dieciocho.

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Hyunjin estaba a punto de tener un colapso nervioso cuando marcó por décima vez el número de Felix mientras conducía, siendo mandado al buzón de voz, diciendo que el celular del omega estaba fuera de servicio o apagado. Terminó dirigiéndose a una de las direcciones de los amigos del chico, rogando a cualquier Dios que Felix estuviera allí para que así pudiera hablar con él y contarle toda la verdad.

Decirle que nunca lo engañó, que ese hijo no era suyo, que Minjeong estaba mintiendo y que ellos podían, de alguna forma, salvar su relación.

Hyunjin necesitaba verlo a los ojos y contarle toda la verdad para que así el dolor que sentía pudiera desaparecer, aunque fuera un poco.

Tocó la puerta del departamento, desesperado, y una chica –¿Haewon?– abrió con una expresión de sorpresa.

—Felix. ¿Está Felix aquí? —preguntó, respirando entrecortadamente.

La chica lucía confundida, atónita.

—¿Lix? No, él... —arrugó el ceño—, Felix no ha estado aquí desde que se fue con Younghoon.

No mentía, porque su alfa no percibió ningún aroma conocido en el departamento, ninguna presencia amada.

Asintió, girándose, pero antes de poder seguir caminando, la chica volvió a hablar:

—Eres su alfa —afirmó, y Hyunjin se detuvo, mirándola por sobre su hombro.

—Sí —murmuró, soltando el aire de su boca.

—¿Para qué lo buscas? —preguntó Haewon bruscamente —Creo que ya has hecho suficiente por él.

Su primera reacción habría sido mandarla al diablo, gruñirle en voz baja e intimidarla para que no le estuviera jodiendo, sin embargo, trató de controlarse y asintió, dándole la razón, porque la omega frente a él no mentía.

Fue incapaz de proteger la estabilidad emocional de Felix, fue incapaz de cuidar de él y de Jeongin, y fue incapaz de ser honesto con el único omega al que su alfa quiso.

—Necesito encontrarlo y... y decirle que...

Se quedó callado unos segundos.

¿Decirle que?

Le iba a contar la verdad, por supuesto, ¿y luego qué? ¿Qué le iba a decir? ¿Que le perdonara?

Puede que Hyunjin no se hubiera acostado con Minjeong, pero de todas formas, también le mintió a los ojos, le dijo cosas horribles y quiso fingir que nada malo pasó entre ellos, cuando la relación no estaba bien.

—Necesito decirle que lo amo.

Y su voz salió rota, destruida.

Haewon le miró en silencio antes de soltar un ruido despectivo.

—Como si eso fuera suficiente —dijo antes de cerrar la puerta.

Sí, a veces simplemente amar no era suficiente.

Pero trató de ignorar esa vocecita en su interior que le decía que se rindiera y salió del edificio, caminando hacia su auto.

Apenas se puso el cinturón, su móvil comenzó a sonar. Observó el número.

—¿Felix? —preguntó de golpe, con su voz teñida de esperanza.

Escuchó una respiración tras la línea; después, sólo silencio. Iba a volver a hablar cuando Felix contestó:

—¿Para qué me llamas? —preguntó con tono monótono.

—Necesito verte —se apresuró a decir atropelladamente, tan rápido que sus palabras eran apenas claras—, necesito estar a tu lado, mi amor...

kilig ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora