No podía creer lo que estaba escuchando, mi diosa ha aceptado ser mía por completo a cambio de solo unas horas...
-Esta bien Katherine, pero te estaré esperando aquí mismo, no puedo permitir que estés sola en este lugar, recuerda que ahora eres mi prometida y tú vida está en continuó peligro, no solo por mí forma de vida sino por el gilipollas de tu ex.
-Esta bien Enzo, prometo que al salir de aquí no me voy a oponerme a nada, seré la mejor esposa y te seré leal.
En sus ojos note su sinceridad así que me dirigí al sofá dónde posaba su bolso, alce mi mano para llamar al mesero y me pedí una botella de whisky.
Pasaron las horas y solo podía ver el sudor recorriendo el cuerpo de Katherine, era exquisito ver cómo sus caderas contonean de un lado a otro, como sus manos se pasean por su silueta, ya perdí la cuenta de cuántos tragos lleva y la noción de cuántos llevo.
Mi diosa de pronto estaba caminando hacía mí, su mirada era felina, tan excitante.
-Ven amor, quiero que bailes conmigo.- aquella frase salió de su boca con naturalidad, para nada sonaba como está mañana, era sincera.
La tomé de la mano y la senté sobre mi regazo.
-Preciosa, no soy bueno bailando de hecho lo mejor es que ya nos vayamos a casa, estamos demasiado ebrios y eso no es bueno.- mi mano se deslizaba por sus suaves piernas, sentía como cada centímetro de su piel de erizaba ante mi tacto y eso me estaba poniendo demasiado, así que no lo pensé más y la tome de la nuca y uní nuestros labios.
El beso paso de un simple roce a devorarnos sin importar quien pudiera vernos, mi mano se adentro en su falda, mientras que mi boca se hacía camino en su cuello, maldita sea huele tan delicioso, y ni que decir de lo que mis dedos estaban sintiendo mi mujer estaba tan mojada.
-Enzo, por favor vámonos.- la voz de mi mujer sonó casi en un hilo a causa del gemido que estaba conteniendo.
La tomé de la mano y mientras dejaba unos billetes sobre la mesa, me importaba un carajo en ese preciso momento, yo solo estaba pensando en la creciente erección que tenía en ese puto momento.
Abrí la camioneta y di las indicaciones a mis empleados, en menos de un par de minutos ya estábamos camino a casa.
Katherine desprendía excitación por cada puro de su cuerpo.-¡A la mierda!.- fue lo único que escuché antes de sentir a Kathy sentada sobre mí, con cada una de sus piernas a los costados, dejando al descubierto su culo para que mis manos se apoderarán de él, su labios comenzaron a besarme pero de aquella manera lujuriosa de la última vez, sin reproches sin tapujos.
Deslice mi mano a uno de los botones de la puerta para poder bajar la delgada pared que divide el asiento del chófer con los asientos traseros, ni de coña dejaría que alguno de mis empleados vieran a mi diosa sin ropa.-Enzo, por favor hazme tuya.
-¿Estás segura?.
-Si.
Solo me basto su respuesta para hacer lo que tanto había deseado desde que la ví, mi mano viajo de nuevo a su entre pierna haciendo a un lado su pantie, ¡Joder! Está más mojada de lo que estaba hace unos minutos atrás, mi mujer está lista para mí, introduje un dedo mientras que con el otro daba pequeños masajes en su punto sensible sus gemidos se comenzaban a esparcir por la camioneta.
-Shhh querida no querrás que nos oiga medio Madrid.- aunque en absoluto me molestaba que supieran que aquella mujer estaba a punto de ser completamente mía.
-Enzo solo follame ya, por favor.
-Sus deseos son órdenes, mi lady.
Quite sus panties por completo, para dejarme la mejor vista de su coño, ¡Mierda! Sin dudarlo más baje mi pantalón y saque mi polla.-Lame.- le ordené mientras puse mi mano frente a su boca para que hiciera lo que le pedí.
Sentí su húmeda lengua pasar de la palma de mi mano hasta la punta de los dedos y baje a mi erección para humedecerla un poco con la saliva de mi diosa, poco a poco fui metiendo mi polla en ella.-Ahh, si así Enzo, mmmhhh.
-Shhh preciosa, créeme que escuchar tu nombre saliendo de tus labios es lo más puto excitante que he escuchado pero no queremos que mis hombres se pongan calientes y ya no sean de utilidad para nuestra seguridad¿O si?.
