trece.

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Negativo.

Otro maldito negativo.

Rabioso, tiró la prueba de embarazo al basurero, mirando su reflejo en el espejo, y se encontró con su cara haciendo una mueca molesta y de ira.

Era la cuarta prueba de embarazo con resultado negativo y estaba a punto de romper algo debido a la frustración y la pena. ¿Por qué su cuerpo no podía quedar preñado? ¿Por qué no podía darle un bebé a Hyunjin?

Prácticamente hacía el amor con Hyunjin cada noche, dejando que anudara y se corriera en su interior. Incluso permitía que permaneciera dentro de él para aumentar las probabilidades de un embarazo, pero no pasaba nada. Su cuerpo no respondía. Su omega se negaba a otro bebé por ahora.

Su triste, herido y frágil omega no quería un bebé de Hyunjin, no hasta perdonarlo por completo.

Y Felix tenía miedo de que eso afectara a su relación con el alfa.

Iba a casarse en una semana. Luego vendría la luna de miel. Y después... ¿después qué? Hyunjin iba a querer bebés. Bebés que Felix no podía darle. Bebés que podía buscar en otra persona.

¿Y qué pasaría con él? ¿Con Jeongin?

¿Qué pasaría si a Hyunjin su alfa le decía que quería bebés y buscara a alguien más?

Felix tenía miedo de que eso fuera a ocurrir. Que lo abandonara por alguien que pudiera suplir sus necesidades. Por alguien que no llorara por un engaño, ni a veces le hiciera el quite por el sentimiento de traición que le embargaba.

Existían alfas que buscaban más de un omega como pareja, y temía que Hyunjin fuera uno de ellos. Felix no quería compartir a Hyunjin con nadie, lo quería sólo para él, para nadie más.

Suspiró, sentándose en la tapa del baño, y apoyó su cabeza entre sus manos. Segundos después, la puerta del baño se abrió.

—¿Mami? —balbuceó Jeongin con los ojos cerrados —¿Ocupao?

Soltó una risa cansada.

—No, no, ven, pequeño zorrito —murmuró Felix, causando que el bebé abriera los ojos y le sonriera, tambaleándose hacia él con sus manos extendidas.

—Innie, Innie —balbuceó el bebé, apoyándose en las rodillas de Felix—. U-e-mos.

Tomó a Jeongin en brazos, sentándolo en su regazo, y le besó la mejilla regordeta, causando que riera.

—¿A qué quieres jugar? —preguntó Felix, poniéndose de pie, Jeongin abrazándose a su cuello como un mono —Mmm... ¿y si vamos a jugar con Sung y Channie?

Jeongin lo miró, arrugando los labios.

—No —refunfuñó—. Tigo no más. Te estanio. Papá abu-i-o.

Le pellizcó la nariz, negando con la cabeza, y lo dejó en el suelo para darle la mano.

Jeongin no lo diría, lo negaría, pero Felix se dio cuenta de que su bebé estaba comportándose groseramente con Hyunjin, e incluso le hacía más pataletas que nunca.

Recordó de forma superficial la noche que pelearon, cómo Jeongin pasó sus manitos por las mejillas llenas de lágrimas de Felix. Una vez pareció calmarse un poco, el bebé le llenó la carita de besos, diciéndole llorando también que no llorara, que no quería verlo triste, y Felix tuvo que usar todas sus fuerzas para tratar de calmar sus sollozos.

Jeongin parecía más vengativo que él mismo con respecto a la pelea que tuvo con Hyunjin, pero si era sincero, no pensaba reprochárselo un poco.

—¿Y a qué quieres jugar? ¿A las escondidas? Mmm... —bajaron las escaleras lentamente, viendo a Jeongin ir saltando escalón por escalón—. Oh, pero ahora que lo recuerdo, teníamos que ir a retirar tu traje para la boda, Jeongin.

kilig ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora