Capítulo 9: Conociéndote

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Bandit salió de nueva cuenta a su trabajo. Las noches que ya había pasado aquí eran las más frías y solitarias que recuerda haber vivido, ni siquiera un abrigo lo protegía por completo de los ventarrones de la madrugada. Por suerte este día ocuparia un puesto mucho más cómodo, está oportunidad se le presento por la inesperada falta de un segurata en la entrada de personal justo al lado de la barra.

Su turno sería más corto también, solo cuatro horas desde las 8:00 hasta las 12:00 ya que ese mismo día se tenía planeado cerrar mucho más temprano de lo normal. Debían dejar todo limpio y ordenado para el día siguiente, el departamento de sanidad se encargaría de revisar el lugar de pies a cabeza buscando alguna irregularidad.

Esta vez fue tranquilo, demasiado para lo que ya estaba acostumbrado. Los únicos momentos de "tensión" los viviría con un par de jóvenes pasados de copas que confundieron el cuarto de staff con los baños, Bandit les dio la dirección real de los sanitarios, los chicos no mostraron alguna intención de buscar problemas tampoco.

El evento central de la noche estaria en los pensamientos del perro azul y grande.

Como en cualquier club nocturno, la bebida, los grupos de amigos y las parejas abundaban en el lugar, mientras que en la bocina sonaban las canciones de moda actuales. No le disgustaba en absoluto, quería ponerse al corriente con las nuevas tendencias y todo eso, pero le hubiera gustado mucho más que suene las canciones de su época.

Todo esto quedaría en segundo plano con una persona en específico. La chica de la barra, Sea, ya se había presentado con ella el primer día y le pareció alguien amigable. Era mucho más joven que Bandit, se notaba mucho. Y por alguna razón, Bandit no podía dejar de ver cómo trabajaba, le parecía refrescante ver cómo preparaban los tragos y la maestría con la que los hacian.

Poco a poco su vista fue cambiando de objetivo. Primero fueron los materiales, las copas y los ingredientes con los que se preparan los cócteles, después su vista se devio hacia las habilidosas manos de la bartender, viendo cómo preparaba cada orden con rapidez y eficacia. Después alejó la vista un poco, ahora podía verla de cuerpo entero, los trucos con botellas y el agitador.

La joven notaría la mirada curiosa y de admiración de Bandit, y se iba interesando más en entablar una conversación. Las miradas ocasionales de ambos se terminarían por encontrar, por instinto apartaron la vista, pero en realidad no había nada de lo que avergonzarse. Esto se repetía ocasionalmente, sobre todo cuando la barra se quedaba sin personas a las que atender.

Por supuesto que seguiría viendo la barra toda la noche, claro sin dejar su puesto en ningun momento. Y cuando llegó el momento de la noche en que ya todos se iban, Bandit se acercó a la barra, con algo de pena y nervios. Primero se sentó cerca y se relajo lo mejor que pudo.

—Ya está tranquilo por aqui, ¿No? —Bandir tomo asiento.

—Si, parece que es todo por hoy... —Sea seguía secando las copas.

—¿Es así todos los días? No suelo estar dentro cuando está movido.

—Si, de hecho si. Pero me gusta este trabajo —Sea dejo de ordenar.

—No lo dudo.

—Oye... Bandit, sabes, desde que empezaste a trabajar aquí siempre nos preguntamos mucho sobre ti. Y como prefieres tener un perfil bajo, nadie se atrevió a preguntarte nada —Sea sirvió un vaso con agua.

—¿Quieres uno también? ¿Quizá un trago? —pregunto.

En verdad nadie le había preguntado a Bandit sobre detalles de su vida privada, los conocimientos sobre el eran escazos y siempre existía esa duda entre sus compañeros de trabajo.

Sé fuerte (Bluey) [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora