4. Mansión 🗡

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09 de enero de 1919

Rondaban la temperatura de 3°C a 7 °C el amanecer había llegado y con el una llovizna que se tornaría para todo el día. Al atardecer la señora de la casa había entrado en labor de parto, el señor llamó a la servidumbre pidiendo que trajeran tan pronto como pudieran a la comadrona que asistiría a su esposa.

Su elfina Eira veia todo con cautela. Su amo le había prohibido entrometerse. Por más que lo había tratado de persuadir de dejarla ayudar su ama se lo prohibió rotundamente.

Hace un par de meses en su círculo íntimo de la familia habían empezado a llenarles con dudas sobre la magia y que esta afectaba el embarazo, sobre todo el parto. Temerosos que algo pudiera salir mal, recurrieron a tratamientos muggles. Lo que no le pareció a Eira que no eligieran a una enfermera especializada en la rama en el Hospital San mungo.

No entendía como su ama había dejado influenciar a tal grado de peligrar su vida sólo por habladurías de gente ajena a su estatus de sangre.

La gran Familia Sayre dudando de sus conocimientos por unos simples e insignificantes muggles. Su antigua ama, la madre de su amo tenía la razón, la Familia Prince traería nuevas ideologías y cambiaría las suyas, para desgracia.

Los dolores se intensificaron y el carruaje recién hacía su llegada trayendo a la afamada comadrona.

Que Merlín les brindará esperanza y alejara las malas energías del futuro heredero.

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El llanto marcó las 23:30 como su hora de nacimiento. El Sr. Quince por fin pudo respirar, el sangrado había parado por fin. Y su esposa empezaba a quedarse dormida del exhausto trabajo de parto. La comadrona hizo lo posible para sacar al bebé en buenas condiciones, sin embargo tenía que decirle al padre lo que tenia la cría.

Y esperaba que no terminará como muchos pidiéndole que desapareciera al infante.

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La Sra. Eileen descansaba en su habitación, respirando con tranquilidad. Soñando en ver a su bebé pronto.

Mientras tanto el Sr. Quince brindaba solo en su despacho, agradeciendo la suerte que le tocó. Su mujer había logrado sobrevivir mientras su hijo, su heredero lo sorprendió. El tiempo sabrá como esto les beneficiaria o en desgracia los pondría.

El pequeño retoño ya hacía jugando con su manitas, viendo a su al rededor

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El pequeño retoño ya hacía jugando con su manitas, viendo a su al rededor. Hace poco su ahora elfina Eira lo había alimentado y cambiado. Retirándose para ir a la cocina y alimentarse.

Dando las 3 am donde sólo las pocas gotas que aún transcurrían del cielo al suelo se oían, donde sólo el respirar de los adultos se escuchaban... una sombra salió del cunero del bebé.

Él fue desfigurado la sombra a una humana, una que tendría en dos décadas aproximadamente.

Con la cuál se atrevería a reclamar lo que venia a marcar.

Su mano se fue revelando con la luz de la flama del quinque que habían dejado colgado en la alcoba. Surcando la manta y el ropon que llevaba el retoño. Tan pulcro como la perla y tan apetitoso como su captura.

Con la garra del meñique hizo un corte en su palma izquierda donde marcó la iniciar del pequeño con su nacimiento y hora dentro de una flama. Ahora con la misma garra llena de su sangre hizo el trazo en la palmita del heredero Sayle Prince marcando con su sangre la fecha de su propio nacimiento en esa época y su nombre en la vela trazada. Cerrando el inicio con una gota de su sangre en la lengua de Severus mientras el chupaba la sangre obtenida de su manita. La vela se había hecho, el portando el pabilo y su pareja la parafina.

El bebe no sintió dolor ya que fue superficial, la marca se vería hasta que ellos se encontraran en el momento que él hacía lo quisiera.

Cuando la flama se encendiera en ambas palmas se formaría la vela ardiendo.

Así dando terminada su visita se despidió saboreando la sangre de su Severus.

La elfina apareció viendo a todas partes de la habitación olfateando un olor diferente al del usual. Vio al pequeño Severus sonriendole, ahora más tranquila lo arropó moviendo la cuna para así tratarlo de dormir.

James sólo reía mientras se alejaba del terreno, dejándose guiar a su nuevo hogar, que supone que seria menos de un siglo a lo mucho, eso esperaba.

James sólo reía mientras se alejaba del terreno, dejándose guiar a su nuevo hogar, que supone que seria menos de un siglo a lo mucho, eso esperaba

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FIN.

SlyGry - JeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora