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Capitulo 1O

Quackity sabía que algo andaba mal con él. Siempre lo supo, y lo cuestionó las veces que tuvo la oportunidad de hacerlo. Su existencia misma se sentía extraña, forzada, y no entendía porqué.

Cuando cumplió 16 años, comenzó a sufrir de horribles pesadillas que lo hacían llorar por horas. Cuando esto pasaba, sentía que su cuerpo en realidad no era suyo, como si el simple hecho de respirar estuviera mal.

Cuando preguntó por esto a sus superiores, simplemente le contestaron con un "no te preocupes, es normal", que para nada lo tranquilizó. ¿Normal en qué sentido? ¿Ellos también se sentían así? ¿Ellos también se sentían como un error?

Al cumplir los 18, las pesadillas solo empeoraron. Eran más frecuentes, fuertes e intensas. Tanto que ya temía dormir, y llegaba a sufrir ataques de pánico de solo pensar en apoyar su cabeza en la almohada.

Cuando ingresó a la isla, las pesadillas dejaron de ser frecuentes, pero seguían ahí. Con el tiempo había aprendido a controlar sus emociones, por lo que no resultó nada extraño que al tener una de aquellas pesadillas al dormir con Luzu, este no se haya enterado en lo absoluto.

Si los muslos de Quackity ahora estaban bañados de sangre, nadie más que él se enteró.

Levantó algunas plumas que también llegó a arrancar en su desesperación y las botó por algún lado.

Limpió en silencio las heridas en sus piernas y se puso un pantalón holgado, para después sentarse en la cama y mirar a un punto fijo en la pared.

El castaño a su lado se veía muy relajado en sueño, y envidió aquello. Él quería dormir con la misma paz, como cuando era niño.

─── 🌔 ───

Los días pasaron con prisa sin que se diera cuenta, y de a poco comenzó a reintegrarse con los demás.

Mantenía contacto con la Federación, realizando informes y recolectando cosas que le encargaban. No sabía que tenía que hacer ya. Había sido envíado con un propósito sin establecer -al menos para él-, y eso lo frustaba. Eran tareas sencillas, demasiado fáciles para él.

De todas formas, consideraba que lo que menos le costó fue engañar a los demás habitantes de la isla. Todos parecían arrepentidos por lo que había dicho en la celebración, por lo que no tenían tiempo de darse cuenta de algunos detalles en él.

O tal vez alguien sí. Alguien a quien no había tenido en cuenta y era experto en fingir demencia.

Roier.

─ Es que te digo, Cellbo. Hay algo en Quackity que no me cierra.

─ ¿Pero qué es, guapito? Yo lo noto afectado por lo que pasó. ¿O nostaste algo que yo no? ¿La Federación habrá hecho algo con él? ─ Preguntó observándolo con atención.

Roier lo miró con duda mientras pensaba en su respuesta. Si decía algo sospechoso, la cagaría de sobremanera.

─ Ah... No, no sé. La neta no tengo idea. Solo noto raro a mi carnal. ─ Alzó sus hombros.

─ Yo creo que debes hablar con él. Hablar bien; salir y caminar por ahí. Tal vez es solo la distancia que mantienen desde que regresó.

Escuchando a su marido, Roier envío mensajes a Quackity para reunirse aquella tarde.

Se encontaba en la Favela mientras acomodaba un poco su mochila y esperaba al híbrido de pato. Hacía frío, asi que optó en esa ocasión ponerse su abrigo de Spiderman. No se lo ponía desde su boda, en verdad extrañaba aquella prenda.

─ Hey.

Levantó su mirada al oír aquella voz. Sí, definitivamente había algo raro en su amigo. Lo conocía bastante bien como para saber que él nunca saludaría con un "hey" tan apagado.

─ ¡Quackiris! hola wey. ─ Chocaron puños suavemente  mientras se sonreían. ─ ¿Cómo estás? ¿todo bien?

─ Todo bien, todo bien ¿y tú? ¿esta salida se debe a algo?

En un acuerdo silencioso, comenzaron a caminar tranquilamente hacia cualquier lugar, alejándose de las construcciones.

La salida duró horas. Bromearon, rieron, se enojaron y hablaron, todo lo que Roier hacía con su amigo desde que tiene memoria. Cualquiera habría descartado cualquier sospecha con aquella salida. Pero Roier era muy observador y atento con sus amigos.

Y justamente porque lo conocía de tantos años es que notó que, en efecto, ese no era su amigo.

─ Oye, quería hacerte una pregunta. Así ya serios.

─ Ora, momento serio. Pregunta wey, me asustas.

Inclinando su cuerpo para verlo a los ojos, sin borrar su sonrisa, preguntó.

─ ¿Dónde está Quackity?

─── 🌔 ───

─ Es perfecto. Sabía que lo conseguiría esta vez, ¡He triunfado!

─ ¿Y exp. 0? Todavía está inconsciente.

─ Ah, estará mejor con los días. No se preocupe por él. Fue el menos alterado.

Las blancas y frías paredes fueron los únicos testigos de una de las acciones más inhumanas existentes en la historia de aquel lugar. Con el suelo repleto de sangre y otros líquidos, dos hombres veían con orgullo a su nueva creación.

─── 🌔 ───

— xixi.

Some peace | Quackity [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora