¡Jóvenes enamorados!

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¡Adivina, adivina! ¿Qué había alegrado tu día? Exacto, ¡una visita de tu lindo novio, Kunikuzushi!

Habías invitado a tu pareja a tu casa nuevamente, ya era frecuente que tu joven enamorado visitará tu casa y pasará el tiempo junto a ti en tu habitación, abrazándote y mimandote.

Pero esta vez ibas a ser honesta... Esta vez lo habías invitado para quitarle la virginidad.

Estabas decidida a quitarle esa inocencia y timidez que le impedía tocarte más allá de tu rostro y manos.

Le ibas a entregar todo de tí y él te iba a confiar todo de sí mismo.

“¿Estas segura de esto, cariño?...” Tu dulce enamorado Kunikuzushi susurró con timidez mientras te observaba quitarte la camisa, sus mejillas ya estaban ligeramente enrojecidas de vergüenza y estaba tratando de contener sus ganas de apartar su mirada por orden tuya.

“Si, Kuni... Estoy segura, ya es la tercera vez que haces esa pregunta...” Respondiste con tranquilidad, arrojando tu camisa a un lado de la cama antes de sentarte en esta, quedando frente a la tímida mirada de tu enamorado.

“Lo sé... Es que realmente no creo que deberíamos arriesgarnos... Tus padres todavía están en casa, ¿qué sucederá si nos descubren?” Kunikuzushi divagó con preocupación mientras te observaba poco a poco desabrochar tu brasier.

“No te preocupes, no sucederá eso sí no hacemos tanto ruido, ¿si?...” Intentaste reconfortarlo un poco con tus palabras, utilizando un tono dulce. “Ahora... sólo concéntrate...” Susurraste antes de dejar caer tu brasier, exponiendo tus pechos a la ahora sorprendida mirada de tu enamorado.

Kunikuzushi se quedó en silencio, admirando tus pechos mientras sus mejillas se teñían de un profundo rojo carmesí, era la primera vez que veía unas así de cerca... Estaba tentado a tocar.

“Tócalas... Iremos avanzando poco a poco, tranquilo...” Susurraste con dulzura, acercándote un poco más a Kunikuzushi mientras esperabas una acción de su parte.

Kunikuzushi aún sin palabras fue elevando su mano poco a poco, dirigiéndola hacía uno de tus pechos para manosearlo suavemente, procurando no ser tan brusco para no lastimarte.

“...Wow, son extrañamente muy blanditas... cómo una almohada...” Él murmuró, manoseando en círculos al rededor de tu seno cómo sí estuviera acariciándolo.

Tú dejaste escapar una pequeña risita, observándolo jugar con tu pecho cómo si fuera un niño pequeño, era adorable...

Kunikuzushi no tardó en colocar su otra mano sobre tu otro seno, ahora masajeando ambos gentilmente, era tan cuidadoso... Realmente se preocupaba por tí y quería hacerte sentir cómoda.

“Colócala en tu boca...” Susurraste a modo de petición, captando la atención de tu enamorado que no tardó en levantar la mirada de tus pechos, observándote con asombro.

“...¿La coloco en mi boca? ¿No te dolerá?” Él preguntó, asegurándose de tener tu consentimiento antes de proceder.

“No, Kuni, no me dolerá... Y si me llega a doler, yo te avisaré, ¿esta bien?” Le aseguraste, colocando tu mano sobre su cabeza para acariciarlo cariñosamente.

“...Esta bien.” Kunikuzushi pronunció antes de inclinarse cerca de uno de tus pechos, tomándolo y llevándolo lentamente hacia su boca, haciéndote sentir escalofríos por tu espalda ante la sensación de su lengua sobre tu pezón.

“...Bien, muy bien... Ahora puedes chupar, juga con ella...” Susurraste, soltando ligeros gemidos al sentir leves succiones en tu pecho, no tardaste en ponerte roja con un poco de vergüenza.

Kunikuzushi chupó de tu pecho suavemente, pasando su lengua ocasionalmente por encima de tu pezón y recibiendo más gemidos en respuesta, parecía estar soltándose lentamente.

Continuaste acariciando la cabeza de tu enamorado, pasando tus dedos por su cabello mientras él continuaba succionando de tus pechos, haciéndote sentir bien...

“Kuni...~ K-kuni..~ S-sigue...~” Lloriqueaste levemente, te estabas derritiendo bajo la lengua de Kunikuzushi, tus pezones se sentían tan sensibles...

Kunikuzushi fue a chupar tu otro pecho, dejando rastros de saliva a lo largo de su camino mientras comenzaba a succionar de tu otro pecho.

No pudiste evitar dejar escapar algunos gemidos altos, rápidamente cubriendo tu boca con tu mano al recordar el hecho de que tus padres seguían en casa.

“K-kuni..~ ¡Hmm!..~” Mordiste tu labio inferior intentando acallar tus sonidos obscenos, Kunikuzushi solo continuaba chupando de tus pechos cómo un bebé... Estaba comenzando a excitarte.

Después de un par de segundos, Kunikuzushi se separó de tus pechos con un largo hilo de saliva, secando sus labios con su mano.

“...¿Te hice sentir bien?..” Él preguntó inocentemente, parecía estar buscando tu aprobación con esa pregunta pues claramente había escuchado cada uno de tus gemidos.

“Si... Mucho...” Murmuraste mientras asentias, respirando con ligera dificultad.

Ambos permanecieron en un pequeño silencio que decía mucho por sí mismo, ambos se estaban deseando mutuamente en ese momento...

Y sólo una mirada bastó para que te abalanzaras contra Kunikuzushi, uniendo tus labios con los suyos en un beso, terminando encima de él.

Kunikuzushi pudo sentir tus pechos presionarse contra su cuerpo mientras correspondía tu beso, dejándose llevar por la excitación del momento.

Tú te aferrabas a él desesperadamente, buscando mantener tus manos sobre su cuerpo y acariciarlo... Querías hacerlo sentir bien también.

Mientras ustedes compartían un apasionado beso, unos ligeros pasos captaron la atención de ambos, logrando separarlos de aquel beso.

“Ay, no ahora... Justo cuando esto se estaba poniendo bueno...” Te quejaste en voz baja antes de alejarte de Kunikuzushi, tomando rápidamente tu camisa y volviendo a colocartela sin ni siquiera molestarte en colocarte tu brasier antes.

“...Cariño..~” Pudiste escuchar a Kunikuzushi quejarse ligeramente en un pequeño lloriqueo, intentando volver a atraerte a él, buscando tu cuerpo.

“...Perdón, Kuni.. Nos van a descubrir...” Dijiste con un poco de tristeza, acercándote nuevamente a él para abrazarlo, intentando consolarlo.

Aquellos pasos lentamente se fueron alejando, parecía que alguno de tus padres solo estaba pasando por allí a propósito para revisar que no hubiera ruidos obscenos proveniendo de tu habitación.

Uf, habías estado tan cerca... Claro, habías logrando un poco de interacción entre los dos, pero todavía era riesgoso.

Lo mejor sería intentarlo en otro momento, ¡pero no te rindas!

"¡Blandito y Sumiso!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora