Su nombre es bello y alegró mi día

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Mew

—No puedo creer que te fuiste en el metro —Tul se reía de mí al imaginarse la travesía de su mejor amigo, todo por no hacerle caso.

—No te burles de mí. No estuvo tan mal. Es más, me vine nuevamente en el tren. Y pienso regresar a mi casa en él.

Veo que le tomó por sorpresa mi decisión. Pone cara de buey espiado.

—Mew, ¿te drogaron? —yo niego con una sonrisa, aunque tal vez sí me hayan drogado esos hermosos ojos marrones—, algo te pasó, no me explico por qué quieres vivir nuevamente esa experiencia. Si quieres yo te puedo llevar. No hay problema.

—Tul, tienes razón, algo me hicieron en el tren. ¡Me hechizaron, amigo! Me encontré con los ojos más bellos que te puedas imaginar.

Ahora lo entendió todo y sonríe. Ya hace tiempo me está diciendo que debo buscar una pareja, pero hasta ahora no me hacía falta. No lo necesitaba. Sin embargo, y de acuerdo a los hechos de ayer, creo que mi corazón me dice que necesito una persona a mi lado, y no a cualquiera persona, sino a ese joven, no quiero a nadie más invadiendo mi espacio personal.

¡Qué locura!, solo lo conocí ayer y de vista, no sé cómo se llama, cómo es su voz y ¿ya estoy soñando con él? No entiendo por qué, ya que si fuera mi otra mitad, mi lobo me lo hubiera dicho, ¿cierto? Bueno, aunque Tharn nunca me dice nada. Es muy reservado.

Pero pensándolo bien, sí me dice cuando es algo importante. ¡Ay, no sé ni qué pensar, me estoy volviendo loco! Lo que sí sé es que quiero volver a esa estación, y a la misma hora, para ver si puedo verlo nuevamente y esta vez animarme a hablarle.

Trato con humanos y lobos de toda casta; alfas, betas, omegas, incluso algunos gammas y, por supuesto, humanos deltas, que son muy malhumorados. Algunos tienen un genio de los mil demonios, pero aún así, mi lobo puro y mi carácter, me ayudan a dominar la situación. ¿Y con este hermoso Omega, que se veía algo tímido, ni siquiera pude preguntarle su nombre?

—De la tierra llamado a Mew —mi amigo me saca de mis pensamientos, seguro quiere toda la información—, cuéntame eso más detalladamente.

Le cuento todos los detalles y me da la razón en volver ahí. No hay ninguna posibilidad de que lo vuelva a ver pero él me anima a no darlo por hecho y tener un poco de esperanza.

Así que estoy como niño en la primaria; viendo el reloj para poder salir de clases, correr a la estación y orar a la madre Luna para que lo vuelva a ver. Con tan solo verlo me conformo.

Estamos tan sonrientes platicando de lo hermoso y lo rico que era el aroma del Omega del tren, cuando Jenny, mi secretaria, nos anuncia que nuevamente el presidente del partido político de ayer, quiere hablar conmigo, otra vez(!). ¡Cómo desearía mandarlo al carajo!

En fin, le digo a Jenny que lo deje pasar y Tul sale para poder atenderlos.

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