Segunda parte de Into the Wednesday-verse
Tres meses después de los hechos narrados en Totalgether Ooky, Wednesday Addams y Enid Sinclair están a punto de decir adiós a sus vidas en Nevermore y afrontar el futuro. Pero las celebraciones del día de...
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Conversación con un monstruo
Taylor Galpin .
El nombre... no, el apellido resonó en los oídos de Enid con la misma intensidad que un disparo.
El hombre lobo sintió que todos y cada uno de los músculos de su cuerpo se tensaban al mismo tiempo de una manera casi dolorosa y apremiante. Una descarga de adrenalina que convirtió su cuerpo en una fuerza explosiva lista para la acción.
Una ola de recuerdos y sensaciones la invadió. Recuerdos de una noche de hace dos años, una noche de luna de sangre. El miedo, la ira, el olor del bosque, el aroma de esa cosa que tenía a Wednesday entre sus garras, el dolor en su carne.
Sus cicatrices empezaron a arder. La picazón se convirtió en un dolor frío y agudo. Casi como si las heridas se hubieran abierto de nuevo.
La sonrisa de saludo en su rostro se había congelado en un rictus de tensión. Enid notó un dolor creciente en la mandíbula y una molestia detrás de los labios. Sin darse cuenta sus dientes se estaban volviendo demasiado grandes y afilados para una boca que aún mantenía una forma humana.
A su alrededor todo era silencio. No pudo oír nada más que un murmullo creciente. Inconscientemente se dio cuenta de que era ella misma. Un gruñido surgió de su pecho y se elevó hacia su garganta.
Unos segundos más y sus garras habrían surgido, clavándose en la mano de Galpin que todavía la saludaba con un apretón de manos.
Quiso la fortuna que esto no sucediera cuando otra mano aterrizó firmemente en el hombro de Enid, acompañada de un olor que ella conocía mejor que cualquier otro en el mundo. El licántropo se giró con un sobresalto.
Podía ver a los gemelos, Dora y Theo, mirándola ligeramente alarmados y desconcertados. Pero lo que llamó su atención fue el rostro y los ojos oscuros de Wednesday Addams, y lo que finalmente rompió la neblina que había comenzado a caer sobre su mente fue la expresión de su rostro.
Ni Enid ni Wednesday eran telépatas, pero en ese intercambio de miradas se produjo una auténtica conversación silenciosa. Wednesday esperaba que Enid lo entendiera.
Porque al final del día, realmente no sabían nada, ¿verdad?
Taylor Galpin. El nombre bien podría ser una coincidencia. Wednesday no lo creyó ni por un momento, pero tampoco podía permitirse el lujo de descartarlo y operar únicamente sobre supuestos prejuicios.
Taylor. Tyler. Todo apuntaba a que estaban lidiando con una variante dimensional de su primer adversario en Nevermore, el monstruo títere asesino en serie de un racista demente. Un Hyde.