PRIMERA CARTA

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A mi familia

A esas personas que me vieron crecer, que soportaron y siguen soportando mis cambios de humor.

A esas personas, que con un simple regaño me han hecho sentir muy mal.

A esas personas, que han hecho pequeñas o grandes acciones para mí y me han favorecido.

A esas personas, que con una mirada me arruinan el día.

A esas personas, que con un gesto amable me alegran el día.

Quiero decir que no somos la familia perfecta, pero tampoco los cambiaría por nada del mundo. Así como yo, ustedes también tienen sus defectos. Así como yo, ustedes tienen algo que me hacen sentir bien. Me hacen sentir en casa, literalmente. Quizá no les tengo demasiada confianza, o quizá ustedes no confían en mucho, pero quiero hacerles saber que siempre estaré ahí para ustedes, así como ustedes han estado ahí en algunos momentos determinados.

A mi abuela paterna fallecida, quiero que sepa lo mucho que siempre la quise, y cuánto la extraño. Admito que no pasamos mucho tiempo juntos, por motivo de la distancia entre nuestra vivienda, pero el dolor de oír la noticia de su fallecimiento fue impactante para mí. A penas tenía nueve años. Para mi padre fue muy difícil, pero estuvimos acompañándolo en el proceso de aceptación. También le agradezco a esa mujer tan fuerte y trabajadora por haberle enseñado a mi madre la receta de los deliciosos paches que ella preparaba.

A mis abuelos maternos, que aún están vivos, sé que no sabrán de la existencia de esta carta, pero también quiero decirles que los amo mucho. A ambos los vemos frecuentemente, quizá entre tres o cuatro veces por semana. Admiro mucho la fuerza que aún poseen a pesar de todo lo que está ocurriendo con la familia. Cada año, siempre nos reunimos en una fecha especial de agosto para almorzar y cenar, tratando de pasar un buen día al lado de mis abuelos.

Al resto de mi familia, muchas gracias por formar parte de mi vida, y gracias por apoyarnos mutuamente cuando lo necesitamos.

Ahora, aunque ya la mencioné, quiero agradecer especialmente a mi madre. Y aunque no sea la mejor madre, ni yo el mejor hijo, sabemos que estamos para ayudarnos en lo que se pueda. Además, ella es mi gran ejemplo en cuanto a esfuerzo académico se refiere. ¿Por qué? Ella abandonó la universidad porque debía cuidar de mí y de mi hermano. Además, ella trabajaba. Quizá hubo otras razones, pero esas fueron las principales. Y es que ella estaba en el año final, estaba por terminar con su tesis. Sin embargo, ella se armó de valor, y en 2020 se inscribió de nuevo en la misma universidad para finalizar lo que dejó a medias. Se tornó difícil cuando supo que debía hacer toda la tesis desde cero, porque yo había perdido la memoria USB que contenía su antiguo documento. Claro, me culpé a mí por haber causado un problema más, pero lo compensaría luego al ayudarla con todo lo técnico y digital. Aunque de vez en cuando la apoyaba en la redacción, puesto que quería aprender nuevas palabras y mejorar en ese ámbito, porque fue en ese período (2021-2023) en el que estaba escribiendo mi primer libro. En fin, ella logró terminar todo con nuestra ayuda. Su tesis fue aprobada y logró graduarse. Ese acontecimiento me causó mucha alegría y admiración. Por lo tanto, quiero hacer lo mismo. Quiero superar mis expectativas y hacer feliz a mi familia.

Por todo eso y mucho más, doy gracias eternas por tener una familia con la que puedo vivir.

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