —Selene empezó, al borde de un ataque de pánico—. Me ha vendido como si fuera un objeto, a su hija, y con el hombre que controla la 'Ndrangheta. ¡Cavolo! ¡El hombre con el que me quiere casar tiene cuarenta años más que yo! ¿Cuándo se ha divorciado...?

Escuchaba sus protestas sentada en el sillón frente a ella. En veinte minutos los invitados llegarían, lo que acrecentaba su temor y sus nervios. Podía entender su comportamiento. Yo reaccionaría igual en su lugar, asustada y cabreada. La manera en la que Arnaldo lo anunció tampoco fue de ayuda, haciendo saber que dos personas los acompañarían a cenar esa noche y que una de ellas sería su prometido, el jefe de la 'Ndrangheta. No tenía ninguna información sobre esa organización criminal. Los documentos que Samay tenía sobre la mafia italiana se centraban en Arnaldo Salvatore y su familia. No había nada del resto de organizaciones.

Ella siguió. Me mantuve callada, escuchando sus quejas sin opinar. Era mejor así. No había nada que pudiera decir para aminorar su agobio. Intentar animarla con simple palabrería sería inútil.

—Signorina, suo padre vuole che si prepari per la cena —una de las mujeres del servicio advirtió tras ella.

—Si no voy mi padre me matará y si voy probablemente muera... —murmuró, teniendo un debate interno consigo misma que concluyó en una idea​—. Ven conmigo.

La petición me atrapó desprevenida.

—Tu padre ha dicho que no vaya.

—Le rogaré. Por favor, no quiero ir sola. —La confianza que depositaba en mí me hacía sospechar las carencias afectivas que había sufrido en su infancia. La forma que tenía de irradiar amor a cualquiera que lo quisiera era un indicio evidente. Mi lado analítico tomó presencia.

Acepté por el sentimiento de culpa que podría sentir si me negaba. Asistir a una cena entre mafiosos en la que seguramente tratarían temas que podrían poner mi vida en peligro era una mala forma de pasar la noche.

Subimos a las habitaciones a vestirnos. Ella insistió en elegir la ropa que llevaría en la cena. Me hizo llevar un vestido de tirantes y seda negra que tenía un corte en un lado de la falda desde un palmo debajo de mi cadera hasta la rodilla. El de ella era parecido en un oscuro verde.

—Es la hora —dijo como un recordatorio—. Vamos.

Dean y su tío se encontraban abajo, manteniendo una conversación y esperando, impecablemente vestidos con oscuros trajes que reflejaban la elegancia y el aura características de la sanguinaria mafia. Selene se acercó a ellos, interrumpiendo su discusión.

Ciudad en llamas [perdizione #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora