11 de marzo.—Hermanito, ya tienes que ponerte las pilas y decirle a Gulf que sea tu novio. Estás muy enamorado de él y eso que apenas llevas unos días de hablar con él —decía Becky por el teléfono en el oído de Mew.
Nadie podía escuchar esa conversación, pero Mew sentía que todo mundo estaba escuchando y como si fuera una quinceañera enamorada de su primer amor, su cara se puso roja al pensar siquiera en pedirle eso a Gulf. Pero en algo su hermana tenía razón, él estaba enamorado de Gulf. Ya era momento de que dejara esa timidez que no sabía de dónde había salido e invitar a Gulf a una verdadera cita, y no solo a verse en el tren.
—No voy a pedirle eso, Becky —imaginando el hermoso puchero que estaría haciendo su hermana, continuó antes de que lo reprendiera o comenzará a llorar debido a las hormonas—. Pero sí voy a invitarlo a salir.
Mew tuvo que quitarse el teléfono de la oreja al momento en que su hermana gritó de alegría. En verdad parecía que Becky era la hermana mayor y no él. Para su edad, era muy madura y el matrimonio y el embarazo la habían hecho muy sabia.
—Me alegra mucho, nunca te he exigido que busques pareja, se que te molesto a veces con eso, pero siempre he respetado tus decisiones. Y respetaba el que no te quisieras casar, sin embargo, también me entristecía y preocupaba, ya que no tenías a nadie allá que te cuidara. No tenías con quién compartir una sonrisa por la mañana y con ella alegrar tus días. No conozco a Gulf, pero sé que es una excelente persona. Tan solo con el hecho de que estés interesado en él me confirma lo que pienso.
Mew solo sonreía y dejaba hablar a su hermana, ahora no estaba bromeando, estaba hablando en serio y él se sentía como si su súper heroína estuviera enfrente de él. Seguía admirando cada día más a su hermana y agradeció a la Madre Luna por ese hermoso regalo.
“¡Ay!”, se escuchó a Becky quejarse, pero no de dolor sino una queja de felicidad.
—Mi sobrino está haciendo de las suyas ya tan pequeño(?) —preguntó con sarcasmo pero aún así, Becky solo atino a decirle tonto.
Ella tan solo tenía unos meses, no era posible sentir pataditas aún, pero su matriz y caderas se estaban acomodando para que el bebé creciera sano y confortable en su vientre. Mew lo sabía pero le gustaba hacerla renegar. Y después de un corto silencio, Mew, llamó a su hermana.
En ese corto silencio pasaron muchas cosas por su cabeza, pensó en la visita que tuvo el día anterior y por un momento sintió escalofríos. Un frío que te recorre todo el cuerpo avisando el peligro inminente. Y aunque él no tenía miedo de nada. Quería que su hermana le prometiera algo.
—¿Hermanita? —con ujun de parte de Becky, Mew continuó—, ¿te puedo pedir algo?
Becky muy sonriente contestó afirmativamente esa pregunta.
—Si algo me llegará a suceder, prométeme que no estarás triste. Que seguirás adelante por tu bebé…
—¿De qué estás hablando, Mew? —Becky lo interrumpió algo asustada.
—No te asustes, pero pensando en mi sobrino me doy cuenta de que todos necesitamos en un momento dado recordar que no somos eternos en esta vida. Y debemos pensar en los seres queridos que se quedan aquí si llegamos a faltar. Creeme que por tí y mi sobrino, yo daría mi vida. Si algo les llegará a pasar a ti y a tu cascarrabias, cuidaría de mi sobrino como si fuera mi propio hijo.
—¡Oye!, deja de decirle así, se llama Sarocha… Sa-ro-cha —Mew sonrió al imaginar los ademanes que estaría haciendo, como si él estuviera enfrente de ella—. Pero hablando en serio, hermanito —dijo Becky ya más seria—, sé que lo cuidarías muy bien y de eso estoy totalmente segura, pero aún así, no quiero que hables de eso, siento como si te estuvieras despidiendo.
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JUEVES
FanfictionSi fuera más guapo y un poco más listo, si fuera especial, si fuera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarle: ¿quién eres? Sentado en un asiento lateral del vagón, estoy viendo al alfa más guapo, listo e intimidante que haya con...