Mis embestidas eran duras, no podía controlarme, el ver su rostro empapado de sudor, sus mejillas ruborizadas, como mordía su labio para silenciar sus gemidos, me ponían más duro, sentía que no podía bajarme la calentura por más que la embestía, por más que la tocará, por más que la mordiera, no me era suficiente.
-Enzo, quiero estar arriba... por ahhh, por favor...
Accedí, que podría ser mejor que ver a mi Katherine ser la que lleve el mando. Y realmente no me equivoqué, en cuanto sus rodillas tocaron el cuero del asiento fue mi momento de sentir el infierno arder, su culo subiendo y bajando para que mi polla entrara y saliera de ella, ver cómo tocaba sus senos, mi mano rodeando su cuello y besarla, ¡Mierda! Esto es mejor de lo que he hecho en años, se siente tan bien tenerla así, se siente tan bien saber que es mía, mordí sus pezones y jugué con ellos sin pudor alguno, metí mi dedo pulgar en su boca y aquella mujer no parecía la misma Katherine refinada, era una maldita diosa del sexo, chupaba y succionaba mi dedo como si de un helado de tratase.
-Enzo, creo que me voy a venir.
No lo dude ni un instante, quería que su orgasmo fuera mío, saber que lo provoque yo, así que tome su cuello y la tumbe en el asiento subiendo arriba de ella y embistiendo más rápido y más duro, hasta que sentí el líquido correrse entre nosotros, ambos habíamos terminado.
Al llegar a casa la tomé entre mis brazos ya que después de la dura sesión de sexo se quedó dormida, se veía tan tranquila que no quise que nada la molestará.
Subí a la habitación dejando claras indicaciones de que no quería interrupciones, la dejé sobre la cama y yo comencé a quitar mi ropa, necesitaba un baño urgente, mis músculos se sienten tensos, mi cuerpo está agotado, pero no cambiaría nada de lo que pasó el día de hoy, se sintió tan bien que ella se entregará a mí en todo el sentido de la palabra.
La agua descendía por mi cuerpo liberandome de todo aquel cansancio, hasta que sentí un par de manos tocarme, su tacto era tan suave, era como la misma seda.
-Pense que estarías dormida.
-Lo estaba pero no te sentí a mi lado y te busque por la habitación.-respondio dejando besos por mi espalda.
-Kath, creo que necesitamos descansar querida, ha sido un día agotador.
-Lo sé, solo quiero que tengas una buena noche.- dijo arrodillándose ante mí.
Su mirada estaba puesta en la mía y sus cálidas manos abandonaron mi pecho para posarse en mi verga, su lengua paso por la punta de mi erección dando pequeños círculos y sus manos subían y bajaban por el falo, eche mi cabeza atrás dejándome llevar por aquella sensación tan excitante, el verla postrada ante mí y su mirada tan tímida pero tan llena de lujuria me ponía tanto.
-¿Te gusta?.- pregunté.
-Si.- y después de su corta respuesta metió todo mi falo a su boca, entraba y salía de su boca, follarla ya era un elixir pero estar en su boca era toca el cielo estando en el mismo infierno, tome su cabello para controlar el va y viene de sus movimientos, necesito más y quiero más.
Sus lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas pero se mezclaban con el agua que caía, deje de sujetar su cabello para dejarla respirar pero no esperaba que ella tomaría sus pechos y los dejaría llenos de su saliva para rodear mi verga con ellos, ¡Mierda! Está mujer es una maldita droga andando, está noche podría decir que folle cada centímetro de ella, ver sus senos rodeándo mi verga es eso que no sabía que necesitaba pero que ahora no puedo dejar que me falte.
Ella deja caer un poco de su saliva para lubricar y solo basto esa imagen para hacerme venir.
-Abre la boca.
Katherine sin objetar abrió la boca y me vacíe en ella, sus mirada en ningún momento se aparto de la mía ¿Acaso está mujer puede ser más caliente?.
Terminamos de bañarnos para porfin poder descansar, por fin después de tantos días ella dormirá a mi lado, por fin estará entre mis brazos.
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Somber
Novela JuvenilEra diciembre y como todos los años el sol solo iluminaba los caminos, mientras el frio se apoderaba de los cuerpos en especial del mío, era mi única compañía, el destino se ha empeñado en joderme la vida una y otra vez, hace 10 años atrás en estas...