#4 Nunca me enamoraré, ni seré ama de casa, ni tendré una familia P.2

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Resumen:

Merlina y Tyler atraviesan las primeras semanas de la paternidad.

Reciben algunas visitas.

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¿Cuánto ruido podía emitir un cuerpo tan pequeño?

Era la sexta vez esa noche que Tyler se lo preguntaba. La pequeña Perséfone hacía honor a su nombre, ya que en poco tiempo el dormitorio se había convertido en el mismísimo Inframundo. Además, según parecía, Tyler era el único que la calmaba.

Seth, en cambio, era por mucho más tranquilo. Se quedaba callado la mayor parte del tiempo y todo su mundo era Merlina, a quien miraba a todas horas con sus ojos verdosos, como los de su padre.  Y aunque Perséfone también tenía el mismo color de ojos, los de ella eran más brillantes, mientras los de Seth eran pálidos y fríos.

—Creo que debes estar agradecida de ser su favorita —le dijo Tyler a su esposa mientras mecía a su hija, que lloraba desconsoladamente.

La niña no quería la leche de su madre, pero Seth era lo único que comía, así que en ese momento Merlina lo estaba amamantando con una extraña paciencia y una mirada cálida en los ojos.

—Dale el biberón, de otro modo no se callará —le dijo ella a Tyler.

Él acomodó a la bebé en una de las cunitas gemelas frente su cama y salió de la habitación para prepararlo. Cuando estuvieron solos, Merlina sintió que su hija la miraba fijamente. Ya callada y calmada. Al encontrarse con sus ojos abiertos, fue recibida con una sonrisa engañosa que se parecía mucho a la de Tyler. Ella no pudo evitarlo; la comisura de su boca se levantó ligeramente.

Seth emitió un pequeño sonido que le indicó que había terminado de alimentarse. Merlina le limpió la boca con un pañuelo negro y lo acostó junto a su hermana. La pequeña Perséfone estiró su manita y agarró uno de los dedos de su hermano, justo antes de que él se quedara dormido. Merlina los miró, preguntándose qué clase de relación tendrían cuando fueran mayores. ¿Serían como ella y Pericles? ¿Se protegerían el uno al otro?

En ese instante, Tyler regresó con un biberón de vidrio preparado y una quemadura que le enrojecía el dorso de la mano. Perséfone miró el biberón y rompió a llorar de inmediato, hasta que su padre la calló con la mamila.

—Creo que tenemos una pequeña chantajista —comentó Tyler. Miró a su hija con ojos de amor —. ¿Quién es mi chantajista? —le dijo a la niña con la clase de voz que usan los adultos para referirse a los bebés.

La niña rió, mostrando su boca desdentada.

—¡Mira! —exclamó él, emocionado —. ¡Se está riendo!

—Sí. Se está riendo de ti —le corrigió Merlina, que ajustaba las mantas en el cuerpo inmóvil de Seth —. Y lo seguirá haciendo si le hablas de esa forma.

Tyler retiró el biberón de la boca de su hija, que por fin se había dormido, y miró a Merlina con indignación.

—No me mires así —ella se acomodó bajo las sábanas de su cama —. Sabes que es verdad. Imagina que alguien acercara su rostro a tu cara y te hablara de esa manera. Pensarías que es estúpido, ¿no?

Él dejó el biberón en la cómoda y se acostó junto a su esposa, sin responder. No le iba admitir a Merlina que tenía razón. Definitivamente él se reiría de la persona que le hablara así.

—Buenas noches —le dijo en cambio, apagando la lámpara —. Espero que tengas sueños felices, con los unicornios de Enid incluidos.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2023 ⏰

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Tyler x Merlina - One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora