[Después de las inundaciones, no quedó nada porque todo fue barrido por el agua; sólo existía un hombre llamado Búinaima. Él, al verse solo, buscaba la manera de restablecer la humanidad que había desaparecido del mundo donde existiera tiempo atrás; porque él sabía que antes de las inundaciones hubo gentes buenas que poblaron la tierra y habían desaparecido desde el castigo de Júzinamui.
Búinaima se trasnochaba mucho haciendo invocaciones a Júzinamui, pero la inteligencia no le daba más allá de donde él quería y el esfuerzo le causaba mucho sueño. Fue así como buscó la manera de vencer el sueño y para que se le abriera la inteligencia comenzó a indagar.
Búinaima comenzó a tostar hojas de varias matas, como de maraca (Theobroma bicolor H.B) y cacao (Theobroma cacao L.) name (Diocorea alata L.), hortiga o pringamosa (Urera baccifera L.), yuca (Manishot spp.), y otras de monte. Después de tostar se puso a pilar, luego a cernir en una talega fabricada con tela de corteza, y luego se puso a mambear en polvo. Con eso pudo dominar un poco el sueño, pero no le valía nada, porque no le abría la inteligencia y no encontraba lo que buscaba cuando hacía invocaciones.
Al ver que no le servía de nada, buscó por la orilla de los ríos la coca-de-la-boa y con ésta pudo ver un poco y la sabiduría le estaba llegando y con eso seguía haciendo invocaciones y aguantaba el sueño. Ya el espíritu le conversaba por medio del sueño pero no le revelaba todavía aquello que él quería.
Entonces le nació una niña y le puso el nombre de Búinaino, que quiere decir Madre de los hombres. Esa niña fue la coca. Así llegó; ahora vamos a ver cómo se vio la mata.
La niña iba creciendo. Cuando estuvo grandecita fue con la mamá a la chagra. Cuando llegó, se sentó sobre un palo, en la mitad, se sacudió y peinó los cabellos y dejó caer unas liendres. Sembró así la coca porque ella sabía que eso era lo que le faltaba a su padre.
Fue de esta forma como nació la coca. La niña fue la dueña de la coca, por eso nosotros cuidamos la coca como cuidar a una hija; si maltratamos la planta, nos enfermamos.
Ella, al volver al otro día, se dirigió al lugar sembrado y notó que había nacido una matita. Muy contenta se puso la niña porque vio crecer lo que el mundo necesitaba para combatir el mal y tener al mundo sano y a la gente honrada; pero ni la mamá ni el papá sabían por qué estaba tan contenta pues la niña no decía cuál era el motivo de su alegría. Era un secreto que no podía revelar a nadie hasta que ella viera vencer el mal.
Al volver por la tarde llegó a la casa con alegría y dijo al papá:
-Papá: hazme canasticos para yo cargar.
Y el papá le contestó:
-Bien hija, los haré para que ayudes a tu mamá a traer yuca.
Terminado el canastico se lo dio a la niña y ella se puso muy contenta y al otro día se fue con la mamá para la finca al lugar donde estaba la coca; allí encontró la mata con tres hojas. Ella las cogió y las puso en el canasto.
Por la tarde regresó con la mamá a la casa, con la coca dentro del canasto, y le dijo al papá:
-Papá: hay que poner la olla más grande y tostar la cosa que te traje. Te he visto comer coca que no se debe comer, porque de esas hojas sólo comen los animales. De hoy en adelante mambearás buena coca y verás y aprenderás muchas cosas, porque es un don de dios para salvar la humanidad.
Con estas palabras Búinaima se puso muy contento. Colocó en el fogón la olla y cuando estaba bien caliente le preguntó a la niña:
-Dónde está la coca?
Y la niña contestó:
-Al pie del pilón que tú manejas y en el canasto que tú me hiciste.
Rápidamente buscó la coca pero no la encontró sino tres hojas desconocidas y dijo:
-Aquí no hay sino tres hojas. Que es esto para semejante olla! Más vale poner una chiquita en lugar de una tan grande.
Y dijo la niña:
-No desconfíes y ponte a tostar en nombre de Júzinamui nombrando a toda la gente que existió en el mundo, así: la coca que comía bora, venga aquí! La coca que comía okaina, venga aquí! La coca que comía gidone, venga aquí!...Y así siguió nombrando todas las cocas. Así fue como Buínaima comenzó a tostar, y cuando tostó bien ya estaba llena la olla. Fue el primer milagro de la coca, que con tres hojas se llenó la olla.
Después preguntó Búinaima qué mezcla se ponía y ella dijo que fuera a la quebrada, que allí había un palo de yarumo (Cecropia spp), que la hoja seca se quemaba y la ceniza se debía mezclar con la coca pilada.
El papá se fue a buscar las hojas; pero en el lugar indicado solamente encontró un gavilán grande. Volvió a la maloca sin nada; y la niña le dijo:
-Esa es la hoja, no es ningún animal; agarra una vara y bájala!
Volvió el papá e hizo como le había indicado la niña y trajo la hoja. Así fue.
El hombre comenzó a comer la coca buena. Ya el hombre se sentó más firme y buscó lo que quería. Y encontró. Y comenzó la invocación a Júzinamui. El señor le dio el poder para dominar el mal en la tierra. Se presentó el espíritu, le reveló todo y le dijo:
-Tu puedes recobrar lo perdido, lo que tanto has buscado. Lo encontrarás. Ya con esa buena coca comenzó a pensar para que todo saliera bien en el futuro.
Búinaima vivía en su maloca siempre invocando a Júznamui y éste le revelaba todo lo que él deseaba. Comenzó a hacer Bailes de Frutas para aumentar las gentes que venían naciendo.
Cuando ya hubo mucha gente llegó la envidia sobre Búinaima. Resulta que se supo que Búinaima mambeaba coca y venían gentes de todas partes para conocer y comer la buena coca.
Había en ese entonces un capitán de grupo. Ese capitán se llamaba Búruziema; él llegó a saber y mandó a uno de sus "huérfanos" por la coca.
Este se fue bien tranquilo creyendo que la traída era fácil. Cuando llegó donde Búinaima, como a las ocho de la noche, dijo:
-Tío: ¿estás? Búinaima le contestó:
-Sí, estoy.
Luego el concertado dijo:
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AMONÍACO
HorrorRecopilación de relatos ficticios sobre la coca, relatos rurales, sobre crímenes y criaturas de la noche.