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🤍Mi guardián 🖤

🤍Mi guardián🖤

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Desde antes de nacer cada alma que es mandada al mundo lleva un ángel asignado para su protección y cuidado en los primeros 16 años de vida, después de esa edad las almas ya son lo suficientemente maduras para cuidarse por sí solas.

Cuando el alma de Katsuki Bakugo fue mandada al mundo para vivir su primer vida humana, no iba acompañada de un ángel guardián, su guardián asignado fue nada más y nada menos que un demonio del inframundo. Para el pequeño rubio no era extraño ver al pequeño demonio con aspecto de humano pero con unas hermosas alas negras sobresaliendo de su espalda merodear a su alrededor todo el tiempo. Los guardianes toman la forma que creen les ayudará a establecer una conexión positiva con sus asignados o simplemente se mantienen cuidándolos a la distancia sin darse a conocer, en este caso el demonio eligió ir creciendo a su mismo ritmo para relacionarse con él.

-Oye Deku- el cenizo de 6 años se encuentra jugando en el patio trasero de su casa con una pelota que le han regalado sus padres. El hermoso demonio peliverde que tiene preciosas pecas en el rostro infantil de su forma actual lo mira atentamente para atender a su llamado -

-¿Qué pasa Kacchan?- se une a él para comenzar a aventarse la pelota el uno al otro-

-¿Tu vas a estar siempre a mi lado?- lo ve mirar a la nada, desafortunadamente sus padres son dueños de una famosa empresa de moda a nivel mundial, por ello no tienen nada de tiempo libre para cuidar de su hijo, dejándolo con una niñera a tiempo completo, la cual, por cierto, se la pasa durmiendo el 70% del día, si no fuese por Deku que lo protege, hace mucho que el pequeño rubio hubiera sufrido algún accidente o enfermado-

-Mi misión asignada es protegerte hasta los 16 años Kacchan, de ahí tendrás que seguir por tu cuenta - a pesar de tener el aspecto de un pequeño, su mente sigue siendo la de un adulto de algunos años más encima. -

-¿y si te pido que te quedes?- su infantil voz le llega al corazón-

-Si me pides que me quede, me quedaré- le dedica la más resplandeciente de sus sonrisas. Aunque en su interior sabe que conforme vaya creciendo las cosas entre ellos van a cambiar, es su primera vida humana, pero no su primera vida y en esa, jamás lo quiso cerca, su instinto le dice que lo mismo pasará-

-Entonces quédate Deku, te lo estoy pidiendo ahora- el pequeño peliverde se acerca hasta él para acariciar su mejilla, es lo más cerca que ha podido estar de él-

-No funciona así tonto, tienes que pedírmelo el día de tu cumpleaños 16, ese será el día en que mi misión acabe - asiente enérgico, convencido de que lo hará-

-Esta bien, esperaré hasta entonces-

Los años van pasando, el cenizo sigue sintiéndose afortunado de tener a Izuku de guardián, gracias a él se ha sentido acompañado y siempre tiene con quien hablar, su conexión se ha fortalecido con cada día que han pasado juntos.

Una noche cuando ya tiene 15, Katsuki se encuentra solo en su casa, sus padres le han dicho que tendrían que viajar durante un año entero, durante toda su vida ha deseado que por lo menos por una vez le dediquen un poco de atención, aunque internamente sabe que eso no pasará,  entre las prioridades de ellos no está atender a su hijo.  Sale al balcón para admirar el cielo estrellado, no le queda más que resignarse y disfrutar de lo poco que tiene, se recarga en el barandal, al mirar hacia el cielo observa una silueta que se acerca a gran velocidad, sonríe al reconocerlo de inmediato. Frente a él, Izuku se posiciona sobre el barandal manteniéndose ligeramente en el aire con ayuda de sus preciosas alas negras, las cuales mantiene extendidas, pues sabe que al cenizo le encanta admirarlas.