Capitulo 2 Temporada 1

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Aiden había crecido en el orfanato, un lugar donde la crueldad y el desprecio parecían ser la norma. A pesar de la dureza de su vida, siempre llevaba una sonrisa en el rostro. Creía en su corazón que algún día todo mejoraría, que sus padres volverían por él y lo llevarían a un lugar donde sería amado y aceptado por lo que era.

Las monjas que dirigían el orfanato no mostraban ni pizca de compasión hacia Aiden. Lo consideraban un recordatorio de una noche de pasión y errores, y parecían disfrutar haciendo su vida miserable. Lo obligaban a realizar las tareas más difíciles y lo regañaban por cualquier motivo, real o inventado.

Pero las monjas no eran las únicas que hacían que la vida de Aiden fuera un infierno. Los otros niños en el orfanato también se unían a la crueldad. Lo veían como un paria debido a su condición de híbrido, y se burlaban de él constantemente.

Niño 1: "¡Mira al híbrido! ¡No perteneces aquí!"

Niño 2: "Nadie te quiere, Aiden. Eres un monstruo."

Le arrojaban cosas, le robaban su comida y lo insultaban sin piedad.

Niño 3: "¡Toma esto, monstruo!" le arrojaba un trozo de comida

A pesar de todo, Aiden seguía sonriendo. Era como si su determinación y su esperanza fueran inquebrantables. Siempre creía que sus padres regresarían por él y que finalmente encontraría un lugar donde pertenecer.

Una de las monjas, la misma que había arrojado su collar a la basura años atrás, se burlaba de Aiden especialmente. Le decía cosas crueles y se aseguraba de que las otras monjas y los niños siguieran su ejemplo.

Monja: "Nunca serás nada más que un error, Aiden."

Pero Aiden nunca se quejaba ni respondía con odio. Simplemente seguía adelante, limpiando lo que le ordenaban, soportando el maltrato físico y emocional.

A medida que pasaban los años, la sonrisa de Aiden se volvía cada vez más forzada. Aunque seguía manteniendo la esperanza de que sus padres regresarían, el peso de la soledad y el abuso estaba comenzando a afectarlo.

Aiden: susurra para sí mismo en la oscuridad de la noche "Algún día... algún día todo cambiará."

A pesar de todo, Aiden también desarrollaba una fortaleza interior. Había aprendido a resistir la adversidad de una manera que pocos podrían comprender. Aunque su entorno era cruel y despiadado, su determinación de mantenerse fiel a sí mismo nunca se desvanecía.

La vida de Aiden en el orfanato era un ciclo interminable de sufrimiento y esperanza. Cada día que pasaba, se aferraba a la creencia de que algún día su suerte cambiaría, que la sonrisa que llevaba en el rostro se convertiría en algo real y no solo una máscara para ocultar su dolor.

Aiden se encontraba en su solitaria habitación del orfanato, un lugar que se asemejaba más a una posilga que a un hogar. Las paredes estaban desgastadas, el olor a humedad y abandono impregnaba el aire, y los muebles eran viejos y maltrechos. Su cama consistía en un colchón sucio que apenas ofrecía comodidad.

La única ventana de su habitación estaba rota y tenía cristales empañados. A pesar de las terribles condiciones del lugar, Aiden miraba a través de esa ventana hacia el cielo estrellado. Era su única conexión con el mundo exterior, un recordatorio de que existía un mundo más allá de las paredes grises y las vidas rutinarias del orfanato.

La vista del cielo nocturno lleno de estrellas lo llenaba de nostalgia y esperanza. Cada noche, en silencio y soledad, Aiden dedicaba tiempo a contemplar las estrellas. Le recordaban a sus padres, a los que nunca había conocido realmente, pero que anhelaba con todo su corazón.

Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Aiden mientras observaba las estrellas a través de la ventana rota. En su pequeño rincón en el mundo, sentía una profunda tristeza por la ausencia de sus padres.

Aiden: susurrando mientras las lágrimas caían "Por favor, mamá... papá... ¿dónde están? ¿Por qué me dejaron aquí solo?"

Aiden cerró los ojos con fuerza y juntó sus manos en un gesto de oración. A pesar de todas las dificultades que había enfrentado en su corta vida, todavía conservaba la fe en el fondo de su corazón.

Aiden: orando con devoción "Si pueden escucharme, mamá, papá, por favor, vuelvan por mí. Nunca he dejado de esperar que regresen. Quiero sentir su amor y su abrazo. Por favor, no me dejen aqui."

La habitación en la que se encontraba Aiden estaba llena de silencio, solo interrumpido por el suave sollozo del niño mientras seguía mirando las estrellas. Su deseo de reunirse con sus padres era su única fuente de consuelo en medio de la oscuridad que lo rodeaba.

A medida que pasaban los minutos, Aiden continuó su oración, manteniendo la esperanza viva en su corazón. Sabía que la vida en el orfanato era dura y despiadada, pero también sabía que no podía permitir que el abandono y el sufrimiento lo consumieran por completo.

Las estrellas seguían brillando en el cielo nocturno, como pequeñas lucecitas de esperanza en la oscuridad. Aiden se aferró a esa esperanza, esperando con todo su ser que algún día sus padres regresaran y lo sacaran de ese lugar desolado. Mientras tanto, continuaría mirando al cielo y orando en silencio, con la esperanza de que su mensaje llegara a quienes tanto anhelaba encontrar.

𝐋𝐨𝐯𝐞𝐝𝐭𝐚𝐥𝐞: 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐃𝐞 𝐀𝐢𝐝𝐞𝐧 [Dark] [Genocida] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora