Consumida por una obsesión[#2]

Capítulo 10

-Cariño- me llama mi abuela apoyándose en el sillón.

-Si..- digo dejando de ver la televisión para prestarle atención a ella.

-Necesito que vallas al súper por unas cosas, se que estás en tu día de descanso per...

-Esta bien, no hace falta que te disculpes- le respondo parándome del sillón.

Ella me da una sonrisa cansada mientras me entrega un papelito con las cosas que tenía que comprar.

Salgo de la casa vestida con una simple polera, unos jeans y unos converse. Decidí ir a pie hasta el súper mercado, al final no quedaba tan lejos y podía ir perfectamente a pie.

Mientas iba de camino me encontraba pensando en lo ocurrido. Ya habían pasado dos días desde el incidente con Lucifer, después de eso no lo había vuelto a ver lo cual era un gran alivio para mí.

Pero no lograba sacar de mi cabeza algo que dijo que me dejó preocupada:

Puede que muy pronto los tres les hagamos una visita a nuestro hijo y a ti...

Desde entonces estoy con un modo constante de que se aparezcan de repente en la casa. No quiero que vean a Aarón por ningún motivo.

Salgo de mis pensamientos al darme cuenta de que ya había llegado al súper, agarrando un carrito entro a hacer las compras.

(...)

Ya tenía todo en el carrito, no eran muchas cosas y lo único que me faltaba era los cereales favoritos de mi hijo.

-Cereal... cereal.. ajá, aquí está- Estuve a punto de tomarlo, pero sentí un pequeño mareo y por poco me caía de no ser por unos fuertes brazos que me atraparon.

-Señorita, ¿Se encuentra bien?- me pregunta una voz gruesa. El que me sostuvo era un hombre de estatura muy alta y contextura delgada.

Observe su rostro, se veía un par de años mayor que yo. Su cabello era negro, piel morena, un poco musculoso y robusto, ojos azules, tenía un poco de barba y bigote. De ropa traía puesta una sudadera negra y un pantalón igualmente negro.

No puede evitar sonrojarme un poco. Era.. atractivo por decirlo así.

-Si, si, estoy bien. Solo me mareé un poco- me aleje de él.

Me sentía avergonzada.

-Espera, olvidas esto- me gire a verlo dándome cuenta que sostenía el cereal.

-Oh si.. gracias- lo tomo y lo coloco dentro del carrito.

-¿Cómo te llamas?- me pregunto sonriendo con amabilidad.

Con un poco de duda respondí:

-Hera.. me llamo Hera.

-Mi nombre es Alex- tomo con delicadeza mi mano dándole un apretón.

-Mucho gusto Alex. Lo siento, pero debo irme, tengo un poco de prisa- respondo mientras retiraba sutilmente mi mano de la suya.

-Espera, no te vallas. Déjame ayudarte con eso- nuevamente me detuvo mientas se ofrecía a ayudarme con las compras.

Fuimos a la caja a pagar, pero el pago la despensa por más que me negué.

Que hombre tan extraño.

Salimos del súper y nos fuimos a sentar a una banca a descansar. Bueno, al menos yo que me encontraba cansada.

-Muchas gracias por tu ayuda Alex, en cuanto pueda te pagare- le agradecí con pena.

-Da igual, déjalo hací- se me queda mirando fijamente.

-¿Sucede algo?- le pregunté ya que me incomodaba un poco que me mirase tanto.

-¿Cuál es tu apellido?- pregunta de repente con notoria curiosidad.

-Müller, por qué la pregunta- ladeé la cabeza confundida.

-Lo sabía, así que tú eres la Hera de la que ello no dejan de hablar, valla que no pierden el tiempo- murmura algo que no alcance escuchar.

-¿Disculpa?, ¿dijiste algo?

Abrio la boca para responder pero el sonido de una llamada lo interrumpió.

Saco de el bolsillo de su pantalón su celular, se quedó observando un tiempo quien era el que llamaba antes de colgar con una sonrisa tensa.

-Bueno Hera, fue un gusto conocerte- dice mientras se despide de mi con una mano.

-Espera.. no me has dado tu número para volver a...- me interrumpe.

-Tranquila, estoy seguro de que nos volveremos a ver- me da una última sonrisa antes de marcharse.

Me quedo quieta de observando como desaparecía de mi vista.

Agarro las bolsas y me encamino hacia la casa, llegando en unos cuantos minutos. Abro la puerta con dificultad por más bolsas.

-Abuela ya llegué...