23. Lo que pasa en el Encierro...

1K 70 3
                                    

23. Lo que pasa en el Encierro...

Eclipse Harris

El fin de amar,
sentirse más vivo
- Gustavo Cerati

Axel no ha intentado nada.

De hecho, casi parecía que todo volvía a ser como antes. 

Tras mi discursito en el coche, diciéndole que no era un juguete sexual, Axel había tenido sus manos bastante lejos de mí, lo cual es sorprendente teniendo en cuenta la forma de despedirse que tuvo. 

Buenas noches, hermanita. 

Aún me causa escalofríos. Lo dijo de una forma tan oscura, como si supiera exactamente que iba a tenerme debajo suyo, rogando por un orgasmo, en algún momento. 

Y los escalofríos no me los causaba Axel, sino el hecho de que me había encontrado deseando estar debajo suyo, rogando por un orgasmo. 

Pero tenía el presentimiento de que esta noche no iba a ser igual. 

¿Por qué?

Porque hoy era el maldito Encierro. 

—¡Esto va a ser buenísimo! —exclama Olivia a mi izquierda. 

Axel, que está a mi derecha, entrelaza nuestras manos mientras escuchamos hablar al director. Trago saliva, incrédula de lo que está sucediendo. Axel Moore me está dando la mano después de todas las mierdas que han pasado. 

Jodidamente me está dando la mano. 

—Bueno, chicos, ya sabéis; no podéis salir hasta que se abran las puertas mañana a las siete y nada de romper material del centro —explica el director—. Y, por último; lo que pasa en el Encierro, se queda en el Encierro.

Los gritos y aullidos emocionados resuenan al instante, animando el ambiente.

Yo siento la pesada mirada de Axel en mí, y cuando lo enfoco por el rabillo del ojo, lo noto sonriendo casi lobunamente.

—Lo que pasa en el Encierro, se queda en el Encierro —me susurra al oído, haciendo que mi piel se erice.

—Lo que pasa en el Encierro, se queda en el Encierro —confirmo, y sé en ese justo momento que esto podía salir muy bien o muy mal.

Y probablemente sea la segunda opción.

El director se va y todo es silencio hasta que se escucha el giro de la llave, indicando que las puertas están cerradas. Entonces, los gritos resuenan por todo el instituto. 

—¡Qué empiece el Encierro! 

Avery en seguida le ordena a un chico que se encargue de la música y a otro par que coloquen mesas en los pasillos para dejar las aulas libres para poder dormir, creando todo este caótico movimiento a nuestro alrededor.  

Avery Sallow es la realeza de Blue High. No sé cómo, pero lo es. Supongo que por su encanto y sus fuertes dotes de liderazgo. Avery puede estar ordenándote que saltes de un puente y sonar tan encantadora y convincente que obedeces. 

La música techno es estridente, pero motiva al personal. El olor a marihuana llega pronto y las mesas ya están repartidas por los pasillos, con gente subida encima de ellas. Todo esto en cuestión de segundos. 

Avery es una máquina. 

Me giro para comentárselo a Axel, pero no lo encuentro. Frunzo el ceño confundida; ¿dónde demonios se ha metido?

—Oye, una chica tan guapa no debería tener esa mueca —Dorian Trish se acerca a mí, con una sonrisita. Lleva la camiseta del equipo de baloncesto y un porro de marihuana en la mano—. ¿Quieres?

No debería...

Pero antes de que la negación se formule por completo en mi cabeza estoy dándole una calada al porro. Toso, ahogándome con el humo y Dorian me dedica una sonrisa divertida, pero sin maldad, mientras me acaricia la espalda.

Esta es la primera vez que me drogo, o que fumo si quiera. Hago surf, tener unos buenos pulmones puede salvarte la vida. 

Le paso el porro a Dorian y él le da una larga calada mirándome. 

—¿Podré enterarme algún día de ese pánico tuyo a los besos?

Dios, prácticamente ni me acordaba de que no podía besar. Había estado tan concentrada en mi mierda con Axel que había olvidado mis otros problemas. 

—Es una tontería. 

—No creo que sea una tontería si te afecta tanto —me pasa el porro de nuevo y esta vez doy una calada más larga. Toso, claro, pero no me ahogo como antes.

—Sí, supongo que no lo es —murmuro con la boca pequeña. Luego, suspiro—. Perdona por lo que pasó. 

—Tranquila. ¿Te cuento un secreto? —se acerca a mi oído, con una sonrisita traviesa—. Iba drogado, así que soy yo el que debe pedirte perdón por las estupideces que hice. 

—¿Estupideces? —alzo una ceja— No saliste huyendo después de besarme. 

—No, pero estaba comiendo patatas chips mientras tú tenías intenciones de besarme, ¿quién hace eso? —sin poder evitarlo, suelto una risita. 

—¿Sueles ir drogado por la vida?

Cuando él y yo follábamos, solía fumarse un porro después, pero solo ahí, no iba drogándose a cada momento. 

—Algo así, es divertido. 

—¿No estás en el equipo de baloncesto? 

—¿Te cuento otro secreto? —se acerca más a mí— Le pago a alguno del equipo para que mee por mí en las pruebas de orina. 

Río, negando con la cabeza. 

—No, tonto, me refiero a la resistencia. ¿No te jode el cuerpo?

—Ahora no lo noto —se encoge de hombros—. Y suelo tomarme alguna pastilla antes de salir al campo. 

Abro los ojos, sorprendida, aceptándole otra calada.

—Eso va en contra de las normas. 

—Hay muchas cosas que van en contra de las normas y se tienen que hacer para sobrevivir, Eclipse —murmura, expulsando el humo del porro antes de pasármelo de nuevo—. Por lo menos así es en mi barrio. 

—Siento que todo el mundo exagera mucho con Blue Alley —suelto en un murmullo, volviendo a fumar.

—Es bueno que sientas eso, significa que no has tenido que vivirlo.

—¿Tan malo es?

—Dormimos con los zapatos puestos, creo que es respuesta suficiente. 

—¿Para que no os los roben? —entrecierro los ojos, acabándome el porro. Dorian lo tira al suelo y lo pisa.

—Para poder salir huyendo si es necesario, princesa, para eso. 

—¿De qué huirías?

Me siento atontada y mi risa es fácil a pesar de que no es un momento para reír. La fuerte y estridente música techno suena a todo volumen y la gente a nuestro alrededor salta y baila mientras bebe y se droga. 

—De cualquier cosa. De todo. De nada —se encoge de hombros—. No es una vida agradable y si no la conoces nunca, mejor. 

—He escuchado que hay una pelea con Hood River, ¿qué tan cierto es eso?

Él se tensa.

—Aléjate de los chicos de Hood River, Eclipse. 

ECLIPSE (SDR 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora