capítulo 4

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2022

—Me preocupas...

Al oír eso, Danielle alzó su mirada de la bandeja en la mesa. Hanni la miraba con una expresión de extrañeza, frunciendo el ceño de manera que podía deducir que no entendía lo que pasaba. Y era lógico porque en todo el día no había dicho nada de la nube gris que estaba en su mente.

—Estoy bien —murmuró, seguidamente estirándose en su silla para despertar.

Había pasado toda la noche pensando en cómo podía ser posible estar hablando con dos chicas que vivían en el pasado. Eso era científicamente imposible y no se necesitaba mucho conocimiento para verlo como una teoría conspirativa o algo de ciencia ficción.

La neblina en sus pensamientos la ayudaba a concluir que estaba teniendo mucha imaginación en algo tan simple como una radio. ¿Por qué le creería a dos desconocidas? ¿Acaso había pruebas realmente contundentes que la ayudaran a decir que eso era cierto? Danielle no tenía mucho, solo que le dijeran cosas que sucedieron en 1998, pero ellas podrían estar mintiendo. Nada le aseguraba que fuera real.

Pero, y si era mentira, ¿por qué se esmerarían en hacerle creer todo eso? ¿Por qué le mentirían a una desconocida sin un motivo aparente? Eso también rondaba mucho en la mente de Danielle.

—No parece —Hanni se daba cuenta de sus mentiras fracasadas. —Ni siquiera me estabas escuchando y llevas todo el día así. ¿Esperas que lo ignore? Por supuesto que no —la señaló. —Si Hyein estuviera aquí opinaría lo mismo.

—Eso es porque le gusta seguir tus pasos. Es una niña —suspiró. —Recuérdame desviarla de tus malas intenciones.

Excuse me? —Hanni llevó una mano a su pecho, ofendida. —Yo soy una buena persona.

Dani soltó una risa y asintió con resignación. Ya no se esforzaría.

Sin embargo, no podía fingir por mucho tiempo más. Hanni tenía razón en lo que decía y no podía negarlo nuevamente, ya le daba cargo de conciencia. Por eso, entre las posibilidades de decir que la radio de la escuela era una máquina del tiempo y ahora estaba hablando con una chica de 1998, y que alguien le creyera, Hanni era la más probable en caer porque le iba a interesar.

—¿Tú te reirías de mí si te digo que me pasó algo que es imposible que suceda? —Hanni la miró con atención mientras mascaba su almuerzo.

—No... —murmuró con confusión —, depende mucho igualmente. Pero dime, ¿qué pasó?

Danielle tomó aire y se sentó derecha, acercándose sobre la mesa para hablar más disimulada del tema. Hanni seguía extrañada, pero hizo su mismo gesto y esperó a que hablara.

—Es posible que tenga una máquina del tiempo en mi casa.

Al decir eso, Hanni escupió la mitad de fideos que estaban en su boca, con una mezcla de pollo, algas y sopa. Fue la peor combinación para el rostro de Dani que se vio afectado.

—Por Dios —bufó la australiana, alejándose lentamente de Hanni sin abrir sus ojos llenos de comida. —Eres una mugrosa.

—¡Perdón! —gritó con arrepentimiento y empezó a sacar las servilletas de su bandeja para limpiar la cara de su amiga. —Carajo, no pensé que sería algo tan impactante. Perdóname, Dani.

—Es un asco, y lo sabes —la chica recibió los papeles para limpiarse.

—Bueno, no escupí flores, no sé qué esperas.

La vietnamita fue corriendo a buscar más servilletas para Danielle, quien ya tenía su rostro un poco más recompuesto. No sentía tanto asco porque Hanni había pasado por situaciones mucho más desagradables que esas y ella fue testigo, por lo que podía soportarlo.

ditto | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora