prólogo

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2022

Danielle dejó su teléfono en la mesa y se acercó al artefacto por mera curiosidad. Era como una radio, o algo parecido. Era muy grande y eso hacía que dudara si realmente era una radio de música.

—Terminaré con alergia —murmuró para sí misma.

Sopló en la parte superior, estaba llena de polvo. Eso hizo que tosiera, pero prontamente se recuperó. No fue tan terrible como pensó, puesto que su alergia con el polvo a veces era espantosa.

Danielle tomó asiento en la silla que estaba más cerca suyo (y en mejor estado). Observó detenidamente cada parte y se dio cuenta que tenía una especie de walkie-talkie.

¿No era de música? Es que se veía muy grande.

Tomó la caja que estaba conectada con un cable a la caja y lo miró. Presionó un botón que tenía, pero no hizo nada. Supuso que debía encenderlo para que funcionara y así fue. Tardó en encontrar el botón de encendido, pero una vez lo hizo empezó a escuchar cierta interferencia que provocó incomodidad. Fue un sonido pesado.

—Dios santo, ¿cuántos años tiene esto? —se quejó con su ceño fruncido.

Dentro de las cosas para ver antigüedades en la biblioteca, esa era la más interesante. Y es que era la primera vez que interactuaba con algo así y le gustaba. Antes solo había escrito en la máquina de escribir de su abuelo, pero esto era mucho más extraño.

—Wow, ¿acaso hace música? —dio un golpecito en la caja, pero no dio resultado como quería. —¿Qué demonios hace esto? ¿Acaso es para grabar?

Nuevamente presionó el botón que traía la caja que parecía un walkie-talkie y, al estar encendido, se dio cuenta que sí funcionaba. Lo hacía porque enseguida aquella interferencia leve dejó de sonar.

Lo acercó a su boca y, con su imaginación, decidió hablar.

—¿Hola? ¿Hay alguien allí?

Al soltarlo, no hubo respuesta. Enseguida pensó que eso solo era para grabar, pero quiso intentarlo de nuevo. Nada perdía.

—Hey, ¿esto le llega a alguien? ¿O es que estoy grabando un mensaje? Parece una radio... pero no debe ser para comunicarse con otras personas —murmuró, pero no se rindió. — ¿¡Hay alguien allí!?

—¿Por qué gritas? Esto tiene mucha interferencia.

Danielle saltó asustada y dejó caer el aparato a la mesa. Se hizo hacia atrás y el radio no dejó de sonar.

¿Hola? ¿Sigues allí? Esto... ¿Qué es esto? ¿Por qué habla?

Atemorizada, volvió a tomar lo que parecía ser un transmisor. Eso había aprendido Danielle porque su padre había estudiado ese tipo de cosas.

—Uh... —tragó en seco y se acomodó en la silla —, creo que esto es un radio para hablar. No te asustes, no es como Siri.

¿Siri? ¿Quién es Siri?

—¿No sabes quién es Siri? —Danielle abrió sus ojos con impresión. —Bueno, debes ser Samsung.

—¿De qué estás hablando?

—No importa —prefirió no darle importancia.

Aún estaba impresionada por lo capaz que era lo que tenía enfrente. Estaba hablando con alguien que quizás estaba en otra parte del país o a unos pocos kilómetros de distancia. Era como su teléfono, solo que mucho más ruidoso, gigante y difícil de manejar. Pero a Danielle no le molestaba, le generaba más curiosidad.

ditto | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora