CUARTA CARTA

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A mi casa

A ese lugar que también fue testigo de mi crecimiento y de, hasta el momento, más de 6,000 días de vida. Un sitio muy significativo para mí. Lugar que guarda todas las risas, llantos, regaños y nostalgia de mí y de mi familia.

A ese lugar, al cual siempre quiero volver luego de estudiar, porque simplemente me hace sentir a salvo de todo lo malo de afuera.

También a nuestro jardín, que ha sido el mejor lugar para jugar con mis mascotas o compartir pequeños momentos con mis amigos. Especialmente al área del columpio, que fue el responsable de mi fractura (muy patética por cierto) en mi antebrazo izquierdo. Resistente a las lluvias, al calor, temblores y más, el jardín ha estado ahí año tras año, esperando que en cualquier momento llegue yo a desestresarme bajo la sombra de los arbolitos.

A un árbol en especial: "el árbol de mango", como le dice mi familia (es obvia la razón). Ya perdí la cuenta de cuántas veces escalé ese árbol cuando era pequeño. Cada tarde, mañana o el momento que fuera, siempre corría hacia ese lugar y me trepaba por las ramas. En ese árbol, dónde jugaba con mi gran imaginación, creyendo que me encontraba dentro de una película de acción. Ese árbol que una vez fue pequeño como yo, y ahora ha crecido bastante y se ha vuelto fuerte.

A las flores bonitas que van cambiando en cada temporada del año y que atraen a mariposas coloridas y colibríes intrépidos. Los días nublados siempre han sido mis favoritos, porque atenúan el paisaje debajo de las hojas, haciendo que todo se sienta frío, calmado y en silencio.

17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora