Capitulo 3 Temporada 1

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La noche había sido larga y fría para Aiden, con sus pensamientos inquietantes y su corazón lleno de anhelo. El alba llegó tímidamente a través de la ventana rota de su habitación, arrojando una tenue luz sobre su rostro. Aiden se despertó lentamente, consciente de la realidad que lo rodeaba.

Sin embargo, su breve momento de tranquilidad se vio interrumpido abruptamente por un fuerte golpe en la puerta de su habitación. Aiden se sobresaltó, preguntándose quién podría ser tan temprano en la mañana.

Monja: voz autoritaria desde el otro lado de la puerta "¡Aiden! ¡Despierta! Tienes trabajo que hacer!"

Aiden se apresuró a ponerse de pie, sintiendo una mezcla de miedo y ansiedad. Sabía que era mejor no hacer esperar a las monjas. Se vistió rápidamente con su ropa desgarrada y sucia, y luego abrió la puerta de su habitación.

Frente a él, estaba la monja cruel que había hecho de su vida un tormento desde que llegó al orfanato. Su mirada era gélida, y su tono de voz no dejaba lugar a discusión.

Monja: "Hoy, te toca limpiar los baños. ¡Así que muévete, híbrido!"

Aiden asintió con humildad y siguió a la monja hacia los baños del orfanato. El olor a productos químicos y suciedad lo golpeó de inmediato. Los baños eran un lugar oscuro y desagradable, con azulejos manchados y sanitarios descuidados.

Aiden: murmurando para sí mismo mientras agarraba una escoba y una cubeta de limpieza "Lo haré lo mejor que pueda."

La monja lo observaba con severidad mientras comenzaba su tarea. Aiden sabía que cualquier error o demora sería castigado con crueldad. Limpió los baños con cuidado, tratando de no pensar en la humillación que sentía en ese momento.

Mientras trabajaba en silencio, los otros niños del orfanato pasaron junto a él, algunos de ellos mirándolo con burla y desprecio.

Niño 1: "¿Viste? El híbrido está limpiando los baños de nuevo."

Niño 2: "Es lo único para lo que sirve."

Aiden ignoró los comentarios crueles y se concentró en su tarea. Sabía que no podía permitirse distraerse ni enfrentar a los niños que lo acosaban. Continuó limpiando con diligencia, tratando de mantener la esperanza en su corazón a pesar de las circunstancias.

La jornada de trabajo fue larga y agotadora para Aiden. Cuando finalmente terminó de limpiar los baños, se sentía agotado y sucio. La monja lo miró con satisfacción antes de ordenarle que regresara a su habitación.

Monja: "Ya has hecho lo que se te ordenó, híbrido. Ahora, lárgate."

Aiden asintió y regresó a su miserable habitación. A pesar del cansancio y la humillación que había experimentado, la esperanza seguía ardiendo en su interior. Miró por la ventana rota hacia el cielo, recordando su oración de la noche anterior. Sabía que debía seguir luchando y esperando, con la esperanza de que algún día sus padres regresarían y lo rescatarían de ese oscuro lugar.

El día continuó en el sombrío orfanato, y Aiden, con la tristeza en el corazón, se encontraba en su pequeña y desolada habitación. A pesar de las condiciones precarias, había hecho todo lo que estaba a su alcance para mantenerla lo más limpia posible. El olor a humedad y abandono persistía, pero Aiden luchaba por mantener un mínimo de dignidad en su rincón solitario.

Decidió que era hora de limpiar su habitación, ya que el hedor a veces se volvía insoportable. Aiden no tenía acceso a productos de limpieza de calidad, pero utilizó una toalla vieja y un poco de agua para hacer lo mejor que podía. Era una tarea ardua, pero al menos podría respirar un poco mejor después de terminar.

Mientras limpiaba, escuchó pasos acercándose por el pasillo. El corazón de Aiden se aceleró, temiendo que fueran las monjas que venían a castigarlo por algún motivo. A menudo, parecía que lo culpaban de todo lo que salía mal en el orfanato.

La puerta de su habitación se abrió de par en par, y entraron dos monjas. Aiden los reconoció de inmediato: la monja cruel que siempre lo atormentaba y otra monja que estaba detrás de ella. Esta última sostenía un látigo y un limón en sus manos.

Monja Cruel: con voz fría "Aiden, hemos recibido una queja de uno de los niños. Dicen que los golpeaste."

Aiden sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que era una trampa, que alguien estaba tratando de culparlo por algo que no había hecho. Su mente trabajó rápidamente para defenderse.

Aiden: con nerviosismo "¡No, hermana! ¡Yo no golpeé a nadie! Lo juro."

La monja cruel, sin embargo, no parecía dispuesta a escuchar su explicación. Dio un paso adelante, levantando el látigo amenazadoramente.

Monja Cruel: "Mientes, híbrido. Debes aprender una lección."

Aiden retrocedió, asustado y desesperado. Intentó protegerse con los brazos, pero los látigos cayeron con fuerza en su espalda. El dolor agudo lo hizo gritar.

Aiden: gritando de dolor "¡Por favor, deténganse!"

La monja cruel no mostró piedad, y los látigos continuaron golpeando la espalda indefensa de Aiden. Sus lágrimas se mezclaron con el dolor, pero no podía hacer nada para detener la golpiza.

La otra monja, sosteniendo el limón, comenzó a verter su jugo en las heridas abiertas de Aiden. El ardor se intensificó, y Aiden soltó un gemido de angustia.

Aiden: sollozando "¡No he hecho nada! ¡Por favor, créanme!"

Las monjas finalmente se detuvieron, dejando a Aiden temblando de dolor en el suelo. Lo miraron con desprecio antes de marcharse de su habitación, dejándolo solo con sus heridas y su humillación.

Aiden se quedó allí, llorando en silencio y tratando de soportar el dolor físico y emocional. Sabía que no tenía a quién recurrir en ese lugar despiadado. La esperanza de que sus padres regresaran y lo rescataran parecía cada vez más distante, y su mundo se oscurecía aún más en medio de la crueldad que lo rodeaba.

𝐋𝐨𝐯𝐞𝐝𝐭𝐚𝐥𝐞: 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐃𝐞 𝐀𝐢𝐝𝐞𝐧 [Dark] [Genocida] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora