capítulo 11

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1998

73 días antes.

Esa era otra noche más, pero distinta a las otras. Esa noche, ambas estaban despiertas. Haerin no escribía nada en su libreta porque todas sus conclusiones ya estaban dichas y Danielle había tenido ciertos recuerdos de su entorno en el futuro que la hicieron sentir nostalgia y obviamente extrañaba lo que tenía antes de todo ese caos.

Las dos miraban el mismo techo. En sí mismas se preguntaban cosas que no tenían respuestas, pensaban en lo que vivían y se replanteaban seriamente su estado mental, pero la única que sentía que realmente podía estar loca era Danielle; Haerin simplemente trataba de no perder su cordura asegurándose de que eso era cierto y que no había nada como tal que se lo contradijera.

Danielle volteó sobre su colchón y quedó mirando la madera de la cama de Haerin, o su cama en un futuro.

—¿Crees que el que vivamos en la misma casa haya influido en esto? —preguntó Dani.

Sabía que Haerin estaba despierta, se movía demasiado como para estar durmiendo.

—No lo sé —murmuró. —Puede ser. Quizás era el conector perfecto para atraernos mutuamente.

Danielle no se creía tan inteligente como Haerin, por lo que le daba la razón en todo incluso si sonaba irreal. Ella era la que más sabía y la que le dijo que la regresaría a casa.

—¿Seguimos teniendo la misma carga? —consultó.

—No, somos cargas opuestas. Ahora, si controlas la radio otra vez, seguramente adquirirás energía y no nos podremos acercar —explicó —. Somos imanes de energía básicamente, sobre todo por las radios que tienen la misma función que la que explotó y nos dejó así, entonces es un poco sencillo que volvamos a repelernos si tocamos electrodomésticos de ese estilo.

—Oh, entiendo —asintió interesada.

A veces me gustaba oír a Haerin hablar porque era como una chica intelectual y su voz emanaba tranquilidad a pesar de estar hablando del caos.

—Entonces, ¿me puedo acostar contigo? —soltó.

Haerin se quedó en silencio.

—Llevo días durmiendo aquí y me duele la espalda. Además, debes considerar que esa también es mi cama —se sentó en el colchón y miró a Haerin, quien apenas le dio un vistazo. —Seamos justas.

—¿Por qué debería dejarte dormir conmigo? —Haerin también se sentó y miró hacia abajo a Danielle. —Tenemos nuestros espacios definidos.

—Anda, Haerinie, se justa —hizo un puchero. —No te cuesta nada darme un ladito y que me dejes quedarme allí. No me muevo tanto cuando duermo y puedo apegarme a la pared si tanto te incómoda tenerme cerca.

—No me incómoda tenerte cerca —aclaró rápido, aunque un poco avergonzada. —Es solo que...

—No hay excusa —señaló.

—¿Y qué pasa si amanecemos muertas porque explotamos?

—Ya hubiésemos muerto, nos abrazamos —en eso tenía un punto y Haerin se lo dio con un suspiro. —Solo hoy, es que en serio me duele la espalda.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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ditto | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora