1. Bludger 🩸

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-Sigo sin comprender o encontrarle algún sentido a este disque entretenimiento Regulus -dijo aburrido Severus mientras suspiraba por doceava vez.

Regulus veia con atención como iba la selección de equipo, se necesitaba excelencia aunque apenas si llegaban a decencia. -La diversión no necesita descripción sólo un poco de percepción.

-¿A eso le llamas consuelo?

-Lucius es un paranoico.

-Esos dientes gritan lo contrario.

Hace tres días, durante la práctica en el campo de entrenamiento una bludger choco en su dirección donde Severus estaba combinando unos polvos raros que le proporciono Slughorn. Regulus terminó con una contusión, a las 2 hrs este se levanto con un inusual apetito a todo aquello que tuviera color rojo. Así es, por un período dudoso Regulus tenía que soportar el instinto de un vampiro.

-No es como si me aventara en pleno juego a los jugadores de Gryfflindor sólo para chuparles el color de su túnica.

-De hecho, ya lo hiciste.

Y Regulus se soltó a rienda suelta a reírse mientras caía rendido en la grada acostándose de golpe.

Pobre Sirius, había sido su víctima al asustarlo, de pretender darle un mordisco amigable en el cuello.

Sino hubiera sido por el celoso territorial de Lucius a estas alturas su hermano estaría muy lejos del engreído peliplata.

Claro que le desagradaba, había sido su primer amor de su Remus, y eso no se lo perdonaba. A los Black aparte de la locura que los caracteriza muy dentro un profundo sentimiento de pertenencia les arraigaba la razón.

-Culpable querido -sonrió.

-Suerte la mía que no llevo conmigo nada de ese color.

Tomo su bufanda bajando los escalones de la grada de Slytherin.

-Si, lo llevas.

Declaró, sabía que a Severus una sombra lo perseguía. No fue el único que sufrió tal agradable cambio. Y una vez más volvió a reírse.

Severus logró escucharlo preocupándose por la poca cordura que le quedaba a su amigo.

Regulus aceptaba que era tan sencillo distraer a Severus, esperaba que no desperdiciara su oportunidad de dejarse probar.

[ . . . ]

El camino de regreso se hizo largo. Demasiado, ahora que lo pensaba Severus.

¿Desde cuándo su sembradío de Hagrid se encontraba cerca del campo de Quidditch?

¿Acaso se había perdido?

¿Por qué había un espantapájaros en medio del sembradío?

¿Y desde cuando se hacia tantas preguntas?

¿Era normal aquel tamaño de esas calabazas?

Tan grande como un maíz en plena cosecha y tan ancho como el ego de Dumbledore.

Y de pronto detuvo su marcha, sin embargo, el sonido de un andar se escucho cerca suyo.

No quiso preguntar si había alguien ahí, era ridículo. Por supuesto que había alguien, pero quién era la cuestión.

El grupito inepto de Gryfflindor no era; el pulgoso mimado se encontraba en la alcoba de Lucius. Remus apoyando a la profesora Mcgonagall y Pettigrew se encontraba en la enfermería con su guardia de turno irrevocable de Crouch.

Y Potter había pedido permiso para ir a casa, según Lily.

¿Acaso habría alguien que quisiera tenderle una broma?

No, nadie era tan idiota para dejar a la deriva a estas alturas su integración al mundo mágico.

Toco su varita dentro de su bolsillo de su túnica, preparándose para un esperado ataque.

Su respiración se agitó con el pasar del viento. Sus mejillas rojizas al igual que su nariz expresaba el frío que se empezaba a sentir. La tarde se acercaba y con ella el anochecer.

Bien, el miedo le estaba llenando el cuerpo. No espero un momento más y comenzó a caminar, viendo a sus lados tratando de ver algo más que las raíces de las calabazas del sembradío, ese espantapájaros nuevamente llego a él o al revés. A este punto ya podía comenzar a delirar.

Esto era un mal chiste de quien fuera, enserio de mal gusto.

-¡Tú! Quien quiera que seas, deja de cazarme y deja verte. Si he de morir por lo menos dame la cara maldito.

Y nada.

Absolutamente nada.

De repente el viento cambió de dirección, los pasos se volvieron difíciles de ubicar, su bufanda fue retirada de su cuello, del susto retrocedió dando de lleno al espantapájaros y tirandolo.

Su respiración se volvió frenética, dejando salir sus jadeos al tocar la figura debajo suyo.

Cuando giro, la figura misteriosa se encontraba delante suyo viéndolo fijamente saboreando lo que él había causado a su estoico y cruel novio.

-¡James!

-¡Te atrape!

Y sin más lo mordió.

Ese día no sólo Regulus sufrió la exposición de aquella combinación esplendida, James al llevarlo en brazos por pedido de Severus dejo impregnado un poco de aquella sustancia, los cambios a comparación del 1ero, fue paulatino, pero más intensos al...

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Ese día no sólo Regulus sufrió la exposición de aquella combinación esplendida, James al llevarlo en brazos por pedido de Severus dejo impregnado un poco de aquella sustancia, los cambios a comparación del 1ero, fue paulatino, pero más intensos al no haber sido diagnosticado y por ende tratado. Él no quería el color rojo sino la sustancia llamada sangre. Ahora Severus no sólo tenía una pareja inmadura sino a un compañero de vida y sangre.

[ . . . ]

FIN.

SlyGry - JeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora