·No estás preparado·

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Había sangre en el suelo junto a un mechón de pelo castaño. Me llevé la mano a mi mejilla, la cual me escocía. Sentí cómo un líquido bajaba por mi barbilla hasta gotear en la hierba. Todo se puso borroso y mi piel se erizó. Miré mi mano, que estaba manchada de rojo.

Elevé mi mirada, con cautela. No distinguí la silueta de Kirtash por ningún lado, estaba sola.

Agarré la manga de mi bata y limpié los alrededores de mi herida con ella, manchándola en el acto. Sabía que era un corte no muy profundo, pero me daba miedo toda esa sangre. Me quité el cinturón que ataba la bata a mi cintura y lo puse en mi herida con la idea de taponar el corte.

Llamé al Alma para regresar a Limbhad. Necesitaba sentir la seguridad de La Casa de la Frontera.

Aparecí en la biblioteca, de pie, taponando la herida de mi cara. Todo daba vueltas. Alguien me cogió de los hombros y me zarandeó con fuerza. Chillé para que quien sea que me estuviese haciendo eso parase, la herida empeoraría. 

Se trataba de Alsan, que me gritaba encolerizado. No entendía qué me decía, pero yo ya sabía de lo que se trataba. Sus gritos resonaban por toda la casa. Y eso me traía malos recuerdos.

<<- ¡Eres una desgraciada! ¡Ojalá te mueras, hija de puta! ¡Anormal, imbécil!...>> los recuerdos invadían mi memoria como un torrente de aguas turbulentas.

- No me grites -murmuré, no sabía exactamente a quién se lo decía, si a mis recuerdos o a Alsan, pero creo que ninguno allí me escuchó-. No me grites, no me grites, ¡no me grites! ¡NO ME GRITES! -aullé. 

- ¿¡CÓMO SE TE OCURRE!? -rebatió Alsan.

- ¡Déjame! -berreé.

- ¡Responde!

Miré más allá de Alsan y ahí estaban Shail, Victoria y Jack. Una sombra de intranquilidad invadía sus rostros. Vi cómo Victoria le decía algo a Shail, mientras se señalaba la mejilla preocupada mirando en mi dirección.

- Alsan -dijo Shail poniendo su mano en su hombro, con un ademán tranquilizador-. Dejemos esto para otro momento...

Su cara se crispó, dio media vuelta y antes de salir de la biblioteca, me lanzó una mirada penetrante. Cabeceé aturdida, y me fui deslizando con delicadeza hasta el suelo para quedarme ahí y recuperarme. Estaba mareada y apenas podía mantenerme en pie.

Lo último que recuerdo antes de desvanecerme fue cómo ellos tres acudieron en mi auxilio, tratando de mantenerme despierta para saber qué había sucedido...

Desperté más tarde en mi cama de Limbhad. Me desperecé estirando mis brazos como si fuese una mañana normal.

- ¿Estás mejor? -preguntó Victoria, sentada en una silla al lado de mi cama.

Di un respingo y giré bruscamente mi cabeza.

- Sí -murmuré. Todavía no sabía qué efecto tuvo mi escapada sobre el resto de La Resistencia, así que debía andarme con ojo-. Gracias por curarme la herida -agradecí al percatarme de que Victoria me sanó con su magia.

- Avisaré a Shail de que despertaste -dijo Victoria con una sonrisa.

Me entristecí internamente al percibir un tono distante en su voz.


***


Alsan me suspendió de los entrenamientos. Me decía que necesitaba confiar en mí para yo poder manejar una espada. Ahora se centró en Jack mucho más que antes. Lastimada y enfebrecida, me perdía en el bosque de Limbhad para reflexionar acerca de las incógnitas de mi poder y de vez en cuando, cuestiones filosóficas.

IdhunitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora